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21/04/2012 Diario Perfil

Kicillof, a la lista de los que deslumbraron a CFK

Lousteau, Massa, Bossio, Boudou y Heyn encandilaron a Cristina en distintos momentos de su gestión. Todos son jóvenes que cumplieron un rol de consejeros privilegiados que duró poco.

Axel Kicillof (40) no es el primer “joven brillante” que deslumbra a la Presidenta, Cristina Fernández. “Esta película ya la vimos”, reconoció un histórico colaborador del kirchnerismo a PERFIL.

Los actores de la película fueron cambiando, pero compartieron con la jefa de Estado una relación similar: ella los escuchaba a diario y los tenía en cuenta para la toma de decisiones cruciales. Como si hubieran pasado por un casting, los hombres de Cristina son muy parecidos, con una edad promedio de 35 años, economistas –la mayoría.
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La fascinación más corta de CFK tuvo como principal protagonista al economista Martín Lousteau. Integró el primer gabinete de la jefa de Estado en 2007. Cuando lo nombró como ministro, Lousteau tenía 36 años y una sólida formación académica combinada con trayectoria profesional. Pero su carrera ascendente fue cortada de cuajo por la mandataria, quien decidió hacerle pagar el costo del proyecto de retenciones, motivo principal de la pelea con el campo. Duró cuatro meses en el cargo.

Sergio Massa, el único de esta lista que no es economista sino abogado, fue otra de las estrellas fugaces en el firmamento de Cristina. Massa había sido durante cinco años director ejecutivo de la Anses. En 2007 ganó la intendencia de Tigre y en 2008 Cristina lo convocó para reemplazar a Alberto Fernández en la Jefatura de Gabinete. Massa también tenía 36 años cuando asumió en el cargo. Era asiduo de CFK, un hombre clave en el Gobierno, hasta que a Cristina se le pasó el deslumbramiento. Se fue del gabinete en malos términos, acusado de ser un “hombre de Clarín”. Estuvo un año.

Amado Boudou fue apadrinado por Sergio Massa. Lo resistían todos, hasta Néstor Kirchner, pero ella quedó encandilada con el perfil juvenil del actual vicepresidente: rocker y de buena oratoria, la convenció de estatizar el sistema previsional y le otorgó una caja millonaria. Esa fue, según ella misma lo dijo, la razón por la que lo eligió en 2011 como compañero de fórmula. Hasta intentó convertirlo en jefe de Gobierno porteño, pero como no le daban las encuestas le reservó el puesto mayor. Pasaba horas en la Quinta de Olivos charlando con ella y desataba celos en el resto del gabinete, sobre todo en los históricos, como Carlos Zannini. Hoy Boudou, entre el caso Ciccone y algunos roces con el ultrakirchnerismo, está apartado de la escena protagónica.

Diego Bossio entró al mundo de Cristina de la mano de Valeria Loira, su esposa, que había sido asesora de ella en el Senado. Loira conoció a Diego en la Cámara alta. El joven tandilense trabajaba con Celso Jaque quien, cuando se convirtió en gobernador de Mendoza, lo llevó al gabinete.
Después de un paso fugaz, y tras un pedido de Loira, CFK lo convocó para presidir el Banco Hipotecario. La plataforma de Bossio fue la Anses. Cuando Boudou dejó la dirección ejecutiva le mandó un mensaje de texto a Diego: “Creo que estás para algo más grande”, le escribió. El tenía 29 años. Cristina le confirmó la noticia: sería el sucesor de Boudou.
Su influencia en el círculo íntimo se fue achicando. Hoy no es un “mimado”, aunque está firme en el cargo. Otro de los encandilamientos de CFK fue con el joven Iván Heyn, de La Cámpora, que hasta sonó como posible viceministro de Economía. El destino ubicó a Kicillof en ese puesto, y Heyn se desilusionó con ese nombramiento. La muerte se llevó a Heyn en una habitación de Montevideo durante una cumbre del Mercosur. Tenía 34 años.

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