Los detalles no se conocen, pero la propuesta de unir Buenos Aires con la capital de las islas Malvinas se ha concretado. La Presidenta lo había anticipado y ayer la embajadora Alicia Castro la entregó en el Foreing Office, la Cancillería británica. Planteó, además, reactivar la comisión bilateral sobre pesca que tenía reuniones periódicas hasta que Néstor Kirchner decidió congelarla.
Londres ha respondido, por ahora, que trasladará a los isleños el planteo argentino . De ellos depende, entonces, si se acepta o no que Aerolíneas Argentinas vuele, como lo hizo históricamente LADE, directo a las islas en disputa .
Los deseos de los isleños o sus intereses, dos palabras claves con significado diferente, resumen el desenlace de este conflicto, una rémora del colonialismo británico.
Hay que volver a recordar que Margaret Thatcher, luego de la guerra de 1982, les otorgó a los habitantes de Malvinas la ciudadanía británica. En teoría, ese paso convirtió la disputa en bilateral entre Londres y Buenos Aires.
La realidad, sin embargo, es otra. Los isleños, más aún luego de la guerra, plantean cada vez con mayor vigor no sólo su interés de seguir siendo británicos sino que pretenden autodeterminarse y pertenecer al Commonwealth.
Tienen autonomía económica y la defensa está a cargo de Londres.
Hasta ahora, un vuelo semanal de LAN une las islas al continente. Una vez por mes, hace escala en Río Grande. Los isleños están cómodos con esa conexión aérea.
La propuesta argentina puede ser vista como la primera oferta concreta de descongelamiento en mucho tiempo. Se desconoce si el plan que Castro entregó en Londres tiene condicionamientos, es decir que los vuelos queden supeditados a que se reanude el diálogo sobre la soberanía de las islas . Esta condición ya ha sido rechazada expresamente tanto en Londres como en Malvinas.
Para los intereses de los isleños es claramente una oportunidad .
Pero, ¿qué dirán sus deseos?
