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28/03/2017 - Ambito Financiero - Nota

Low cost: ¿cómo hacen para ser rentables?



Están llegando al mercado argentino. La experiencia muestra mayor competencia y desarrollo. Pasajes para todos, pero con ciertos artilugios.

Jorge G. Herrera

Las aerolíneas bajo costo (low cost) son una de las tendencias imparables del negocio aerocomercial mundial. Se trata del segmento de mayor crecimiento. Sólo basta mencionar, por ejemplo, que en España, uno de los mercados más desarrollado del low cost, el año pasado la mitad de los pasajeros que llegaron en avión lo hicieron en una low cost. O sea, no han sustituido a las aerolíneas tradicionales, pero ya comparten el mercado de igual a igual, y con tendencia creciente. Por eso no extraña que varias grandes compañías tengan sus low cost. El modelo de gestión del negocio low cost se basa principalmente en eliminar prestaciones consideradas no esenciales. Lo que a su vez implica que para acceder a éstas se deben abonar extras. En la actualidad viajar en avión ha dejado de ser un lujo dado que hay tickets de rutas transoceánicas por menos de u$s100. Y hoy la demanda elige cada vez más la aerolínea en función del precio de los tickets.

Ahora bien, la pregunta es cómo logran reducir tanto los precios y encima sean rentables. Las compañías argumentan que es un mix entre una buena estructura baja de costos y elevados niveles de productividad. Para los expertos, no es otra cosa que aprovechar las economías de escala sobre todo en la compra de las aeronaves, ya que se tratan de un mismo modelo de avión lo que facilita el mantenimiento y la operación. A esto se suma que por tratarse de un negocio que está en su fase de expansión creciente hay una oferta agresiva y muy accesible de precios, lo cual estimula la demanda aún más. No se puede soslayar también el impacto positivo de la baja del petróleo de los últimos años. Todo ello precisa además de ampliar la red de rutas en forma sostenida, para potenciar las economías de escala.

Pero como toda empresa comercial, viven de los ingresos, y dado que ofrecen precios ultracompetitivos, son los ingresos extraordinarios los que explican gran parte de la rentabilidad. Se trata precisamente de sumar al ticket barato la opción de agregar algunas prestaciones consideradas no esenciales o complementarias. Este modelo es el que se ha impuesto en el negocio aerocomercial: incorporar un suplemento adicional al precio del ticket. Son entonces los "extras" los que potencian el negocio low cost, como ser: por equipaje adicional, comida durante el vuelo, el servicio de Wi-Fi, la elección del asiento, la manta, el servicio de entretenimiento a bordo, a lo que se suma el hecho de no permitir el reembolso, en ese caso, suelen aplicar una multa que es un porcentaje del ticket.

Un estudio de 2014 ya mostró que las low cost ganaron cerca de u$s40.000 millones por servicios extra, o sea, por encima de los ingresos generados por la venta de ticket, el negocio principal. Obtener estos ingresos extra fuera del costo del ticket es clave. De ahí que apuestan a implementar programas de fidelización, además de incentivar las compras (free shop) a bordo, aplicar seguros por cancelación y cargos a determinadas tarjetas de crédito, entre otras estrategias, que tienen como finalidad incrementar el gasto de cada pasajero que reserve un vuelo. Hasta las líneas tradicionales empezaron a aplicar cargos extras, que ahora llegan a representar cerca del 40% de sus ingresos. Un análisis de CarTrawler muestra la participación de los "extras" sobre los ingresos totales: en el caso de Spirit es del 38,7%, en Wizz Air del 33,7% y Allegiant del 32,4%. Les siguen Jet2.com (28,5%), Ryanair (24,6%) y la low cost asiática Tigerair (21,8%), así como Jetstar (20,8%) y Flybe (20,7%). Cierran la lista en noveno y décimo puesto AirAsia X (20%) y Volaris (19,5%).En promedio los cargos extras por pasajero rondan entre 52 y 56 dólares. El mayor nivel lo tiene Jet2.com con 56,28 dólares seguida de Spirit 52,35 dólares y Qantas Airways 50,56 dólares.

En la constante evolución del negocio las aerolíneas ahora ofrecen tarifas intermedias con algunas ventajas como por ejemplo la suspensión del recargo si se hacen cambios en la fecha del vuelo o del nombre del pasajero. Cuando surgieron las low cost la competencia criticaba los niveles de seguridad de las nuevas aerolíneas. Sin embargo los expertos y analistas del sector destacan que los bajos costos no están relacionados ni con el mantenimiento, el nivel de combustible (el avión debe tener el tanque suficiente para el vuelo más una reserva por probables cambios de ruta), ni las normas de control y seguridad. Es decir, que según la reglamentación vigente en la mayoría de los países, tanto las tradicionales como las low cost deben ajustarse a las mismas reglas y exigencias.


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