La Cámpora es un fenómeno político original que exigía una explicación editorial: fue impulsada por Néstor Kirchner; aún huérfana de representación territorial obtuvo espacios en la gestión y en las listas legislativas por decisión de Cristina Fernández de Kirchner, y es conducida a distancia por Máximo Kirchner, quien baja las órdenes a una "mesa ejecutiva" de cinco operadores.
Es decir, a diferencia del manual básico de cualquier grupo juvenil -como la propia JP setentista-, La Cámpora se organizó desde el poder y comenzaron a producir militantes hacia abajo con una velocidad que sólo pueden imprimir las partidas presupuestarias del Estado.
Pero: qué piensa La Cámpora, qué proyecto tienen, con qué prácticas los motorizan, cuál es el origen y la formación política de sus líderes, era una información que se perdía en la masa discursiva multiplicada desde esferas oficiales y alimentadas por el secreto.
Ese es el enigma que devela la periodista Laura Di Marco en La Cámpora. Historia secreta de los herederos de Néstor y Cristina Kirchner que alcanzó el tope de los best seller, empujado, es cierto, por la "prohibición" interna que recomendó la agrupación.
El libro plantea los orígenes de los gestores camporistas, Andrés Larroque, Eduardo "Wado" De Pedro, Mariano Recalde, Juan Cabandié y José Ottavis, quien es el único, de todos, que previamente había trabajado "de peronista"; es decir, había militado en el duhaldismo y fue funcionario de Jorge Telerman en la Ciudad, antes de convertirse en hombre fuerte camporista, hoy en la legislatura bonaerense.
Con una prosa ligera y entretenida, Di Marco sostiene el relato con detalles biográficos de la cúpula, sus recelos internos, el verticalismo, los negocios personales, sus intervenciones en el conflicto con el campo y la Ley de Medios y aterriza con eficacia en sus territorios, como Canal 7, Aerolíneas Argentinas o el ANSeS, entre otras gerencias.
Sin embargo, los análisis históricos sobre el peronismo de los ?70, la idea de "pensar La Cámpora", interpretarla, Di Marco decide delegarla a politólogos e intelectuales . Quizá con esta decisión se haya querido dotar al texto de una mayor capacidad argumentativa, que se logra con algunas voces, pero su reiteración por momentos lo transforma en un tratamiento "demasiado científico" para el objeto en cuestión.
El acierto de "La Cámpora", sin dudas, está en la oportunidad y en la revelación de los misterios. Incluso el libro respira mejor en boca de sus propios protagonistas, que hablaron con la autora en religioso off the record, y que permite pensar que el secreto camporista tenía por finalidad ocultar ciertas inconsistencias políticas que quedan bien reflejadas en el libro.
Nadie duda que La Cámpora es un fenómeno del oficialismo, más allá de su creación ad hoc, en el que todo está por hacerse. Ni que el fervor militante, que se expresó después de los funerales de Néstor Kirchner, sentó bases a futuro en sectores juveniles antes despolitizados. Pero sólo con el paso de los años se verá si, el día que les toque estar en la oposición y sin presupuesto estatal como tabla de respaldo, su dirigencia podrá llegar a sostener una épica y un discurso con la misma fe.
