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21/04/2012 Diario Perfil

La expropiación de YPF dividió más a los sindicatos del sector hidrocarburífero

El grupo que representa a los privados, paradójicamente, apoya el plan del Gobierno. Los ex estatales, peleados con los estacioneros, lo rechazan.

El mundo sindical de los petroleros recién se está acomodando al nuevo escenario impuesto por la estatización de YPF.

El convulsionado mapa gremial de un sector fragmentado por internas y pujas por el encuadramiento de los trabajadores evalúa la incidencia de la salida del grupo español Repsol y el ingreso del Estado Nacional y las provincias como accionistas de la petrolera, y sus consecuencias no sólo en el futuro de la compañía y las fuentes de trabajo, sino también en el esquema de poder de los sindicatos.
Los petroleros están divididos en tres gremios mayoritarios: el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, al mando de Guillermo Pereyra, aliado de Hugo Moyano; el Sindicato Unido de Petroleros e Hidrocarburíferos (Supeh), de Antonio Cassia; y el Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de servicio (Soesgype), del barrionuevista Carlos Acuña. Todos se encuadran bajo la Federación de Trabajadores Petroleros. El proyecto de ley para expropiar el 51 por ciento de las acciones que Repsol tiene de YPF contempla la participación sindical en el directorio. En el nuevo esquema, de los 17 miembros se repartirían cinco para el Gobierno, tres para las provincias y uno para los obreros.

Facciones. Pereyra, de los petroleros privados, es el de mayor presencia sindical. Concentra el 60 por ciento de los trabajadores y es uno de los dirigentes más fieles a Moyano, lo que lo posiciona equidistante al Gobierno y replegado de la pelea entre el oficialismo y Repsol. El sindicalista sólo adelantó que está a favor de la estatización, pero dijo que su gremio no participará del nuevo directorio de YPF.
Cassia, en cambio, es un aliado incondicional de Repsol. Antes de la privatización, el Supeh encuadraba a los petroleros estatales. Con el fin de esa era, la supervivencia de Cassia se vio garantizada cuando Repsol-YPF les cedió a los trabajadores de las estaciones de servicio la propiedad de la petrolera.
Eso le generó una interna feroz con Acuña, del gremio de los empleados de estaciones de servicio, quien reclama la afiliación de todos los expendedores de combustible.
Acuña, desde entonces, se enfrentó a Repsol y denunció que la petrolera producía cada vez menos combustible y privilegiaba la llegada de la nafta a las estaciones de su propiedad, perjudicando a los estacioneros independientes.
Cassia, que fue secretario general de la CGT entre 1994 y 1995, blanqueó esta semana su cercanía a Repsol cuando se manifestó en contra de la estatización y hasta defendió a la compañía. Hasta que el ministro Julio De Vido y Axel Kicillof le “garantizaron” la continuidad de los puestos de trabajo.
Luego de una reunión con ambos funcionarios interventores de la petrolera, Cassia dijo que “los puestos de trabajo están asegurados y existen perspectivas de crecimiento de la empresa, lo que redundará en más fuentes laborales, y esto es altamente positivo para transmitir a nuestros representados”.
Días antes, Cassia había salido en defensa de la empresa al asegurar que la compañía “hace inversiones y mantiene los precios más bajos del mercado”. Sin embargo, ahora apoya “la gran decisión de recuperar la soberanía energética”, y aseguró “todo el respaldo del gremio” al proyecto.

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