Luego del dictamen del
Ministerio de Trabajo, el uso
de la violencia es
un método eficaz
para anular cualquier acto
eleccionario en
la Asociación del Personal Técnico
Aeronáutico, los violentos de los grupos
opositores y sus patotas, han hecho fracasar
dos veces la democracia y libertad
interna dentro de APTA. Por lo tanto,
la mayoría de los afiliados de APTA que
no desea ejercer la violencia para hacer
valer sus decisiones ni jamás han participado
en actos de violencia, deben extremar
sus precauciones para que esos
mismos violentos no impidan que se lleve
a cabo el acto eleccionario final para
renovar las autoridades generales de
APTA. Se debe impedir el vil propósito
de un grupo opositor interno, que busca
controlar APTA mediante un Delegado
Interventor del Ministerio de Trabajo.
De los grupos de oposición, uno responde
al PO y su lógica política de acumular
poder al servicio de los intereses del partido;
con una estrategia, estructuración
y discurso dogmático similar para todos
los sindicatos y situaciones. Otro es manipulado
por Brey a cargo de la AAA,
buscando lo mismo que Alicia Castro y
Fresia, transformar a APTA en un gremio
patronal y amarillista como la AAA. Una
tercera facción es abiertamente controlada
por Hugo Yasky de la CTA oficialista;
un pseudo-sindicalista al servicio del gobierno
nacional, no de sus compañeros
y el movimiento obrero organizado. Es el
mismo que traicioneramente en el 2011
apoyó el intento del gobierno nacional de
quitarle la personería a APTA. Es el abogado
de la CTA, Dr. Héctor García, quien
representa en el Ministerio de Trabajo a dicha facción opositora. Yaski ya usó los
mismos métodos violentos, para abortar
la normal actividad gremial y electoral,
de los gremios adheridos a la CTA opositora
de Pablo Micheli.
En 23 años siempre se llevaron a cabo
en APTA elecciones de Junta Electoral
y Comisión Directiva en forma transparente,
democrática y libre. Nadie nunca
las objetó. Empezando por quienes ahora
critican y rechazan todo; para quienes
todo está mal. Son aquellos que nunca
han estado al frente de la conducción
de nuestro sindicato, tomando decisiones
cruciales para la vida de todos los
compañeros, soportando presiones indecibles
junto con aprietes personales y familiares,
desde los mayores poderes políticos
y económicos del país.
Incluso en los momentos más infernales
cuando hubo que luchar contra dos
empresas extranjeras y dos gobiernos,
uno nacional y el otro español, para conseguir
la supervivencia de Aerolíneas
Argentinas y Austral. La contracara de
cómo se puede destruir y entregar un
gremio y a quienes éste representa, son
los 8 expulsados de la conducción de
APTA mediante asamblea extraordinaria.
Esos “antisindicalistas” cuando quedaron
a cargo del sindicato (entre el 2003 y
el 2008, por licencia de Ricardo Cirielli),
lo usaron para perseguir, reprimir y amedrentar
compañeros, al servicio de los intereses
vaciadores de Marsans y los de
sus propios bolsillos. Hoy coherente con
su pasado mercenario, están enjuiciando
a APTA para sacarle (a todos sus afiliados)
$ 3.000.000, calculados a marzo
del 2014, reclamando ficticios viáticos
que jamás se ganaron.
En la última elección general se renovó el
80% de los cargos de la CD de APTA. Y
desde el inicio, la conducción se preocupó
por incorporar y dar espacio gremial
y social, a las nuevas generaciones de
jóvenes técnicos aeronáuticos que con forman hoy la mayoría de sus bases.
Impidiendo que sean discriminados por
su edad y promoviendo que se incorporen
activamente a la vida y responsabilidades
sindicales de APTA.
Si hay continuidad en quien conduce
el sindicato de APTA (1992/2003 -
2008/2015) es porque la ley lo permite,
y porque sus compañeros democrática y
libremente le ratificaron su confianza en
cada oportunidad.
Recambio de conducción no necesariamente
significa una conducción mejor.
Por sí sola no es garantía de progreso institucional.
Puede haber recambio, e instalarse
una dirigencia mucho peor para
la vida laboral y gremial de los afiliados.
Las consecuencias de un sindicato enemigo,
cómplice de empresas explotadoras
y gobiernos antinacionales, siempre
las sufren los compañeros con la pérdida
de sus salarios, condiciones laborales y
también de sus trabajos. Incluso el país,
con el cierre de empresas nacionales aerocomerciales
y de fabricación aeronáutica,
porque desde los sindicatos no se
las defiende como se debe y puede.
Siempre se pueden hacer las cosas mejor
y lograr más. La conducción de APTA
lo tiene claro, por eso en su control de
gestión identifica los errores para corregirlos
y los aciertos para superarlos.
A diferencia de sus opositores, que solo
critican, culpan, mienten y se reivindican
como salvadores de APTA y sus afiliados,
sin haber peleado ni conseguido
nada desde la máxima responsabilidad
sindical. Ni uno de los inmensos logros
que en las últimas dos décadas hicieron
posible que lleguemos a este presente,
con trabajo aeronáutico bien retribuido y
dignidad profesional.
La mayoría silenciosa y no violenta de los
afiliados de APTA, deberán poder decidir
democrática y pacíficamente su nueva
conducción sindical. Eligiendo entre
quienes quieren que APTA sea manejada desde afuera por los intereses de otro gremio; por los del gobierno
de turno; por los de un partido político; o, como sucede desde hace
23 años (menos cinco), por quienes han demostrado, reiteradamente,
que únicamente sirven a las necesidades y defensa de los derechos
de sus compañeros.
Una decisión trascendental que deberá ser adoptada por los afiliados
de APTA, en las vísperas de la situación más crítica de toda la
historia aeronáutica argentina, respecto del futuro de nuestras empresas
aerocomerciales y aeronáuticas estatales. Cuyos puestos de
trabajo y su misma existencia están en grave riesgo de extinción.
Amenazados por un ajuste brutal -ya anunciado-, cuyo libreto fue
pedido a una auditora europea competidora aerocomercial de nuestras
empresas aéreas públicas. De nuevo “vamos a comprar con el
manual del almacenero”,como decía Don Arturo Jauretche.
Una situación mucho más peligrosa y difícil que las del 2001 y
2008 cuando el Estado aún podía ser el “Salvador”. Un desafío titánico
que exigirá de experimentados “pilotos de tormenta”, con
toda la capacidad, influencia y dureza suficiente, que únicamente
el haber librado durante años combates gremiales de vida o muerte,
pueden dar. Conductores, reconocidos y confiables, por no tener
pretextos para claudicar, incapacidad para fallar, ni debilidades éticas
para traicionar.
VOTEMOS POR UN APTA UNIDA Y EN PAZ. VOTEMOS POR UN APTA QUE NO SEA PATRONAL, NI GUBERNAMENTAL, NI PARTIDARIA. SOLO DE SUS TRABAJADORES
Ricardo Cirielli
Secretario General
28 de Julio de 2015