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La CGT opositora y los gremios del transporte acordaron una huelga; se plegaría la CTA
Por Nicolás Balinotti
| LA NACION
A Hugo Moyano y Luis Barrionuevo les faltaba escuchar en persona el malestar de todos los jefes de las seccionales de CGT para confirmar lo que se sabía de antemano: que iban a activar un paro general por 24 horas "en contra del ajuste del gobierno nacional". La fecha de la medida de fuerza se definirá en los próximos días, pero se especula que será en abril, antes o después de la Semana Santa.
Al tándem que conformaron Moyano y Barrionuevo se sumaron dos dirigentes gremiales de peso de la CGT oficialista, que encabeza Antonio Caló. Se trata de Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA). Con ellos dos, más el apoyo del sector disidente de la Unión Ferroviaria y de casi todo el arco sindical aeronáutico, el futuro paro tendría garantizado el acatamiento de gran parte del transporte público de pasajeros.
Con la fecha de la protesta por definirse, Moyano y Barrionuevo tenderán ahora puentes para sumar nuevos aliados a su desafío a la Casa Rosada. No descartan incorporar a más gremios de la CGT oficialista. Ayer, en el plenario que se llevó a cabo en Azopardo, se dio un primer paso: asistieron delegados de la UOM, Comercio y Luz y Fuerza. Todos ellos son sectores que se oponen a la cúpula nacional de sus organizaciones.
Se contempló, además, que podrían unirse al reclamo la CTA disidente de Pablo Micheli y diferentes sectores de la izquierda, cuyas bases, agrupadas bajo el rótulo de sindicalismo combativo, ya anunciaron jornadas de cortes y marchas "contra el ajuste" para abril.
"Seguro que vamos a contar con el apoyo de la CTA de Micheli, los ferroviarios de [Rubén] Sobrero, la izquierda y con [Carlos] "el Perro" Santillán. Vamos a hablar porque los reclamos son similares", dijo ayer Pablo Moyano, hijo del líder de la CGT opositora y número dos en el escalafón jerárquico de los camioneros.
La apertura del plenario fue como destapar una olla. Los planteos sindicales fueron casi idénticos: todos pidieron resolver la escalada inflacionaria, por paritarias libres y por la unidad del movimiento obrero. Fue el dirigente Horacio Valdez, del sindicato del vidrio, quien lanzó la moción del paro. "Resta definir la fecha y la modalidad", planteó. Su voz llenó con fuerza el salón Felipe Vallese. La moción se aprobó por unanimidad.
Antes de Valdez, había hecho vibrar a sus colegas Juan Carlos Schmid, que advirtió sobre "el riesgo cierto de la pérdida del empleo y la caída del salario" y pidió "salir a las calles".
Moyano y Barrionuevo coordinaron el plenario. Escenificaron con armonía su alianza tras años de desencuentros y de una furiosa rivalidad. Por eso no fue casualidad la intervención de Federico Sánchez, un moyanista de la Juventud Sindical, que rescató "la unidad, a pesar de los diferentes puntos de vista".
En su discurso, Barrionuevo apuntó "a los alcahuetes que cambian su opinión ante el llamado de la Presidenta". Fue un mensaje a sus colegas de la CGT oficialista.
Moyano no quiso prescindir de su condición de local. Eligió cerrar el plenario desde un balcón, hablándole cara a cara a la militancia camionera que lo vivaba desde la calle Azopardo. "Lanzamos un paro nacional de actividades", comunicó. Y de inmediato llamó a organizarse: "El día del paro que no se mueva ni un alfiler en el país".
