Representantes de la cámara que agrupa a las empresas del sector ven con preocupación la baja en la cantidad de pasajeros que utilizan el servicio, en conjunción con el aumento de los costos para mantenerlo. A ello se le suma la eliminación del subsidio que otorgaba el Estado. Advierten que la situación podría tener efectos sobre el empleo
El sector del transporte de larga distancia atraviesa hoy una situación crítica debido a dos razones fundamentales: por un lado, la realidad económica generó una reducción de la cantidad de personas que utilizan este servicio cada año. Por otra parte, la administración nacional decidió eliminar el subsidio que recibía el sector, algo que no ocurrió con otras áreas dedicadas al traslado de pasajeros.
En 2016 el nivel de contracción respecto del año anterior fue del 2%, finalizando ese año con 36.412 pasajeros transportados menos. Por su parte, en lo que va de 2017, si bien aún no hay cifras oficiales, se estima que la reducción en la cantidad de personas que utilizan este servicio está cerca del 9%, según proyecciones privadas. Si no se revierte esta situación, en el corto plazo peligran miles de puestos de trabajo.
Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Transporte de Larga Distancia (Celadi), dijo a este medio que el sector viene con una situación igual o más compleja que la del año pasado y esto se explica desde varios puntos. El primero y principal es que en el mes de diciembre se le quitó el subsidio al boleto de larga distancia. Esto, sumado al fuerte crecimiento de los costos que se vienen teniendo en los últimos meses y la caída en la cantidad de pasajeros, generó un quiebre importante en la ecuación económica de las empresas.
Hay que entender que el ómnibus de larga distancia es un sistema de transporte público y por eso el Estado es el que fija las normas, hasta el valor del boleto. Si bien son empresas privadas, trabajan en un esquema de servicio público. Así como el Gobierno fija las reglas del juego, también tiene que velar por que las empresas no se vayan a la quiebra, argumentó Gaona.
Históricamente, el sector de larga distancia fue el que recibió menor porcentaje de subvenciones sobre el costo del boleto. Hasta diciembre del año pasado el subsidio sobre el boleto tenía un impacto del 8%, mientras que el tren recibe un beneficio del 90%, el transporte urbano tiene cubierto el 70% y, en el caso de Aerolíneas Argentinas, hasta el 40%.
Al tener un porcentaje tan bajo de subsidio, el sector no estaba blindado ante los incrementos de los costos. La inflación pegó muy fuerte, aseguró Gaona. Lo que planteamos es que se está dando una situación asimétrica: se le quita el subsidio al pasajero de ómnibus y se mantiene el de otras modalidades, por ejemplo el de avión, donde viajan personas de mayores recursos, indicó el representante de la Celadi.
Fuerte impacto sobre los valores de mantenimiento
Los representantes de las cámaras vinculadas a la actividad señalan que vienen trabajando a pérdida. Esto se explica porque mantener el transporte de larga distancia implica una tasa de renovación y de reinversión muy fuerte. Se estima que, en promedio, se invierten por año 24.000 millones de pesos solo en la renovación de las unidades.
El objetivo ideal de las empresas es renovar un 10% del total de los ómnibus. Ante la situación económica compleja, lo primero que dejan de hacer las compañías es cambiar las unidades. Ello genera que se vaya envejeciendo el parque automotriz y, si bien económicamente no se ve en lo inmediato, las empresas van quebrando día a día por el envejecimiento de los activos. La renovación de los coches es un indicador de la salud financiera de las compañías.
Asimismo, a los costos por la renovación, debe agregarse el porcentaje de incremento de los lubricantes (23% en julio), reparaciones generales (6% en el séptimo mes del año) y combustibles (7% aumentó en julio y 15% en lo que va del año). Tanto el combustible como los repuestos representan hoy un fuerte dolor de cabeza para los empresarios del transporte, debido a las variaciones sufridas durante el año por su dependencia del valor del dólar.
Trabajo en riesgo
Otra complejidad para este rubro fue el avance de las aerolíneas con pasajes de bajo costo. Sin embrago, desde las cámaras empresarias se encargaron de destacar que no es la principal preocupación, ya que las líneas de ómnibus atienden 900 grandes terminales y 5.000 localidades en todo el país, mientras que el transporte aéreo no puede atender más de 40 aeropuertos.
En la última década nosotros sostuvimos el pleno empleo en la actividad, inclusive en los momentos más difíciles, señaló Gustavo Gaona. Sin embargo, manifestó que lo que le vienen pidiendo a las compañías desde Estado es que nos tenemos que achicar, que tenemos que reestructurarnos.
De acuerdo a fuentes consultadas por diario Hoy, si no se revierte la situación actual se estima que la pérdida de pasajeros llegaría al 20% en el año, lo que traería aparejada una reducción en la cantidad de trabajadores. En este sentido, están en riesgo unos 4.000 puestos de trabajo.
Los números del sector, en reversa
- 5.000 localidades son alcanzadas
- 24.000 millones por año se invierte en la renovación de unidades
- 900 grandes terminales cubren el servicio en todo el país
- 4.000 son los puestos de trabajo en riesgo
- 2% se redujo la cantidad de personas transportadas en 2016
- 8% cubría el subsidio eliminado sobre el total del boleto
- 9% se estima que bajó el número de pasajeros en lo que va del año
- 20% caería el número de usuarios al final del año
