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03/01/2012 01:04 - La Nación online - Noticias

Granados: el patrón menemista que tiene a Ezeiza en un puño

Con su cuarta reelección consumada, el intendente supo aprovechar los 90 y se acomodó con los Kirchner; sus vínculos con Maradona, Menem y Grondona

Por Natalia Pecoraro | LA NACION
Fue ultramenemista, duhaldista y supo enrolarse en el kirchnerismo. Gobierna Ezeiza desde 1995: los vecinos del distrito no conocen otro intendente; fue el único desde que se creó el distrito. Por su manera personalista de manejar el poder, la oposición lo acusa de manejar el municipio "como si fuera su estancia".
En las urnas, fue implacable: sacó el 66% en los últimos comicios y fue reelecto por cuarta vez. Cuando termine su quinto mandato, en 2015, completará dos décadas a cargo de Ezeiza, un distrito estratégico en el conurbano bonaerense. En el kirchnerismo lo señalan como un intendente ejemplar y destacan su capacidad de gestión.
"Ezeiza es un feudo y él es el señor de los anillos. Decide todo, desde una multa hasta obras públicas, todo pasa por él. Vivimos en Granadolandia", dijo a LA NACIÓN un opositor que pidió no ser identificado.
Granados nació en una familia de comerciantes. Su padre era dueño del famoso restaurante El Mangrullo y del hotel que estaba al lado del aeropuerto internacional. En la zona dicen que sus vínculos con la Fuerza Aérea eran "más que buenos".
Se afilió al radicalismo en plena primavera alfonsinista, pero se dedicó a los negocios familiares hasta la década del noventa, cuando se volcó de lleno a la política en el peronismo. Los opositores cuentan que el sindicalista Lorenzo Miguel pidió prestado El Mangrullo a la familia Granados y que de ahí surgió el vínculo de Alejandro con el gremialista y con Carlos Saúl Menem.

El Mangrullo.
En El Mangrullo se festejaron los triunfos del ex presidente en la elección interna del PJ en 1988 y la reelección de 1995.
"Menem pasaba temporadas en su quinta. Hoy, el logo de la municipalidad está tomado de la tipografía que usaba Menem en aquella época [los noventas]", contó otro referente opositor.
"Tuvo habilidad para pegarse al poder. Primero, para conseguir que Menem le diera dinero para obras. La plata siempre vino de Nación o de provincia. Él se lució haciendo obras", agregó.
Para Granados, los puestos clave quedan en familia. Gastón Granados, uno de sus hijos, es el presidente del club Tristán Suárez, que es propiedad de la familia. Su cargo implica vínculos con la Asociación de Futbolistas Argentinos (AFA) y con su histórico líder, Julio Humberto Grondona. Alejandro Granados, otro hijo, es el titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Leonor Granados, hermana del intendente, es senadora provincial.
La sucesión en Ezeiza también quedará en sus manos. Según él mismo reconoció, su mujer, Dulce Granados, tiene todas las cartas para asumir en 2015. Dulce es diputada nacional, pero fue secretaria de Desarrollo Social del municipio. Hace dos meses, en la inauguración de la Universidad de Ezeiza, la propia Cristina Kirchner sugirió que Dulce debía tener la oportunidad del gobernar el distrito. Las paredes de Ezeiza lo ratifican: "Lo dijo Cristina: Dulce 2015".
La familia tiene un amigo célebre. Cuando está en el país, se refugia en su casa de Ezeiza. Es habitué de El Mangrullo y acompañante ocasional del intendente en la inauguración de algunas obras, especialmente las ligadas al deporte. Alejandro y Gastón Granados son íntimos de Diego Armando Maradona.
Hasta el 20 de octubre de 1994, Ezeiza fue parte de Esteban Echeverría. Desde la división, tuvo un crecimiento exponencial. Este punto es lo que más ponderan aún quienes más lo critican.
Otro opositor que también destacó el cambio que hubo en la zona en los últimos 15 años fue menos optimista. "Vivimos en un lugar más o menos seguro, si. Pero lo inseguro es decir que te robaron, porque él [Granados] te arregla [paga]. Entonces los índices de criminalidad son bajísimos, no son reales. Tenemos actos de delincuencia como en otros lados, pero pasa eso: te dan lo que decís que te falta y así no hacés la denuncia", contó.
"El grado de posibilidad de denunciar es cero. Domina la fiscalía. Maneja el Poder Judicial. Maneja el Legislativo", agregó.
Luis Roberto Barbaccia, titular de Pro en el distrito, graficó la situación con palabras similares. "Hay disuasión para que uno no haga denuncias, para que esto parezca un paraíso. En el Poder Judicial no aceptan denuncias de nada", aseguró. LA NACIÓN intentó contactarse con el intendente y con los funcionarios más cercanos, pero no hubo manera de hablar con ellos.
División de poderes
Además de las acusaciones por influencia en el Poder Judicial, en la oposición apuntan a los concejales. "Más que respeto, es miedo. Es increíble cómo maneja el poder: ha logrado someter a quien se le plante adelante. Hay secretarios que están sólo porque levantan la mano. Los concejales, lo mismo", sostuvo un dirigente de Pro.
En la UCR, se expresan en el mismo sentido. "No hay oposición y los pocos que han entrado, opositores, al poco tiempo pasaron al plantel de Granados. Los proyectos que se debaten son los que presenta el Ejecutivo", dijo Congett.
Barbaccia contó que en el Concejo Deliberante "a todos les da un carguito" y comparó al intendente con un patrón de estancia. "No hay representación del pueblo. Granados trabaja para diezmar a la oposición, a quienes tienen alguna chance de organizarse", añadió.
Un referente que pidió no ser identificado fue contundente en su crítica a Granados y a la propia oposición. "Por temor y por presión, él es el único que puede movilizar. Es una buena gestión porque es el único, no hay otro".

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