San Francisco. Sólo bastan unos minutos para que Andrés Calcagno te envuelva con sus palabras y te contagie esa pasión que siente por los aviones desde que era pequeño. Esta gran motivación lo llevó a cambiar su vida y cumplir el sueño de diseñar y fabricar sus propias aeronaves.
La cruzada la inició en 2013, mientras realizaba el curso de piloto privado en el aeroclub de San Francisco. La adrenalina que le generaba surcar los cielos fue el puntapié inicial para que comenzara, en el garaje de su casa, la construcción de un avión propio. "El primero fue basado en un plano porque no me quería equivocar ni cometer ningún error", contó a La Voz.
Este técnico en electromecánica de 33 años, egresado del Ipet 50 Emilio Olmos, de esta ciudad del este cordobés, se asume como "autodidacta" en materia de aeronáutica. Paso a paso, fue sumando conocimientos en mecánica, en aerodinámica y hasta en pintura y en carpintería para su proyecto.
Con casi dos años y medio de construcción, y dividiendo el tiempo entre esta fabricación y su comercio de venta de iluminación y sonido, finalmente su primer desarrollo tocó pista.
"Fue un éxito y desde el principio voló sin ningún problema. Eso me estimuló para dedicarme a este rubro y descubrir un mercado que no sabía que existía", apuntó el joven.
Nueva apuesta
Ya dedicado a la reparación de aeronaves y al mantenimiento de aeroclubes, Calcagno decidió subir la apuesta diseñando y fabricando desde cero su propio avión. "En unas vacaciones empecé a tirar las primeras líneas del proyecto. El primer dibujo lo hice en una hoja A4, sin usar ningún software sofisticado ni cálculos de ingeniería; solamente lápiz, regla y una calculadora", recordó.
Con sencillez y sin estridencias, este creador relató cómo empezó el "Puma", avión de seis metros de largo por 10 metros de alas. Su fuselaje fue construido con tubos de acero de cromo y las alas son de madera y fibra de vidrio. "Elegí ese nombre porque es una especie en extinción y la aeronáutica civil también está pasando por el mismo proceso", apuntó. Andrés aclaró que se trata de un avión y no de una avioneta.
Con premio
Hace unos días, su aeronave fue premiada como el mejor diseño "casero" del país y obtuvo el máximo galardón de "Gran Campeón de Experimentales 2016", que otorga la Asociación Argentina de Aviación Experimental, en un evento realizado en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. También fue distinguido por conseguir "el arribo más lejano en aeronave experimental nacional". Lo alcanzó luego de llegar a General Rodríguez en su propio avión, tras haber partido desde San Francisco junto con un socio que colaboró en el proyecto, y concretar un viaje de mil kilómetros entre ida y vuelta.
Calcagno se muestra feliz por los resultados obtenidos y los premios le renuevan el impulso. "El primer vuelo me encomendé a Dios, porque estaba al comando de un avión sin antecedentes, no existía otro igual y no sabía cómo iba a responder, aunque claramente confiaba. Pero todo resultó muy bien; desde el principio me dio mucha confianza", señaló.
El "Puma" ya tiene más de 100 horas de vuelo y es utilizado para realizar prácticas en el aeroclub sanfrancisqueño. "Quedó muy confortable y fue muy bien valorado por pilotos con gran experiencia y trayectoria en aeronáutica", afirmó.
Ahora, hacia adelante, espera mejorar mecánicamente su primer diseño y utilizar un motor aeronáuticopara disminuir su peso y realizar una versión más deportiva, que permita trazar más maniobras acrobáticas que el anterior.
Pero para estos nuevos proyectos se necesitan nuevas inversiones. En las últimas tres décadas, ni la estatal Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) ni el sector privado fabricaron un avión para comercializar en nuestro país. "Los que construimos lo hacemos de un modo artesanal y estamos muy solos, pero se podría hacer algo en serie; solamente hay que lograr que se involucren más personas", desafió Calcagno.
