La política aerocomercial
de este gobierno nunca se
formalizó. No se conocieron
sus autores y tampoco
se convocó a colaborar
a empresarios locales y
sindicatos. Se implementó
de hecho, empezando por
permitirle explotar nuestro
mercado interno a empresas
aéreas extranjeras. Primero se le otorgaron rutas
a LAN PERÚ desde dos provincias a Lima, Perú; sin
contratar personal argentino. Luego, Avianca compró
la empresa MacAir, de la familia Macri, para empezar
a operar en el país. La chilena SKY Carlines, fue
autorizada a operar desde Córdoba a Chile. Air Europa,
volará desde Córdoba a Madrid. Esperan autorizaciones
Copa Airlines y Ryanair. A la vez, Aerolíneas
Argentinas y Austral están iniciando su proceso
de reestructuración y optimización. Luego de 25 años de pésimas administraciones (privadas extranjeras y
nacional estatal), teñidas de fraude y corrupción. La
última gestión pendiente de investigación. Desde el
2008 al 2015 se les dieron subsidios por U$D 5.000
millones, mínimamente para inversión, la mayoría para
cubrir el déficit operativo. El rojo heredado es de
$ 15.000 millones (U$D 1000 M) y la situación financiera
es crítica. Hay gran cantidad de facturas dejadas
impagas. El último balance fue el del 2013, se desconoce
si hay más pasivos ocultos y, si la auditoría encontró
desvíos de fondos públicos. Hay que reestructurar
la flota por una que economice combustible y
transporte la cantidad óptima de pasajeros y carga;
mejorar frecuencias y horarios; maximizar recursos y
realizar inversiones productivas genuinas. Un problema
de reestructuración y reactivación económica tan
complejo y arduo como el del país.
Es lógico que solucionarlo: sanear, reactivar y expandirse,
lleve de tres a cuatro años, con resultados
concretos verificables en cada etapa. La nueva presidenta,
impulsa un proyecto realista de ordenamiento
financiero con crecimiento productivo y comercial.
Gastar lo necesario bien, y generar más ingresos. Lo
hace pidiendo colaboración al personal y los gremios,
que no cogobiernan, si no que dialogan y colaboran
aportando ideas y proyectos, mediante un ámbito
de encuentro. Lo mismo que prometió el Presidente
cuando asumió, y que no debería fastidiarle cuando
se lo practica. De un déficit de U$D 1000 M reducirlo
en el primer año a U$D 420 millones, como fue lo
acordado en abril entre empresa y gobierno, es más
que virtuoso, implica recortar gastos innecesarios y
aumentar productividad y ganancias. Pero, 15 días
después de manera autoritaria, inconsulta y verticalista,
desde el ejecutivo se lo redujo draconianamente
a U$D 260 M., cuando ya se gastaron U$D 150 M.
Quedarían U$D 110 M. para el resto del año. Imposible
de lograr sin un violento achique empresarial de rutas
externas e internas y de personal, sea cual fuere su
productividad.
Equivale a impulsar la desaparición de ambas empresas,
o reducirlas a una expresión irrelevante. A hacerlas
insostenibles, no sustentables. Agravado, porque
desde hace 5 meses se les está restringiendo pasajeros
e ingresos de su mercado interno, con la fuerte
competencia extranjera que se permitió ingresar.
Están haciendo competir una hormiga –débil- con un
oso. Si fuera tan fácil bajar el déficit, por que el gobierno
no reduce el déficit fiscal a una cuarta parte
este año, o la inflación a un dígito luego de recibir una
herencia acumulada del 700%. Ni en el país ni en una
empresa pública igualmente arrasada, se puede hacer
magia.
…Se equivocarían en mucho el presidente, su
Dream Team de CEOs y su asesor de imagen,
si creen que eliminar o reducir a una mínima
expresión a Aerolíneas Argentinas y Austral, les
va a otorgar mayor popularidad y gobernabilidad.
Sin duda, las dos empresas deben y pueden ser eficientes,
competitivas y dar ganancias, o al menos no
dar pérdidas; pero para conseguirlo sin extinguirse, es
indispensable que estén en condiciones de competir
en los mercados: saneadas financieramente y reactivadas
en lo productivo y comercial. Es posible, también,
generar nuevos e importantes ingresos creando
Aerolíneas Cargo, para llevar la carga argentina dentro
y fuera del país; como ahora lo hacen American Airlines,
LAN, Avianca e incluso la recién llegada Air New
Zeland. Creando Aerolíneas Técnica -como existe en
las principales aerolíneas del mundo-, una unidad de
negocios para brindar servicios de mantenimiento y
reparación a empresas aéreas, dentro y fuera del país.
El Estado, como dueño, debe invertir productivamente.
Cambiar dineros públicos destinados a gastos por
pérdidas, por dineros para producción en la industria
aerocomercial y aeronáutica.
No solo la inversión en infraestructura genera riqueza
y empleo.
Es falso y demagógico, afirmar que se le quita dinero
a Aerolíneas “para no subsidiar a los ricos,
y beneficiar a los pobres”. Hace décadas que el
transporte aerocomercial lo usa masivamente la
sociedad. Esa clase media que le dio el triunfo a
Cambiemos. Los ricos viajan en aviones o helicópteros
privados. Si fuera un lujo de ricos, de pocos,
no habría tantas aéreas extranjeras ávidas por venir
a explotar el mercado argentino. No tenemos
42 millones de ricos. Subsidiar a los ricos es quitar
retenciones a la gran minería, y bajar del 50%
al 20% el impuesto a los autos de alta gama. Se
equivocarían en mucho el presidente, su Dream
Team de CEOs y su asesor de imagen, si creen que
eliminar o reducir a una mínima expresión a Aerolíneas
Argentinas y Austral, les va otorgar mayor popularidad
y gobernabilidad. La sociedad argentina
demostró elocuentemente, que en absoluto quieren
la eliminación o empequeñecimiento de ambas
compañías. Como tampoco, quieren que se les
robe sus impuestos despilfarrándolos en ellas por
ineptitud y corrupción. Al igual que con el país, el
desafío para un gobierno probo y de excelencia, es
cambiar radicalmente sus realidades y hacerlas sólidas,
competitivas, rentables con crecimiento autosostenido.
Para liquidar empresas, no se precisa
ningún Máster en Harvard, cualquier burro o malicioso
puede hacerlo.
Aerolíneas Argentinas va a ser el caso testigo, de
lo que el Gobierno pretende y pueda hacer con la
Argentina. De Ud. depende Presidente Macri.
Ricardo Cirielli, Secretario General
* Este artículo fue publicado en Perfil el domingo 15-5-16
Junio 2016
Ricardo Cirielli
Secretario General