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25/08/2012 Clarín

Nota - Sup. Rural - Pag. 6

Por un uso responsable de las alas

En Rosario, el sector de aeroaplicadores coincidió en la necesidad de mayor capacitación para ganar eficiencia y cuidar el ambiente.

Al ras del suelo. Según Orlando Martínez, de la Federación de Cámaras Agroaéreas, la aplicación aérea logra una mayor penetración en el cultivo. En la Argentina, cada tres hectáreas fumigadas en tierra, una se hace por aire.

En los próximos cinco años la fumigación aérea crecerá 20% en hectáreas aplicadas para llegar a las 12 millones en todo el país. Así lo calcula Orlando Martínez, presidente de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas, la entidad que la semana pasada organizó en la Bolsa de Comercio de Rosario el XXI Congreso Mercosur y Latinoamericano de Aviación Agrícola al que asistieron más de 300 personas.

Clarín Rural asistió para recoger las tendencias de una industria que quiere hacerse fuerte en la Argentina. La incorporación de nuevas tecnologías y la capacitación de los aplicadores son los puntales de esta proyección creciente del negocio. Por el contrario, la ampliación de la brecha de precios del servicio contra la fumigación terrestre a raíz de costos más altos, como el combustible, y -sobre todo- las críticas de ecologistas y las crecientes presiones para prohibir los vuelos son escollos que complican al sector.

En la actualidad, cada tres hectáreas fumigadas en tierra, una se hace por aire. "Pero la aviación agrícola va a crecer porque a la oferta de superficie que le falta incorporar a la Argentina le cierra más ser atendida por nosotros; y además porque el productor está observando que la aplicación aérea tiene un plus sobre la terrestre", relata Martínez y ejemplifica: "Por definición, tiene más penetración en el cultivo, y a diferencia del fumigador terrestre el aeroaplicador está más capacitado sobre todo el proceso, y esa profesionalización redunda en una mayor eficiencia".

Más del 90% de los pilotos son dueños del avión y el 60% de ellos ha estado en el negocio por más de 20 años, con un promedio de 10.000 horas de vuelo. En la Argentina hay 1.000 aviones agrícolas registrados, la mayoría importados de marcas estadounidenses.

Del total, el 30% son unidades de antigüedad que necesitan ser reemplazadas. "Aprovechando las políticas de sustitución de importaciones, estamos presentando una nueva versión del Puelche", señaló Julio César Lombardi, vicepresidente de la fábrica de aviones estatal Fadea.

En materia de tendencias, se vienen nuevas innovaciones tecnológicas en pulverización para el control de plagas y enfermedades.

Por ejemplo, nuevos mapeos de GPS, balizamiento satelital, software de aplicación preparados para dosificación variable y hasta tecnología para aplicaciones nocturnas, que por razones de menor viento es una aplicación más precisa. "Aparecen nuevos químicos que reducen la importancia de la temperatura y la humedad y que se puede aplicar en horas tempranas de la mañana aun con la presencia de rocío, ya que el efecto perjudicial es inferior al de las condiciones que se dan más avanzado el día", señaló el especialista Alan Mac Cracken.

El congreso se convirtió en una tribuna de la defensa frente a las acusaciones de contaminación.

"Es una lástima que quienes nos critican tengan más difusión en los medios y atención de los políticos que nosotros, pero los números están de nuestro lado. Hay mala praxis, pero bien aplicada la fumigación aérea no tiene el impacto ambiental que se le achaca.

Lamentablemente, se toman estos casos aislados para atacar la actividad, pero estamos controlados por la Anac y con gente que necesita cinco años de preparación para volar", se quejó Martínez.

Por su parte, Juan Cruz Jaime, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Sanidad Animal y Fertilizantes, señaló que "el 83% de los productos fitosanitarios que se usan en Argentina, incluyendo el glifosato, son los que menos riesgos representan para la salud". A su vez, el ingeniero Alberto Etiennot calculó que "se necesita incorporar 210 gramos de producto puro a una población de personas de 70 kilos para que el 50% de esa población se intoxique, y eso solamente puede ocurrir ante una exposición accidental al producto puro o en forma crónica, lo cual afectaría, antes que nada, al aplicador".

Al ras del suelo. Según Orlando Martínez, de la Federación de Cámaras Agroaéreas, la aplicación aérea logra una mayor penetración en el cultivo. En la Argentina, cada tres hectáreas fumigadas en tierra, una se hace por aire.

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