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La CGT oficialista exige el pago de la millonaria deuda y amenaza con realizar protestas
Por Nicolás Balinotti
A la CGT kirchnerista le cuesta mantenerse alineada con la Casa Rosada. Una tropa de gremialistas asistirá esta tarde a la Superintendencia de Servicios de la Salud (SSS) para intentar agilizar el pago de la deuda que el Estado mantiene desde hace años con las obras sociales sindicales. Según la central obrera, el Gobierno debería distribuir unos 15.000 millones de pesos que se atesoran en el Fondo de Redistribución Social (FRS) como aporte de los salarios de los trabajadores.
La puja por el dinero de las obras sociales es uno de los puntos que unifican las demandas de todas las centrales obreras. Coinciden con esta vieja exigencia desde la CGT opositora de Hugo Moyano y de Luis Barrionuevo hasta la CTA disidente de Pablo Micheli y la kirchnerista de Hugo Yasky.
Por la CGT oficialista, el dirigente estatal José Luis Lingeri encabezará hoy la comitiva gremial. El gremialista estatal de Obras Sanitarias es un especialista del tema: estuvo al frente de la SSS durante el menemismo. Hace tres semanas, en el plenario de autoridades, Lingeri entonó furiosas críticas contra Liliana Korenfeld, una kirchnerista de la primera hora que la Presidenta ubicó al frente de la SSS hace menos de un año. También el gremialista fue filoso "con los chicos de La Cámpora", a quienes acusó de "colonizar" los cargos estatales. Pero lo que más destacó fue que el Gobierno "no pensaba adueñarse del dinero de la salud y modificar el sistema actual".
Sin embargo, unos días después, Lingeri escribió todo lo contrario en un documento que distribuyó entre sus compañeros: los alertó sobre un posible avance estatal sobre las obras sociales sindicales, un plan que impulsaría el director del PAMI, Luciano Di Cesare. El mensaje de Lingeri envolvía más preocupación que certezas. De concretarse la iniciativa, en la CGT afirman que provocará un inevitable choque con el Gobierno.
"La trazabilidad de los medicamentos no se cumple porque el sistema no está digitalizado. El Gobierno pone cada vez más obstáculos para pagar los reintegros por cada expediente. No garantiza transparencia, sino que está empiojando el sistema para no pagar un peso a los gremios", dijo ayer a LA NACION un referente de "los Gordos" (representante de los grandes gremios).
El retraso de los pagos por parte de la SSS y el atesoramiento por parte del Estado de los fondos del FRS está generando complicaciones en las finanzas de todas las obras sociales sindicales. "Estamos con la soga al cuello", exageró un dirigente. Al gremio que más dinero le adeudan es al de Comercio, de Armando Cavalieri, que reclama unos 200 millones de pesos, aproximadamente. Sin embargo, en las últimas semanas, Cavalieri bajó el tono de sus quejas. Se debió a las recientes intervenciones a su favor del Ministerio de Trabajo en las disputas por encuadramiento que sostiene con los camioneros de Hugo Moyano.
No es nueva la disputa de la CGT oficialista con Korenfeld. Un historial de gritos y tensiones antecede a la cumbre de hoy, en los despachos del tercer piso de Sáenz Peña 530. La pelea por dejar sin efecto la medida que les quitaba servicios a los afiliados con discapacidad avivó las sospechas que tienen los gremialistas sobre los funcionarios kirchneristas que administran el sistema de salud.
"Si Korenfeld no nos da una señal de que la situación va a cambiar, estamos dispuestos a protestar en la Superintendencia", advirtió un gremialista. Una medida similar habían adoptado los opositores Moyano y Barrionuevo el año pasado.
En pie de guerra para defender sus fondos, la CGT kirchnerista espera ansiosa hoy un gesto desde el Gobierno. Consideran que un avance estatal sobre los obras sociales los empujaría a un inevitable quiebre en su alineamiento con la Casa Rosada. Las tensiones se agudizan en medio de un año con elecciones y con la mayoría de las negociaciones salariales sin resolverse.
