El camionero cree inevitable la ruptura. Una opción es que Caló no compita y se escinda con el ala más kirchnerista. La otra, que compitan y que el perdedor quiebre la central.
Entre amigos. Rodeado por todas las vertientes del gremio de camioneros, Hugo Moyano celebró con la rama de recolectores de residuos el jueves en Parque Roca.
Después del acto del jueves en Parque Roca, Hugo Moyano cree que la unidad de la Confederación General del Trabajo es una “fantasía” y ya piensa en la ruptura de la central obrera. “Va por todo o por nada”, explican en el entorno del líder sindical a quien ven convencido de su propio triunfo en la elección gremial de julio.
“No tiene los huevos para sacar un 25% de aumento y quiere manejar la CGT”, es una de las frases que usa Moyano cuando se refiere a Antonio Caló, el líder metalúrgico que de la mano del kirchnerismo puede pelearle la conducción.
“Hugo está confiado porque siente que no tiene rival y los que le van poniendo, como Caló o Héctor Daer (Sanidad) –un dirigente aliado de los Gordos que comienza a sonar como candidato–, no le pueden competir y eso lo tranquiliza”, sostiene un hombre cercano al camionero.
Moyano cree que la unidad de la CGT es imposible. “No cree volver a conducir una CGT unida, porque el nivel de enfrentamiento es muy grande. Hugo no se imagina sentándose en una mesa con los Gordos y Luis Barrionuevo. Además los Gordos pegarían un portazo si es electo una vez más”, sostiene un moyanista.
Sin embargo, su propio entorno no comparte el optimismo que derrama sobre la elección de la confederación. “Estamos en la etapa en la que recién se están repartiendo las cartas y todavía no podemos asegurar que vayamos a ganar la CGT”, dicen los más pensantes del sector camionero.
El líder sindical podrá medir lealtades y traiciones antes de la elección en la CGT, cuando en mayo se renueven las autoridades de la CATT (Confederación de Trabajadores del Transporte). Allí, el líder de los taxistas, Omar Viviani, deberá definir su posición. Sucede que este hombre, que fue uno de los dirigentes más cercanos a Moyano, dio muestras de un posible despegue desde que el camionero se convirtió en un adversario kirchnerista.
Los ferroviarios, que este año se organizaron por primera vez en un bloque gremial –la Federación Ferroviaria Argentina que encabeza Omar Maturano, otrora aliado de Moyano–, todavía dejan en duda si van a prestar su apoyo a Moyano en la CGT.
En la elección de la CATT, el 28 de mayo, Moyano al menos podrá medir cuántos aliados le quedan y qué tan enfrentados están los gremios del transporte con el Gobierno. Desde el moyanismo aseguran que Viviani acordó con el titular de la CGT dejarle el cargo de la CATT, ya que éste se convertiría en un puesto político y gremialmente clave en caso de llegar a perder la central obrera. Pero desde la CATT le bajaron el tono a la hipótesis moyanista y aseguran que Moyano no tiene intenciones de dirigir la confederación porque apunta a seguir al mando de la CGT. Admiten, sin embargo, que hubo un intento de armar una segunda lista encabezada por Jorge Pérez Tamayo (Pilotos), pero desistió rápidamente ante la falta de apoyo. La CATT está integrada por alrededor de 35 gremios del transporte, de los cuales sólo ocho tienen peso en la toma de decisiones. Según fuentes no moyanistas de esa entidad, Viviani será reelecto como secretario general y Roberto Fernández (UTA) –aliado de Barrionuevo y enfrentado al Gobierno– ocuparía el segundo lugar.
“A último momento decidiremos a quién apoyar. A nosotros Moyano nunca nos dio nada, pero los Gordos tampoco”, contó a PERFIL un dirigente de la CATT.
