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26/11/2013 - La Nación - Nota

Opinión - Pag. 20

Cada vez más indefensos

Editorial II

El Gobierno impidió la participación de la Fuerza Aérea en una maniobra internacional, al no enviar a tiempo el pedido de autorización al Congreso

La Fuerza Aérea Argentina no pudo participar en Brasil en la séptima edición del Cruzex 2013, la mayor maniobra aérea militar conjunta de América latina en la que intervinieron 89 aviones, nueve helicópteros y más de dos mil militares de varios países de la región y también de los Estados Unidos y Canadá.

Según averiguó este diario en fuentes parlamentarias, la ausencia de los pilotos y aviones argentinos se debió a problemas "administrativos y burocráticos" porque el Congreso no llegó a autorizar la salida de las aeronaves al exterior ante la demora del Gobierno en enviar el expediente, trámite que quedó fuera de plazo.

De ser ésa la razón, estamos ante una inexcusable distracción del Ministerio de Defensa, que no sólo encierra un desplante a la hermana nación del Brasil sino que -lo que es más grave aún- redunda en perjuicio de la capacitación de nuestras Fuerzas Armadas, un punto crítico en materia de Defensa desde hace varios años y que se agrava cada vez más.

La ley que regula el ingreso de tropas extranjeras al territorio nacional y el egreso de las fuerzas nacionales establece que el Poder Ejecutivo debe enviar en marzo de cada año el programa de ejercitaciones. Pero en este caso, el pedido de autorización ingresó el 10 del mes pasado en la Comisión de Defensa Nacional. De este modo, la Argentina tuvo que cancelar a última hora su participación.

Algo similar ocurrió en 2008, cuando nuestro país no pudo participar del mismo operativo debido a que el proyecto con la autorización no se trató en la Cámara de Diputados luego de aprobarse en el Senado. Las decisiones sobre operativos fuera del país dependen del Ministerio de Defensa, que encabeza Agustín Rossi y que en su página web subrayaba la importancia de asistir a este tipo de entrenamientos.

Tampoco hay que descartar que la participación de los Estados Unidos en el operativo haya tenido un efecto disuasivo en el Gobierno, que hace años enfrió la colaboración militar con Washington luego de la inexplicable ofensa inferida por el canciller Héctor Timerman. El propio Ministerio de Defensa ha reconocido que decidió minimizar la interacción con Washington a la espera de la finalización del proceso de negociación de un nuevo acuerdo que regule las relaciones bilaterales en materia militar y de defensa.

De todos modos, cuesta creer que ésa haya sido la razón, pues en las maniobras en las que no participó la Argentina, sí lo hizo Venezuela, que mantiene una pésima relación con Washington.

Fuera cual fuera la razón, lo cierto es que se ha privado gratuitamente a nuestra Fuerza Aérea de una excelente oportunidad para capacitarse en contacto con los aviadores militares de la región y de países más avanzados en materia de tecnología bélica, como los Estados Unidos y Canadá. En realidad, debido a los retrasos presupuestarios, tanto los equipos como el entrenamiento de nuestros militares colocan a nuestras Fuerzas Armadas a la zaga de varias de sus similares en la región. Por desgracia, se trata de una política que se ha mantenido durante el kirchnerismo, y en ella se inscribe este imperdonable episodio.

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