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22/04/2012 Informadorpublico.com - Cable

Para los macristas, Kicillof es yuppie, populista y farsante

La expropiación de YPF es otro zarpazo del kirchnerismo en busca de más caja para sostener un modelo subsidiado, sin trabajo productivo, con subempleo y pobreza. Como una burla presidencial, los rostros visibles de la expropiación son Julio De Vido y Axel Kicillof. Una burla inadvertida por los aplaudidores oficialistas y por una oposición de brazos caídos. De Vido es el ministro responsable del desastre energético de los últimos nueve años. Kicillof, el encargado de finanzas de Aerolíneas Argentinas que nos ocasiona una pérdida de dos millones de dólares diarios. ¿Puede el zorro custodiar las gallinas?

Mauricio Macri ha sido claro y contundente: “El centro del debate no debería ser si YPF tiene que ser privada, pública, argentina o extranjera, sino por qué fue un fracaso la política energética y la Argentina perdió el autoabastecimiento y tiene hoy que importar energía”. Pero la propaganda y el relato oficial conminan a la sociedad a dirimir la cuestión con ímpetu de nacionalismo chabacano, como si de un plumazo y tomando por asalto a la empresa petrolera fueran a resolverse los problemas.

“Con la expropiación va a quedar nuestra palabra devaluada producto de que los mismos que en 1992 decidieron privatizar YPF hoy deciden estatizarla”, afirmó Macri. No es para menos. El kirchnerismo en un acto propio de pistoleros intervino la empresa y echó a sus directores sin que todavía se haya sancionado la denominada ley de soberanía de hidrocarburos. Tampoco se respetó el estatuto de YPF que establece que para adquirir más del 15% de las acciones de la compañía es obligatorio convocar a una oferta pública por todas ellas. Como frutilla del postre pulverizó los tratados bilaterales firmados con España y violó una vez más la Constitución Nacional que garantiza la propiedad privada.

Luciendo patillas menemistas y un discurso recargado para disputar espacios estudiantiles con Franja Morada, Kicillof aseguró en el Senado de la Nación que “a YPF le va a pasar lo mismo que Aerolíneas Argentinas”. Se sinceró el “compañero”. Es decir, que la petrolera va a convertirse seguramente en un aguantadero de La Cámpora, otro agujero negro que pagaremos todos los argentinos con más exacciones impositivas. Por eso Mauricio Macri afirma que dentro de un año el país en materia energética estará peor y que este atropello kirchnerista va en contra del interés nacional.

Kicillof es un YPF (yuppie populista farsante) que nos quiere enroscar la víbora. Nada dice que la expropiación a YPF se hizo con el respaldo legal de una norma del genocida Jorge Rafael Videla. Sin embargo, ha cautivado a los desprevenidos y a los que se venden por un plato de lentejas. Ante sus amigotes confiesa que la tiene hipnotizada a la Presidenta con su teoría económica saqueadora (lo mismo solía decir Amado Boudou en sus buenos tiempos de guitarra y rock and roll). Pero a nosotros no nos va a engañar con sus trapisondas verbales, que apenas son sofismas para rapiñar sueldos y hundir al país en la desconfianza internacional.

Tenemos que pararle el carro a esta asociación ilícita disfrazada de militancia progresista. Sabemos que la corriente triunfalista juega a favor de los kirchneristas, aunque su efecto es de efímera duración. Nosotros como el salmón nadamos contra la corriente. Y gracias a ese esfuerzo vital y de profunda pertenencia política a un proyecto superador, nos hemos convertido en la única alternativa real para el 2015. Mientras los demás partidos se mezclan y confunden con el populismo autoritario, enarbolando banderines desflecados, dejándose arrastrar por medidas intervencionistas al servicio de un Gobierno que ha sometido el Estado a su exclusivo interés partidista, aquí estamos más firmes que nunca convencidos de que Mauricio Macri será el próximo presidente de la República Argentina.

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