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EDITORIAL APTA.com No 2

Industria aeronáutica para todos



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Jorge Alejandro Newbery (1875-1914), fue un argentino excepcional y un auténtico patriota. Sobresaliente científico, ingeniero, docente, funcionario público, deportista y aviador. Ideólogo y fundador de la aviación civil y militar en la Argentina.
Junto a los militares, y también ingenieros, Enrique Mosconi y Alonso Baldrich en la industria del petróleo; y Manuel Savio en la industria pesada de la química y la siderurgia; Newbery es para la industria aeronáutica el precursor de las ideas industrialistas y nacionalistas. En definitiva, de la independencia económica, pilar insoslayable de la soberanía política de un país.
Fueron esas ideas y fines de política económica las que impulsaron a Jorge Newbery hace 100 años a donar todo el parque de aviones del Aero Club Argentino para que naciera la Escuela Militar de Aviación (origen de nuestra Fuerza Aérea, ubicada donde hoy se asienta la I Brigada Aérea de El Palomar). Newbery y su amigo Mosconi fueron los primeros directores de dicha escuela. También fue esa concepción de desarrollo y soberanía la que llevó a la creación -en 1927, durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear-, de la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba (hoy FAdeA SA), destinada específicamente al diseño, desarrollo y construcción de aeronaves civiles y militares, como de motores y aeropartes.
Años más tarde, en diciembre de 1950, el Presidente Juan Domingo Perón fusionó cuatro empresas aéreas mixtas para crear la estatal Aerolíneas Argentinas. En 1949 ya se habían construido en Ezeiza sus aún hoy únicos hangares.
La ejecución de esta política económica fue interrumpida y devenida en su opuesto, numerosas veces en nuestra historia nacional. La más reciente, mediante el Estado hostil de la ominosa década pérdida menemista aunque cada vez más historiadores y estudiosos coinciden en que el proceso de desindustrialización empezó el 2 de abril de 1976 con el plan económico de Martínez de Hoz. En 1990 se privatizó o entregó Aerolíneas Argentinas al capital aerocomercial español, primero público y luego privado. En 1995 se hizo lo mismo con la entonces Área Material Córdoba, concesionada a la estadounidense Lockheed Martin. Los resultados en ambos casos fueron ruinosos. En el 2008 se reestatiza nuestra Línea Aérea de Bandera y Austral y en 2009 la fábrica de aviones cordobesa.
Desgraciadamente, en cuanto a inversiones productivas en las Áreas Técnicas de Aerolíneas Argentinas y Austral, como en la empresa FAdeA SA, todo sigue como antes. No se construyeron los dos nuevos hangares en Ezeiza y Aeroparque; no se convirtió el Taller de Motores para procesar las nuevas flotas; no se proveyó al Taller de Aviónica con dos equipos de prueba automáticos para verificar múltiples unidades; no se realizaron inversiones de muy bajo monto y altamente rentables en los Talleres Hidráulica y Neumática. Todo lo cual hubiera costado u$s 80 millones como máximo. Menos de 2,5% de los más de los u$s 3400 millones de dólares en subsidios, otorgados por el Tesoro Nacional, a las dos compañías desde el 2008 solo para cubrir sus crecientes pérdidas operativas.
También se rechazó, sin justificación alguna, una oferta de asociación técnica con Lufthansa y otras dos de inversiones propuestas por Panasonic y Lumix. Al Sector de Trabajos a Terceros nunca se lo activó, para captar trabajos técnicos y divisas externas como se puede y debe. No se cubren las vacantes técnicas vegetativas que se producen y se descapitalizan profesionalmente los Talleres, mediante llamados internos y no externos para cubrir vacantes en el Sector de Línea, que atiende los arribos y salidas de aeronaves. En la nada quedado las promesas de inversiones en el área técnica del Dr. Axel Kiciloff y del Gerente General, Mariano Recalde.
En FAdeA SA ha sucedido lo mismo desde el 2009. Una falta total de inversiones productivas. Sumado, a una flagrante violación de los derechos laborales y sindicales por parte del Ministerio de Defensa, contra aquellos delegados y personal técnico que se atreva a denunciar que el gobierno nacional mantiene desinvertida la planta, y que los anuncios de inversiones han sido siempre “venta de humo” mediático. Forzando también a los trabajadores a desafiliarse a APTA para afiliarse a un gremio patronal, promovido desde el Ministerio de Defensa.
En un país como la Argentina, con su extensión, población y riqueza material, sin la estratégica industria aeronáutica no puede haber Nación. Es imprescindible volver a la visión y postulados sobre el poder aeroespacial sostenidos Jorge Newbery, como a la política económica nacionalista e industrialista impulsada a principios del SXX por él, Mosconi, Baldrich y Savio.
La Argentina debe refundar su complejo industrial aeronáutico civil y militar. Un modelo de desarrollo industrial sustentado en, el transporte aéreo, la industria aeronáutica y la Fuerza Aérea. Lo civil y lo militar se deben complementar para potenciarse, mediante un Plan Maestro de inversión, incentivos y desarrollo industrial.
La industria aeronáutica no es una opción, es una necesidad estratégica de toda auténtica Nación.

Buenos Aires, marzo de 2013
Ricardo CIRIELLI
Secretario General


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