Desde hace 30 años denuncia que la dictadura lo despojó de su banco; y hoy, quiere que el viceministro lo reciba, en el marco de su investigación por delitos económicos.
Por lo general, cuando alguien se beneficia, siempre hay otro que sale perjudicado. Mientras Axel Kicillof impulsa una investigación contra los empresarios que lucraron gracias a la dictadura, Eduardo Saiegh quiere relatarle al viceministro de Economía la otra cara de la moneda: la de quienes perdieron. Hace 30 años, este arquitecto y empresario comenzó un largo periplo judicial, denunciando que a través de una maniobra pergeñada por el entonces ex vicepresidente del Banco Central, Alejandro Reynal, lo obligaron a firmar la autoliquidación del Banco Latinoamericano, del cual era el fundador y accionista mayoritario. En juego, argumenta, estaba la estatización de Austral Líneas Aéreas, que dependía de las acciones en manos de su entidad.
Al final firmó su "acta de suicidio", como Saiegh la describe. Lo hizo luego de ser secuestrado y torturado. Hoy, con el acompañamiento de la Secretaría de Derechos Humanos, promueve una causa penal que podría llevar al ex ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, a la cárcel. Hace pocos días, este ex banquero -hermano de Miguel Saiegh, un dirigente kirchnerista bonaerense- se metió en la mitad del escándalo Ciccone, al pedir el juicio político del fiscal que investiga al vicepresidente Amado Boudou. El apartado juez Daniel Rafecas llevaba su caso, hasta que la Cámara Federal se lo trasladó a Norberto Oyarbide.
-¿Por qué la dictadura quería quedarse con su banco?
-Me secuestran el 31 octubre de 1980, cuando habían venido dos franceses del Crédit Lyonnais para auditar el Latinoamericano, que yo pretendía vender. Mientras me mantuvieron cautivo, presentan la carta de intensión en el Banco Central para anunciar que el Banco Francés iba a comprar el Torquinst. Necesitaban compradores para esa entidad porque si se caía, peligraba todo el sistema financiero. Ese era uno de los objetivos. El otro, era para poder afanarse las acciones de Austral (Líneas Aéreas), que poco antes habían pedido su estatización y nosotros éramos los únicos acreedores privados. Cuando tomaron el banco, a las 48 horas las acciones habían desaparecido.
-¿Bajo tortura firmó la autoliquidación?
-El 7 de noviembre me soltaron, gracias a que negocié mi vida. Me sacaron todo, me desapoderaron de todo. Entonces Reynal pidió la autoliquidación voluntaria. Firmarla era mi acta de suicidio pero estaba de por medio la vida de los directores y de sus familias.
-Su caso tiene similitudes con la denuncia de Lidia Papaleo, la viuda de David Graiver, por Papel Prensa...
-Me lo han dicho. Pero la diferencia con Graiver es que yo no tenía plata de Montoneros. Al contrario, en el Latinoamericano había depósitos de la mujer de (el ex presidente de facto, Jorge Rafael) Videla. Acá estaban en juego 300 millones de dólares. Con el de la Italo, fueron los dos grandes negociados de la dictadura. Con mucho tino, Kicillof ahora los va a sacar a la luz.
-¿Piensa reunirse con el viceministro?
-Ya pedí una entrevista con él. Quiero ver si ellos apuntan contra los empresarios que apoyaron financieramente al proceso o aquellos que en sus empresas usaron métodos represivos. ¿Pero y los perjudicados dónde estamos? Fuimos muy pocos y ahora quedamos menos. Yo le quiero preguntar a Kicillof si el Banco Central sabe que Reynal, que hoy tiene un banco (el Merchant Bankers Asociados), tiene pedido de captura.
-¿Tiene fecha de reunión?
-Es muy reciente. Dejé el mensaje en la Casa Rosada porque quiero colaborar con ellos. Tengo mucho para contar. Nadie investigó ni juntó el material que yo recabé en estos 30 años. Quiero colaborar con el Gobierno porque el Gobierno está colaborando conmigo. La secretaría de Derechos Humanos es co-querellante en la causa.
