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EDITORIAL APTA.com No 6

Tiempo final y de resurrección

“La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue y contra lo que fue, anuncia lo que será.”

Eduardo Galeano (Periodista y escritor uruguayo

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Nuestras luchas

En l990, aún en la oposición sindical, me opuse firmemente junto a nuestro Movimiento de Renovación Sindical a la desastrosa privatización de Aerolíneas Argentinas y Austral a manos de la estatal española Iberia. No nos equivocamos. Luego, ya al frente de nuestro sindicato, un par de años después de su extranjerización, la conducción gremial que encabezaba fue la única que empezó a denunciar la pésima administración de Iberia y el vaciamiento sistemático que estaba realizando. Liderando desde el comienzo del 2001, la lucha sindical y social por evitar la quiebra y el cierre de ambas empresas, que se extendió hasta octubre de ese año, la cual impidió por iniciativa de APTA, el cierre de ambas empresas. No nos equivocamos. Marsans, una empresa privada española, fue la que casualmente se quedó entre 9 oferentes internacionales, algunos argentinos, con Aerolíneas Argentinas y Austral. En esta oportunidad, desde diciembre del 2001 comenzamos a denunciar desde APTA, las mentiras e irregularidades de la administración encabezada por Antonio Mata (hoy procesado en España por fraude y otros delitos en empresas españolas, junto a su socio Gerardo Díaz), la cual continuaba la política de vaciamiento y liquidación de nuestras principales aéreas, iniciado por Iberia. España sólo quería eliminar ambas compañías vaciándolas de sus activos materiales y humanos, como ya había hecho en 1997 con la venezolana VIASA, para apoderarse de sus rutas y mercados. Solo APTA, ningún otro gremio, denunció continua, tenaz y sacrificadamente desde el 2001 y hasta el 2008, los engaños, fraudes administrativos y contables de Marsans. No nos equivocamos. Lo cual nos permitió ser los informantes gremiales ante ambas cámaras del Congreso, de lo en verdad sucedido durante los siete oprobiosos años de la administración de Marsans. Y promover como alternativa de continuidad empresarial, que nuestra Línea Aérea de Bandera y Austral sean compradas por el Estado Nacional, por el valor simbólico de un peso. Cuando la primera decisión de la actual Presidenta, había sido ponerlas en valor y reprivatizarlas. No nos equivocamos.

Es muy importante destacar que en todas las épocas, desde 1990, tanto con Iberia como con Marsans, muchos compañeros no nos comprendieron ni nos creyeron desde un principio, respecto de nuestras acusaciones y reclamos a los dueños españoles; pero sí nos terminaron apoyando fuerte e incondicionalmente, al final de cada etapa. Agradeciéndonos por nuestra consecuente y justificada lucha, que había impedido el cierre de nuestras mayores fuentes de trabajo, sus fuentes de trabajo.

Realidad nacional

Hoy transitamos el tiempo final de un ciclo en la política nacional y en el de nuestras compañías. Aerolíneas Argentinas, Austral y FADEA SA, están mal administradas y sobreviviendo con los recursos financieros de un Estado exhausto en sus finanzas por su monumental déficit fiscal. Originado por un Gobierno que en diez años ha dilapidado los enormes ingresos que obtuvo. Los subsidios anuales suman u$s135.000 millones, entre servicios, energía, transporte y planes sociales. A lo que se agrega, políticas económicas erradas y contradictorias, absolutismo político, y fundadas y generalizadas sospechas de corrupción. Todo agravado desde el 2007.

Esas falencias, han llevado la inflación al 30% en el 2013 con perspectivas muy superiores para el 2014; han establecido desde el 2011 un cepo cambiario que no impidió la caída permanente de reservas (u$s14.000 millones en un año); han falseado las estadísticas oficiales; han colonizado y controlado la Justicia; han elevado la presión impositiva al 43% haciéndola asfixiante; han ahuyentado la inversión local y extranjera, y han provocado dos años de estancamiento en la creación del empleo privado, dejando solo al Estado como empleador. Cerca de 16 millones de personas, entre jubilados, quienes reciben planes sociales y miembros de la estructura estatal (casi el 35% de la población), vivimos hoy de ese Estado deficitario. La injusticia social es también muy alta: hay un 35% de empleo en negro (INDEC) y la pobreza abarca al 27% (UCA) de los habitantes de nuestro país. Tener trabajo hoy en la Argentina no garantiza no ser pobre, dado el salario mínimo y lo que se paga en el 70% de los casos es menos de $5.000. La megadevaluación del más del 20% como la megasuba de las tasas de interés agravará, por el incremento de precios inevitable y el estancamiento económico originado por falta de financiamiento e inversión, el desempleo y los ingresos de todos los asalariados. Las paritarias nunca pueden equiparar una inflación galopante o descontrolada. Especialmente, las paritarias estatales o de los empleados públicos, en las que se impone un porcentaje de aumento. Ya el ajuste brutal estatal empezó, con el ínfimo y desvergonzado incremento del 11% dado a los jubilados. Se está realizando un típico y severo ajuste conservador u ortodoxo, las víctimas serán como siempre los trabajadores y los excluidos. El destino final, será volver a contraer deuda externa con el aval del FMI. Son todos datos objetivos y verificables de la realidad. No del relato de ficción, exacerbado y dramatizado, que propala la titular del Poder Ejecutivo. Una actitud que infunde más temor por nuestro futuro como sociedad y trabajadores, dado la fantasía en la que parece vivir quien conduce el país, totalmente disociada de la realidad, en la cual Argentina es el país de las maravillas, la autocrítica es inexistente y los culpables son solo los otros, (sindicalistas, empresarios, el campo, banqueros, consultoras, periodistas, corporaciones mediáticas, etc.) o una “conspiración internacional”. Eso apunta a la madre de todos los problemas argentinos, la falta de credibilidad y confianza en el Gobierno nacional. En su idoneidad y predictibilidad. A Aerolíneas Argentinas, Austral y FADEA SA, no les va nada mejor que a nuestro país.

FADEA SA

La fábrica de aviones de Córdoba, FADEA SA, se convirtió desde su reestatización en el 2009, en la fábrica que no fabrica como lo denunció APTA. Sus directivos para silenciarnos ejecutaron una violenta persecución laboral y gremial contra nuestros afiliados y delegados, para forzarlos a adherir su “sindicato patronal” obediente y cómplice, fue lo único creado en la fábrica. No se fabricó ninguno de los 40 aviones Pampa III prometidos desde el 2009 por el gobierno nacional, sólo se han mantenido algunos aviones de Fuerza Aérea. Tampoco se cumplió con los envíos de partes contratados por Embraer para su KC-390. A pesar de ello, ingresaron 300 operarios de la agrupación La Cámpora. En diciembre pasado fue echado por las nuevas autoridades del Ministerio de Defensa su presidente el contador Raúl Argañaraz, porque una auditoría interna reveló un pasivo millonario, deudas con numerosos proveedores extranjeros en la compra de equipamiento para aviones y en aeronaves alemanas para entrenamiento de Fuerza Aérea. Concluyendo con “dudas” o desconocimiento sobre el destino dado por Argañaraz a $300 millones. Ese arrastre de deudas impagas con divisas y la gran devaluación de nuestra moneda, ahora han paralizado nuevamente la producción de los 40 aviones IA-63 Pampa III, dado que casi todos sus componentes son importados. Ese era el producto estrella, con el que este Gobierno iba a proyectar la fábrica a nivel regional e internacional. Sin embargo, el Ministerio de Defensa analiza la compra a Israel de 18 aviones de combate Kfir de 40 años de antigüedad, modernizados, a un costo de u$s 500 millones, 6 llegarían listos para volar y los restantes se armarían acá con “línea de montaje y técnicos israelíes”. Con lo cual, FADEA SA. seguirá siendo la fábrica que no fabrica.

Aerolíneas Argentinas y Austral Aerolíneas Argentinas y Austral están dirigidas desde el 2009 por Mariano Recalde, designado personalmente por la Presidenta de la Nación. Recalde designó a su vez a Axel Kiciloff, como subgerente y elaborador del Plan de Negocios corporativo. Ambos, sin ninguna formación ni experiencia previa en la industria aerocomercial y aeronáutica, como tampoco, en la gestión empresarial. Al igual que en el Gobierno Nacional, la administración de ambas compañías está caracterizada por la falsificación de sus datos; el manejo incontrolado y sospechoso de los fondos públicos; un déficit ruinoso y la falta de idoneidad en su dirigencia. La Presidenta defiende la gestión diciendo que “son atacados porque la conducen con mucho patriotismo”; y Axel Kicillof quien en junio del 2010 había declarado en Aeroparque que “en los próximos dos años se invertirá en mantenimiento u$s 55 millones”, acaba de decir que “tenemos una línea aérea que es un lujo” y, que “hubo críticas malintencionadas e infundadas”. Veamos que dice la realidad, respecto de los slogans impúdicos del relato. Si se toma el ranking de antigüedad y cantidad de aeronaves de las principales aerolíneas latinoamericanas, Aerolíneas Argentinas y Austral quedan penúltimas en cuanto lo primero, y últimas en cuanto lo segundo. Hay un excesivo número de aviones con distinta configuración; solo tres flotas, pero más de una docena de subflotas, lo que encarece los costos de mantenimiento y reparación. En la mayoría de los vuelos internacionales el gasto de combustible es excesivo y antieconómico, porque hay 11 Airbus con 4 motores y solo 3 con dos motores. El 80% de las pérdidas se verifica en los vuelos internacionales, con lo cual se subsidia principalmente a quienes viajan al exterior. El vuelo transpolar se levantará el 1° de abril de 2014, por ser deficitario. Ese vuelo fue iniciado por Aerolíneas Argentinas en 1980 con un Boeing 747-200 propiedad de la empresa, era rentable, generaba turismo y desarrollaba negocios. Pero la administración actual decidió usar un A340 alquilado (se le suma el costo de alquiler), que no puede volar completo de pasajeros y carga (debe dejar el 30% de ocupación libre aproximadamente), para poder llevar combustible suficiente. Conclusión nos es rentable. LAN, en cambio, aumentó a una frecuencia diaria su vuelo a Australia y Nueva Zelanda desde Santiago de Chile. Las rutas de Madrid, Barcelona, Roma y Miami dan también pérdidas, como la de Ushuaia y Calafate. ¿Serán levantadas de igual forma? Se han anunciado compras de decenas de aviones, lo que en verdad son reservas de los mismos, a un costo final de miles de millones de dólares que no se aclaró como serán financiados por un Estado sin divisas suficientes. Claro, si son finalmente comprados dado su plazo de entrega, los deberá pagar el próximo gobierno. La compra de 22 aviones Embraer para Austral, el 80% financiada por el Banco de Nacional de Desarrollo del Brasil (BNDES), está siendo investigada por la Justicia argentina y la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos (SEC), porque se habría pagado un 20% de sobreprecio. A lo largo de cinco años se mintió sistemáticamente desde la conducción corporativa, en sus reiteradas promesas de inversión en las Áreas Técnicas de ARSA y AU. Tanto en los talleres de Ezeiza, como en la construcción de dos nuevos hangares y el equipamiento necesario para servicio de línea. Nunca ha habido dinero para esas indispensables inversiones en las áreas de mantenimiento y reparación. Aunque el monto de las mismas representaría menos del 3% de los u$s 4.000 millones ya transferidos por el Estado nacional, para cubrir el déficit operativo de las dos empresas. Otra de las causas del monumental rojo corporativo, es la sobredimensión paquidérmica que se dio al staff de conducción. Esos u$s 4.000 millones en subsidios estatales, son el equivalente a comprar dos American Airlines antes de su fusión con US Airways; o casi tres GOL Líneas Aéreas. Aunque en el 2009 Mariano Recalde anunció que en el 2011 la empresa dejaría de perder dinero. Las cifras del déficit y subsidios públicos que brinda Recalde son inconsistentes con datos del mismo gobierno. Sostiene que Aerolíneas Argentinas en 2013 perdió u$s247,1 millones; u$s194, 6 millones menos que los u$s441, 7 millones del 2012. Pero esos datos no coinciden con los del Presupuesto Nacional. Según datos del Ministerio de Economía en los 10 primeros meses del 2013 la compañía fue asistida financieramente en u$s485 millones (a un dólar de 6 pesos), sumándoles dos meses más proporcionalmente, da un déficit de u$s 600 millones para el 2013. Tampoco coinciden los datos de Recalde de las pérdidas del 2012 con los oficiales del Tesoro Nacional, los cuales manifiestan que se enviaron subsidios por u$s890 millones (al tipo de cambio promedio del 2012), lejos de los u$s441,7 millones por él declarados. Sin balances, sin cuentas públicas, sin datos de ingresos y egresos, se puede declarar cualquier cosa. No se han presentado balances contables auditados desde el 2008, es decir, desde que el Estado se volvió a hacer cargo de ARSA y AU. Jamás su Asamblea de Accionistas aprobó un balance de la actual gestión. La AGN (Auditoría General de la Nación) reiteradamente se ha abstenido en sus dictámenes, aduciendo que no puede opinar dado las limitaciones de su auditoría para controlar las cifras y las incertidumbres en los datos presentados.

La ONG Contadores Forenses, cuyo presidente es un ex perito de la Corte Suprema, presentó un informe de contabilidad muy crítico, sobre la información patrimonial y financiera de Aerolíneas Argentinas y Austral desde el 2008 al 2012, publicada en el sitio web de ambas compañías. La investigación contable ya fue incorporada a la investigación que lleva el Juez Federal Luis Rodriguez, en la cual fueron imputados por el fiscal, el ministro Julio de Vido y Mariano Recalde, por presuntos delitos de abuso de autoridad, violación de los deberes del funcionario público, malversación de caudales públicos y encubrimiento por el vaciamiento y la sospechosa administración de Aerolíneas Argentinas y las otras del grupo (Austral, Aerohandling, Jet Paq). Contadores Forenses, además, le aconseja al juez que ordene una veintena de medidas concretas, para despejar las graves dudas que envuelven los números de ARSA y sus empresas controladas. El detallado informe expresa, entre sus conclusiones más relevantes, las siguientes: “Los estados contables publicados muestran –de manera falaz- empresas prósperas, a la vez que ocultan o no reflejan la significativa asistencia del Estado nacional. Se ha pretendido mostrar una apariencia de prosperidad que no existe”. “Austral tiene una enorme y desproporcionada deuda con bancos y también con entidades financieras, que produjo un peligroso impacto en las finanzas de corto plazo, pasando de tener una liquidez muy ajustada”. Y, concluye, “La gestión de ARSA ha sido ruinosa y deficitaria, además no tiene perspectivas ciertas de mejora. Todos los indicadores contables son funestos. El patrimonio es negativo. Año tras año arroja fuertes pérdidas, que las acumula sin límite. La situación de insolvencia obliga a la empresa, por ley, a su liquidación compulsiva –tal como lo advierte la AGN–, pero no lo ha hecho a pesar de los señalamientos realizados por el auditor. ARSA no se sostiene por sí sola. Si se dificultara la ayuda pública, por alguna razón, o si modifica la política económica, correría serio riesgo la continuidad de la empresa”.

Qué hacer

Lo que describimos es lo que objetiva y verificablemente sucede en nuestro país y en nuestras empresas. Con esa gravedad. Tal vez más pero no menos. Se avecinan tiempos muy difíciles para todos, por estar dentro del contexto macroeconómico nacional; por ser dueño de FADEA SA, Aerolíneas Argentinas y Austral el Estado nacional; y, ser nosotros empleados de ese Estado. Nos acercamos aceleradamente a otro momento crucial de nuestra historia laboral, gremial, aerocomercial y aeronáutica. El más dramático de todos.

Nuestro deber moral e institucional, como representantes sindicales de los técnicos aeronáuticos afectados por la situación, es ser honestos y no mentir ni ocultar lo que pasa. No repetir lo que se hace -y condenamos- desde el poder gubernamental y empresarial. Aunque duela, solo la verdad y el saber nos puede ayudar a solucionar nuestros problemas. Negarlos, por miedo, demagogia o espurios intereses personales, sería convertirnos en parte del problema y ser cómplices con los que amenazan nuestros trabajos y vidas. Perderíamos nuestra autoridad y legitimidad gremial.

Como sucede en APTA desde hace más de 20 años, su conducción no “cambiará de bando”, ni permitirá que compren sus conciencias. O se es de APTA, o se es colaboracionista y el enemigo de todos.

Debemos tener las convicciones firmes y el coraje suficiente, para luchar en conjunto, dirigentes y representados, con todos los medios a nuestro alcance. Al igual que en el 2001 y el 2008. Nuestros objetivos, son preservar nuestro salario real y conquistas laborales; pero, sobre todo, defender y mantener nuestras empresas y puestos de trabajo.

Ya son muchos quienes desde diferentes ámbitos, mediáticos, económicos y políticos, aseguran y auguran, que para solucionar todos los problemas argentinos, de salud, educativos, vivienda, etc., hay que abandonar a su suerte y quitarles todo tipo de control y asistencia a Aerolíneas Argentinas, Austral y FADEA SA. Más mentiras y espejismos de otro tipo, para dar ganancias suculentas a unos pocos -como en los 90-, usándonos de chivos expiatorios. Debemos impedir que sus ideas y propósitos se impongan ideológica, social y políticamente. No solo habrá que resistir contra quienes quieran quitarnos lo nuestro, sea en este gobierno o en el que le siga; sino también habrá que tomar todas las iniciativas gremiales, empresariales, comunicacionales y políticas que sean necesarias, para NO fallar en alcanzar nuestras metas.

Debemos ser protagonistas principales de esta lucha y no sus espectadores. Debemos hacer nuestra, esta difícil etapa de la historia argentina y de nuestras empresas, porque nunca fuimos cómplices de sus culpables y defendemos lo justo. Esta dirigencia de APTA se compromete a estar a la altura de las circunstancias, para liderar hasta la victoria todas las batallas que se avecinan en favor de nuestros derechos y legítimos intereses. Nuestros compañeros afiliados, deberán mantenerse bien informados por todas las comunicaciones escritas y verbales emanadas desde APTA; como alertas y organizados guiados por sus líderes, para actuar cuándo, dónde y cómo se deba.

El fracaso no es opción, porque sería igual a morir como trabajadores y seres humanos dignos. No nos equivocamos en el pasado ni nos equivocamos ahora. El último acto de una historia dramática y repudiable -como tantas de nuestra vida nacional-, que lleva más de dos décadas, está por comenzar. En ese acto, se resolverá la continuidad o no, de Aerolíneas Argentinas, Austral y FADEA SA. Como el futuro o no, de la industria aerocomercial y aeronáutica de la Argentina. De nosotros, fundamentalmente, dependerá si tendrá un final trágico o feliz. Si será nuestro tiempo final o el de nuestra resurrección.

Ricardo Cirielli

Secretario General

Marzo de 2014


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