Siguiendo con la historia de frustraciones sobre el manejo de Aerolíneas Argentinas, muchos nos preguntamos si esta vez se tomará el camino correcto para que funcione bien y mejore en forma constante. No vendrán las soluciones de posiciones ideológicas o ingenuas justificaciones.Hace muchos años el padre del management, Peter Drucker, escribió: "... hay que entender que una empresa que pierde dinero se va a morir. No importa su nacionalidad o si es privada o estatal..."
Muchos de los que hemos pertenecido a la compañía estamos convencidos de los excelentes valores que impregnan su cultura. Lamentablemente estos valores se ven empañados por dos males internos: la exagerada pugna interna entre las distintas especialidades y la curiosa ausencia del valor productividad. Esto último como objetivo ausente de las distintas gerencias. Una idea a explorar, si se busca la economía de escala en esta actividad, de por sí costosa, sería incorporar esos objetivos. Además de la actividad de las llamadas "empresas vinculadas", se podrían crear tres unidades de negocios con objetivos propios: Operaciones, Mantenimiento y Línea Aérea. La primera, bien equipada, puede comercializar instrucción de vuelo "wet" a terceros (alquilar los simuladores con instructores propios, de manera que los pilotos de AA trabajen más). Mantenimiento puede vender servicios a terceros, una vez equipada y habilitada internacionalmente para hacerlo. La Línea Aérea debería optimizar programaciones, vender charters y buscar como el resto la plena utilización de sus recursos sobre la base de los convenios bilaterales no utilizados y a las necesidades internas.
Aerolíneas debe salir adelante. Con una sana expansión e inculcando a su gente que lo único que conjura el peligro de desaparecer es unir al orgullo de pertenecer el compromiso de producir.
Juan Carlos Ardalla
