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EDITORIAL APTA.com No 5

Aerolíneas Argentinas: la madre de todas las guerras

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En casi un cuarto de siglo, Aerolíneas Argentinas se convirtió en el modelo anticipatorio y caso testigo de lo que seguiría o se extendería a toda la sociedad argentina. La historia de Aerolíneas Argentinas desde principios de los 90 es la exacta historia de la Argentina. En 1990 Aerolíneas Argentinas fue utilizada por Carlos Menem, como caso testigo para cambiar un arraigado arquetipo cultural nacional e instalar otro diametralmente opuesto, el neoliberal salvaje. En el 2001, Aerolíneas Argentinas se había convertido en el ejemplo elocuente de la barbarie y el robo al país perpetrado por el neoliberalismo fundamentalista. Su defensa y continuidad empresarial amenazada por la aérea estatal española Iberia y el Gobierno Nacional, fue lograda mediante siete meses de ardua lucha gremial y social iniciada por APTA.

En el 2008 luego del colapso de la administración Marsans, Aerolíneas Argentinas fue reestatizada por el actual Gobierno, aunque asumiendo la deuda de corrupción de Marsans. Aerolíneas Argentinas fue así –nuevamente- el caso testigo. Esta vez, promovió la reestatización de otras empresas que en los años 90 también habían sido privatizadas. Entre las más destacadas que siguieron figuran, Lockheed Martín en Córdoba, ahora FAdeA SA, e YPF. La administración estatal de Aerolíneas Argentinas y Austral desde fines del 2008, es ineficiente y enormemente deficitaria. A pesar de las promesas reiteradas de su conducción, de que en pocos años no darían más pérdidas, esa meta siempre se incumplió y se fue corriendo año tras año. Hay que destacar que la principal responsable de lo que sucede en ambas compañías es la Presidenta de la Nación, no solo por ser la titular del Ejecutivo. En este caso, porque ella lo manifestó -y manifiesta- públicamente cuando lo cree políticamente necesario. Con sus mas de u$s 3.400 millones en subsidios acumulados desde su reestatización, hoy es el caso testigo que usan todos quienes quieren criticar al Gobierno Nacional por su mala administración. Por su falta de calificación profesional, eficiencia y transparencia. El ejemplo de todo lo que no se debe hacer en la administración estatal de una empresa.

De esta forma, Aerolíneas Argentinas es el primer referente para condenar los subsidios ingentes que reparte el Gobierno central. Parecería que todas las falencias en seguridad, educación, salud, vivienda, infraestructura, se podrían solucionar eliminando los dineros que fluyen desde los bolsillos de los contribuyentes a Aerolíneas Argentinas. Al mismo tiempo, el Gobierno Nacional, que no acepta críticas y nunca hace autocrítica, utiliza también a Aerolíneas Argentinas como un caso testigo inverso. Negando en su relato todos los desmanejos e irregularidades que suceden en nuestra aérea de bandera. Una empresa-símbolo, usada como muestra para dos versiones diametralmente opuestas de la realidad nacional. El ejemplo, de ambos lados de la grieta. Por lo tanto, hay que suponer que lo que le ocurrirá de ahora en más, adelantará lo que le suceda en el futuro inmediato y mediato a todos los argentinos. En la etapa final 2013 al 2015 del actual Gobierno y con el nuevo que se instale después.

En lo inmediato hay dos posibilidades: -Que se empiece a corregir todo lo que se ha hecho mal, en cuanto a erradas incorporaciones de flota y la falta de inversiones en las Áreas Técnicas; la estructura de costos; las decisiones comerciales; el no contar con un gerenciamiento idóneo y experimentado al más alto nivel, etc. -Que se continúe y empeore todo en la conducción empresarial, lo más factible dado el patrón histórico de comportamiento de la Presidenta de negación de la realidad, quien como dijimos, decide los destinos de Aerolíneas Argentinas y Austral.

A partir del 2015 hay otras dos alternativas para nuestras empresas aéreas nacionales y el país. Una, que volvamos a repetir los errores del pasado continuando con nuestra historia pendular y vicios en el obrar. Retornando al neoliberalismo fundamentalista. En ese sentido se inscribe, por caso, el economista estrella del PRO Federico Sturzenegger, quien no se cansa de crucificar a Aerolíneas Argentinas, al mejor estilo de la demagogia neoliberal que empleaba Menem. Como usando igual tipo de falacias que las que utiliza el kirchnerismo desde el supuesto progresismo. Descalifica a la compañía como “el absurdo del nacionalismo popular”, y que “no le ve ningún beneficio para los argentinos”. En definitiva, preanunciando claramente su necesidad de cierre o reducción a su mínima expresión. Tal como pretendían Iberia y Marsans.

Una aerolínea de bandera sólida es indispensable para el desarrollo independiente aeronáutico, económico y social de un país. Máxime uno con la extensión de la Argentina, que la obliga a ser aerodependiente para el transporte de sus pasajeros y de las cargas regionales. Hace 30 años atrás viajar en avión era cosa de ricos, hoy hacerlo en todo el mundo es como usar el ómnibus, dado los precios y las facilidades de pago. Por eso la proliferación de vuelos en todo el planeta.

La segunda alternativa, es darle una oportunidad a la imaginación de nuestro futuro. Tanto desde nuestra clase dirigente como desde la sociedad. Crear y no volver a lo pendular. Se debe reconocer que la realidad y los problemas son siempre complejos y que resolverlos lleva tiempo, capacidad y esfuerzo fecundo, para poder obtener réditos sociales y económicos reales y duraderos. Hay que pensar soluciones inteligentes y redituables que le den al Estado y al mercado –por ahora vivimos en el capitalismo-, su necesaria y equilibrada participación. La mezcla justa, justo medio o síntesis superadoras de ambos, tanto en la administración empresarial como en la nacional. Pueden coexistir en todos los órdenes, lo nacional, popular, progresista y el mercado, junto con la democracia y la república. No hay antinomia o imposibilidad en ello.

Aerolíneas Argentinas puede ser rentable -o al menos no dar déficits-, tener una conducción capacitada y experimentada en el negocio aerocomercial, hacer las inversiones necesarias y correctas, poseer costos y precios competitivos, prestar un servicio de excelencia transportando pasajeros y carga dentro y fuera del país y, también, cubriendo las rutas no rentables de beneficio social y asistencial, recibiendo un puntual y adecuado subsidio. No hay antinomia o imposibilidad en ello.

En los próximos años hay que seguir mirando muy atentamente a AEROLÍNEAS ARGENTINAS, porque continuará siendo LA MADRE DE TODAS NUESTRAS GUERRAS. Si ella gana la propia, la Argentina lo hará con todas las otras que debe enfrentar.

Ricardo Cirielli

Secretario General

Octubre de 2013


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