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26/04/2012 El Cronista Comercial

La nueva etapa del relato

La Presidenta optó por el plan “A”, la expropiación de YPF, un proyecto que tenía en carpeta desde hace tiempo y que lo había comenzado a soñar con Néstor Kirchner.
Esto se dio sin importar el costo político que debía pagar por haber defendido la privatización de esa misma empresa, durante el gobierno de Carlos Menem.
Solo esperó el momento adecuado mientras ganaba tiempo frente a las advertencias del gobierno español y del propio Rey Juan Carlos, hoy golpeado por matar elefantes y tener algunas amigas muy especiales.
Y el proyecto desembarcó cuando el gobierno necesitaba dar un golpe de efecto ante la opinión pública, a solo cuatro meses de haber iniciado el segundo turno CFK y cuando aparecían con fuerza los efectos de la inflación y las trabas a las importaciones, cuando era necesario parar la salida de dólares o cuando golpeaban causas judiciales que molestaban al poder.
Así, los planes se adelantaron. Aunque el tema ya estaba definido en sus principales trazos.
Tener bajo control del Estado los recursos petroleros del país y una empresa como YPF, que nunca debió salir de la órbita pública, genera un amplio respaldo en la población.
El tema pasa por saber en qué falló el gobierno a la hora de controlar a Repsol YPF y que hará de ahora en más con esa empresa. Y qué política clara tiene para el autoabastecimiento de gas y petróleo. En definitiva, el de una energía que se le escurrió hace tiempo al gobierno de entre las manos.
Cómo evitar que YPF se convierta en otra Aerolíneas Argentinas. Cómo evitar que sea sólo una fuente de empleo con altos sueldos para un sector del kirchnerismo y cómo cerrarle las puertas a la corrupción.
El gobierno tiene una oportunidad muy importante para el futuro energético del país.
Pero los personajes que se mueven en este nuevo escenario son los mismos responsables del funcionamiento del sector energético, del transporte y de otros servicios públicos que tantas deficiencias tienen, como el ministro de Planificación Julio de Vido y el secretario de Energía Daniel Cameron.
Claro que ahora aparece un nuevo jugador en escena y es el viceministro de Economía, Axel Kicillof, el hombre fuerte del gobierno, un mimado de Cristina Kirchner que supervisará cada pasó que den De Vido y Cameron.
Aunque la propia presidente tuvo que poner límites a las propuestas que tenía Kicillof sobre YPF. El ahora viceinterventor de YPF quería ir por todo, según distintas fuentes del oficialismo.
Kicillof sorprendió a propios y extraños cuando en el Senado habló delante de De Vido y Cameron sobre los gravísimos errores que había cometido Repsol YPF.
Errores que se cometieron sin que el gobierno levantara la voz como lo hizo en los últimos dos meses y sin que a nadie se le cayera la cara a la hora de elogiar la gestión de los españoles y de su socio argentino Eskenazi, que seguirá teniendo sus acciones.
Pero ni De Vido ni Cameron respondieron a lo que Kicillof cargaba en sus propias mochilas de responsabilidades.
Aunque también Kicillof tiene algo guardado en el placard. Porque fue responsable de las finanzas en Aerolíneas Argentinas durante la gestión de Mariano Recalde.
Este Kicillof que se muestra autosuficiente tendrá cada vez más poder pero también muchos exámenes por rendir.
Por lo pronto, puso sobre la mesa lo que siempre se cuestionó desde la oposición y se negó desde el oficialismo.
Los deficientes controles del estado, ya sea por errores o para proteger a socios y amigos.
En el caso de YPF, nada más ni nada menos que un verdadero vaciamiento empresario, según la óptica K. Aunque resulta curioso que no se lo haya denunciado antes. Después de todo, el relato lo justifica todo.
En este marco, la oposición volvió a moverse al compás de los tiempos del Poder Ejecutivo Nacional.
Decidió en gran parte acompañar, por lo menos en general, la expropiación de YPF en el Congreso y volvió a poner en la superficie los serios problemas que tiene para unificar posiciones.

Un párrafo aparte merece Car
los Menem, el padre de la privatización de YPF que hoy se sube al furgón de cola del tren de la expropiación, en medio de una alianza por conveniencia con el kirchnerismo.
Una alianza que tuvo el guiño en su momento de Néstor y Cristina Kirchner.
Hoy Menem fue reelecto como senador por La Rioja y facilita votos que necesita el gobierno.
Mientras tanto, las causas que preocupan al gobierno, como el caso Ciccone/Boudou, la tragedia de Once y el escándalo de Schoklender con la construcción de viviendas para las Madres de Plaza de Mayo, no desaparecieron de los tribunales.
Se mueven, aunque algunas veces al ritmo del poder político. Pero están ahí.
Se podrán poner bajo la alfombra, pero siempre habrá alguien en la justicia que se encargue de sacudir el polvo.

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