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TAMBIÉN RECLAMARON AL GOBIERNO QUE CONTENGA EL AVANCE DE LA INFLACIÓN
La protesta de los gremios opositores no logró replicar el efecto político del paro nacional de abril. Escasa adhesión de sectores medios a la movilización sindical
ELIZABETH PEGER Buenos Aires
Como parte de su ofensiva de confrontación con el Gobierno, el sindicalismo opositor liderado por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo marchó ayer a Plaza de Mayo para exigir medidas contra la inseguridad y el avance de la inflación, aunque la protesta estuvo lejos de repetir el impacto político del contundente paro nacional del último 10 del abril, que permitió a ambos dirigentes fortalecer su posición en el enfrentamiento abierto con la administración kirchnerista.
Si la demostración de fuerza no fue todo lo que apostaban sus organizadores, en parte se debió a la ausencia de otros sectores gremiales que habían acompañado la huelga de un mes atrás, como la CTA disidente de Pablo Micheli y agrupaciones del sindicalismo de izquierda. Pero, sobretodo, porque la consigna de la lucha contra la inseguridad que Moyano y Barrionuevo sumaron como bandera a la convocatoria no logró la adhesión pretendida entre sectores de clase media e independientes.
Más allá de la decisión de no portar banderas ni identificaciones gremiales, el aporte central de la marcha se nutrió de las columnas de afiliados de los sindicatos que integran la CGT moyanista y la central Azul y Blanca, que lidera el gastronómico, además de los gremios del transporte, como la UTA y La Fraternidad. Esa situación, y el reconocimiento implícito de la dirigencia sindical opositora sobre sus dificultades de inserción en los sectores medios, reactivó ayer mismo dentro de ambas centrales los planteos por retomar su metodología tradicional de protesta, con la convocatoria a un nuevo paro nacional (esta vez de 36 horas) para renovar los reclamos al Gobierno. En esa línea, fuentes de la CGT de Moyano deslizaron que la medida podría concretarse durante junio, aunque admitieron que la circunstancia del arranque del Mundial de fútbol en Brasil podría complicar sus planes.
La movilización del sindicalismo opositor arrancó apenas después del mediodía y generó complicaciones en el tránsito en el centro porteño durante toda la tarde. Las columnas de manifestantes, encabezadas por los referentes de cada gremio, marcharon hasta la Plaza, donde se montó un escenario de espaldas a la Casa Rosada, que fue ocupado por un grupo de niños que portaban pancartas con los principales reclamos de las dos centrales sindicales.
Desde allí también se leyó el documento titulado “El desánimo de los argentinos”, en el que Moyano y Barrionuevo aseguraron que el Gobierno “está encerrado en su propio laberinto”.
El texto también convocó “a toda la sociedad” a sumarse a lucha para exigir respuestas por “la inflación, la pobreza y la inseguridad” y advirtió que “es urgente promover cambios para el futuro”. “Para nosotros la falta de seguridad ha dejado de ser un problema del oficialismo o de la oposición. La inseguridad perfora a todos los estamentos sociales, pero son los trabajadores, los pobres y los excluidos los que pagan el mayor precio”, señaló el documento leído por un locutor, y celebrado por el propio Juan Carlos Blumberg, abanderado del reclamo por mayor seguridad, mezclado entre los gremialistas.
Moyano y Barrionuevo no lograron contenerse y al final de la marcha subieron al escenario para pronunciar breves discursos.
“Los trabajadores saben quiénes son los dirigentes que jamás los vamos a defraudar”, afirmó el camionero antes de culminar el acto. Mientras su par gastronómico llamó a “bregar por la unidad del movimiento obrero”. Todo un desafío para una dirigencia sindical profundamente dividida entre centrales opositoras o aliadas a la administración kirchnerista.
Moyano: “Los trabajadores saben quiénes son los dirigentes que no los vamos a defraudar”
La movilización de ayer organizada por Moyano y Barrionuevo se concentró en Plaza de Mayo
