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11/05/2014 - La Nación - Nota - Economía - Pag. 1

Fin de fiesta en Córdoba: peligra el empleo y se desploma el consumo

La caída de la actividad industrial, y en particular del rubro automotriz, ya se siente en toda la economía de la provincia; los efectos podrían agravar los indicadores sociales

Por Alfredo Sainz

| LA NACION

CÓRDOBA.- A simple vista, entre el ritmo de los patentamientos de autos 0 kilómetro en Buenos Aires o San Pablo y las ventas de Marconetti, un tradicional almacén que desde hace más de 50 años funciona en el barrio cordobés de San Vicente, no parece haber una relación demasiada directa. Sin embargo, al mejor estilo efecto mariposa, la estrepitosa caída que sufrió l a demanda de autos en la Argentina y Brasil y que en las últimas semanas se tradujo en la suspensión de miles de operarios en casi todas las terminales de autos tuvo una repercusión directa en la clientela del almacén de los hermanos José y Víctor Marconetti, ubicado en la esquina de Cartechini y Entre Ríos, a poco más de 20 cuadras de la planta que comparten Fiat e Iveco en la localidad de Ferreyra, en el cordón industrial que rodea a la Docta.

"Mucha gente que compra acá trabaja en la Fiat y estamos sufriendo la crisis. El problema empezó un poco antes, cuando muchos de nuestros clientes empezaron a perder el presentismo y las horas extras. Pero se puso mucho peor con las suspensiones. El fiado se disparó y las deudas se acumulan y a nosotros ningún proveedor nos financia", explica José Marconetti.

La República de San Vicente -como ocurre en La Boca, es con ese nombre que a los vecinos les gusta que se conozca a este barrio del sudeste de la capital cordobesa- ya venía golpeada desde antes de que la industria automotriz pisara el freno, y no es casual que haya sido uno de los epicentros de los saqueos de diciembre último. Las cicatrices de esos saqueos están a la vista en las rejas que franquean el ingreso a cualquier comercio de la zona. Hasta no hace mucho, en San Vicente los vecinos sólo las conocían de verlas en los noticieros de la televisión, que mostraban lo que pasaba en territorios lejanos como Laferrère o Florencio Varela.

"Hoy, el fiado representa casi 20% de las compras que se hacen en los almacenes cordobeses, y lo más grave es que está aumentando mucho la morosidad y la incobrabilidad, dos índices que están muy ligados al empleo. Todavía estamos resistiendo y hasta ahora lo único que se ve son cada vez más negocios en los que trabajaba toda la familia y ahora deciden que un hijo deje el almacén y salga a buscar trabajo afuera. Pero si de acá a un mes no hay una inyección de dinero fuerte en el mercado, van a empezar los cierres de locales", advierte Germán Romero, gerente del Centro de Almaceneros y Autoservicios de Córdoba, que cuenta con más de 4000 comercios afiliados. Según su medición, este canal sufrió en abril un derrumbe de 17,4% en las ventas medidas en unidades, respecto del mismo mes de 2013. Como es un clásico en tiempos de crisis, la baja fue acompañada por un fuerte salto tanto en la morosidad como en la incobrabilidad de los clientes que anotan sus compras en las viejas libretitas de fiado.

La sensación compartida por muchos cordobeses -desde el taxista que tiene su base en el aeropuerto y se queja de la menor afluencia de ejecutivos y pasajeros de negocios a Pajas Blancas hasta las inmobiliarias, que no encuentran compradores para las torres nuevas que se levantan en el barrio de Nueva Córdoba- es que la fiesta que se dio de la mano de los incentivos al consumo y la soja se está terminando. Y que el fin llegó en forma mucho más abrupta de lo que se esperaba. Para entender el dramático cambio de escenario, lo mejor es mirar lo que pasó con la industria automotriz. Después de cerrar 2013 con un récord histórico de ventas, el sector -que es junto con el campo y la agroindustria uno de los tres pilares de la economía cordobesa- hoy enfrenta una verdadera tormenta perfecta. A los problemas que enfrenta la demanda en Brasil -en marzo los patentamientos en el socio mayor del Mercosur cayeron 15 por ciento- se sumaron factores locales, como la devaluación que impactó en el precio de los 0 kilómetro; el impuestazo que afectó a los modelos más caros, pero que derramó sus efectos al resto de la gama, y la disparada en la tasa de interés, que encareció el acceso a la financiación para adquirir cualquier bien durable.

En Córdoba, el parate de la industria automotriz trascendió rápidamente a las plantas que tienen Fiat, Iveco, Renault y Volkswagen, y se contagió a cientos de pequeñas metalúrgicas que son sus proveedoras. "Entre las autopartistas, por el momento no hay suspensiones oficiales, pero muchas empresas están mandando a los trabajadores a sus casas con permisos personales, y también hay despidos encubiertos que no se informan al Ministerio de Trabajo. La situación es muy preocupante y la desocupación en Córdoba ya está llegando a 10%", sostiene Rubén Urbano, titular de la delegación de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que cuenta con más de 17.000 afiliados en el cordón industrial de la ciudad.

El mal momento de la industria autopartista en particular y de la metalurgia en general es confirmado por los empresarios del sector. Según el relevamiento que realiza la consultora Economic Trends entre los propios empresarios, 55% de las metalúrgicas cordobesas informó una caída de la producción en el primer cuatrimestre del año, y 37% confirmó que a fines de abril estaba empleando menos trabajadores que un año atrás.

"Hay gente que dice que una caída de 35% en las ventas de autos no es tan grave porque se parte de un nivel de ventas y producción muy alto. Pero lo que no tienen en cuenta es que desde las terminales hasta las autopartistas y las empresas metalmecánicas, hicieron sus proyecciones, invirtieron en maquinaria y en capacitación de sus recursos humanos pensando en otro mercado. Además, no hay que perder de vista que en la provincia hay 2000 empresas que pagan «salarios UOM» y que en la inmensa mayoría son pymes, con menos de diez empleados. Para estas empresas, la disyuntiva que hoy enfrentan es trabajar a pérdida hasta esperar a que se recupere el mercado o asumir el costo de la indemnización y perder lo que invirtieron en capacitar a los empleados que hoy les sobran", explica Gastón Utrera, presidente del estudio cordobés Economic Trends.

Población vulnerable

Los problemas sociales de Córdoba no se pueden atribuir exclusivamente a las suspensiones de la industria automotriz. La falta de credibilidad de las estadísticas del Indec llevó al gobierno provincial a lanzar su propio Índice de Carencia. Según el nuevo indicador -que fue presentado hace un par de semanas-, 15% de los hogares del Gran Córdoba -un poco más de 71.000 familias- tienen ingresos por debajo de la línea de la pobreza, que fue fijada en 4129 pesos para una familia integrada por dos adultos y dos niños.

Si bien en los últimos años convivieron dos realidades muy diferentes -por un lado, los desarrollos de lujo que se multiplicaron en los barrios como Cerro de las Rosas o Villa General Belgrano, y por otro, los asentamientos de Villa Libertador-, el enfriamiento del consumo no parece distinguir entre clases sociales.

"Córdoba, al igual que Rosario, es una plaza muy sensible a la coyuntura social, y cuando hay cambios en el contexto económico y se producen problemas con el empleo, es la primera en reaccionar con una baja en el consumo", señaló Matías Montalván, gerente de Cuentas de Nielsen, que ya había alertado sobre que la provincia tuvo en 2013 una caída de 3,1% en el consumo medido en unidades, contra el crecimiento de 3,7% que se dio a nivel nacional.

"El deterioro no es nuevo y lleva más de un año. Lo primero que vivimos fue una desaceleración en el crecimiento de las ventas. Después se amesetaron y ahora directamente estamos enfrentando una recesión, con una caída en la demanda", coincide Víctor Lutti, director general de la Cámara de Comercio de Córdoba.

El enfriamiento del consumo en general también se tradujo en una multiplicación de locales comerciales vacíos, y la aparición de los primeros carteles de "se alquila" en las peatonales del centro de la capital como San Martín o Nueve de Julio, que históricamente se caracterizaron por tener un 100% de ocupación.

"La demanda está, pero el problema es que muchos comerciantes no se adecuaron a la nueva realidad del mercado y siguen pidiendo valores de alquiler como si no hubiera pasado nada. Hasta hace seis meses los propietarios estaban acostumbrados a pedir lo que no valían sus locales, porque tenían potenciales interesados en lista de espera que convalidaban cualquier precio. Eso ya no pasa más", señaló Martín Dahan, dueño de Meade Inmobiliaria y presidente de la Cámara de Corredores Inmobiliarios de Córdoba.

La situación es aún peor en el mercado de la vivienda. Las ventas de departamentos y casas cayeron más de 45% y de esta manera completaron un trimestre verdaderamente negro, con una baja acumulada de 44,2 por ciento, según la medición que realiza Economic Trends a partir de los datos aportados por los desarrolladores inmobiliarios locales nucleados en Ceduc.

Frente a esta multiplicación de indicadores preocupantes, el dato más positivo que ofrece la realidad cordobesa es la idea compartida por todos los niveles sociales de que no hay margen para una nueva explosión de violencia social, como la que se desató hace apenas cinco meses a partir de un reclamo salarial de la policía.

"Cuando se produjo el conflicto policial nos dimos cuenta de que la gente estaba muy cargada y explotó. Pero la misma sociedad se asustó después de los saqueos y creo que esto ayudó a que bajara la conflictividad salarial. Hoy la mayor preocupación de todos es ver cómo conservar el empleo", asegura José Porta, presidente de Porta Hermanos, una de las principales empresas de la provincia y la dueña del Fernet 1882, un verdadero símbolo de Córdoba.

Culpas nacionales, medidas locales

Sin distinción de clase social o pensamiento político, la mayoría de los cordobeses no duda en atribuir una parte importante de los problemas que enfrenta su economía a la discriminación sufrida por parte del gobierno nacional. Según la administración que lidera José Manuel de la Sota, el Gobierno de Cristina Kirchner castiga a los cordobeses, por su falta de alineamiento político, retaceando las partidas para su Caja de Jubilaciones, las inversiones en viviendas y caminos, y los fondos para salud y educación. Mientras tanto, el gobierno provincial puso en marcha un programa para reactivar el consumo local, el llamado Compre Córdoba, y el Banco de Córdoba lanzó un plan de compras de 20 cuotas sin interés con la tarjeta Cordobesa, que se propone "proteger el poder de compra de los cordobeses y reactivar el comercio local", según explicó el ministro de Industria y Comercio de la provincia Marín Llaryora. También habrá una línea de créditos del Bancor para comprar bienes fabricados en la provincia, como motos, autos y maquinaria agrícola, a largo plazo y con tasa de interés negativa.

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