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09/01/2012 El Diario - Entre Ríos - Nota - Información General

Del viejo Guaraní al primer avión multimedial del país

Un equipo de investigadores entrerrianos desarrolló el primer simulador de vuelo de una aeronave de fabricación nacional. El dispositivo fue instalado en un viejo avión que estaba en el Aeroclub y fue restaurado. Un desarrollo que incluye software libre e historia de la aeronáutica que ahora va por el Pampa, el Pucará y el Pulqui.
El avión Guaraní luce como nuevo. El piloto pide autorización a la torre de control del Aeropuerto Justo José de Urquiza, en Paraná, y la ruidosa y robusta aeronave de fabricación nacional comienza a carretear por la pista. Despega, se eleva, sobrevuela la ciudad. Guarda el tren de aterrizaje y emprende un viaje tranquilo hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde aterrizará 40 minutos después en el Aeroparque Jorge Newbery.
La situación, que se repitió por años en Entre Ríos, desde donde a diario partían los Guaraní en vuelos de línea a la capital del país, puede volver a vivirse. Un equipo de investigadores encabezado por el licenciado en Bioinformática Walter Elías restauró un viejo avión que estaba prácticamente abandonado en el Aeroclub de Paraná e instaló adentro un potente software y modernos equipos y ahora el Guaraní es el primer avión multimedial de la Argentina.
El proyecto fue presentado en Cancillería y derivó en una propuesta para elaborar un proyecto para conseguir financiamiento internacional y encarar el desarrollo de simuladores de otros clásicos de la aeronáutica nacional como el Pulqui, el Huanquero, el Pucará y el Pampa. El equipo, con sede en la ciudad de Oro Verde, también quedó primero en la fila para empezar a pensar en el desarrollo de simuladores de los aviones que actualmente se están fabricando en la Argentina y recibió una invitación para representar al país en la próxima Feria Internacional de Aeronáutica y del Espacio que se realizará en marzo, en Chile.
Elías tiene 38 años y es mendocino, pero está radicado hace años en Oro Verde, de donde es oriunda su esposa, la profesora de Ciencias Naturales Marina Grandolio. Ambos tienen una empresa de informática que fue una de las primeras en desarrollar páginas webs en la provincia. Tienen una nena de 4 años, Avril, y dan clases en algunas escuelas públicas.
- ¿Cómo pasaron de las páginas webs a los simuladores de vuelo?
- Lo del avión multimedial surge en parte porque entre nuestros clientes más viejos tenemos al Aeroclub Ciudad de Paraná y a la Federación Argentina de Aeroclubes, a quienes les hicimos sus webs. Cada año, ellos hacen una muestra anual a la que nosotros aportamos algo tecnológico. En 2010 fue un enlace de Internet y una sala para que los pilotos averiguaran el clima. Y en 2011 se me ocurrió lo del simulador. Los aviones me interesaron desde chico, pero no más que hacer maquetas y esas cosas. Como un hobby. Les comenté a las autoridades el Aeroclub y se interesaron.
- ¿Y por qué el Guaraní?
- Buscando en el Aeroclub un lugar físico para desarrollar el proyecto, vimos el Guaraní que allí está y propusimos reconstruirlo para instalar dentro el simulador. Empezamos a ir los fines de semana y en cada rato libre y lo conseguimos.
-¿Cómo siguieron?
- Estábamos decididos a usar software libre, así que nos contactamos con la gente del Grupo de Usuarios de Linux (LUG) de Paraná y les contamos el proyecto. Se prendieron en la idea y empezamos con el desarrollo. Investigamos y encontramos videos del mismo avión. Capturamos el sonido, hicimos un análisis de frecuencias y así pudimos recrear el ruido característico del Guaraní. Lo mismo con condiciones físicas como potencia, peso y centro de gravedad, para lo cual hubo que estudiar el manual.
-¿Por qué le llaman avión multimedial?
- Porque junta muchos elementos, entre ellos la informática, la historia y el software libre. Pasamos de la idea inicial del simulador a una más compleja a través de la cual capacitamos y hablamos de software libre y le sumamos la historia de la aeronáutica argentina justo ahora que se está reflotando. En Tecnópolis había varios de los aviones históricos, como el Pulqui 1 y 2, el Pampa y el Pucará, se los podía tocar, pero no se podía "volar" en ellos como en nuestro Guaraní que, a la vez, tiene una historia muy rica porque, entre otras funciones, se usó para transportar a los gobernadores y prestó servicio durante años en Líneas Aéreas de Entre Ríos (LAER). Es mucha la gente que ha viajado en él, que lo conoce, que recuerda sus características.
¿La idea sigue creciendo?
- Sí. Ahora queremos que el avión multimedial sea autosuficiente. Que la persona que se siente en él pueda recorrer a través de una pantalla la historia de la aeronáutica argentina y que tenga la posibilidad de optar por uno de los aviones y volar con cada uno de los modelos. Incluso, pensamos en desarrollar simuladores para los aviones que se están fabricando en la Argentina actualmente. Aunque nuestro país tiene su propia aerolínea de bandera, nadie hizo ni está haciendo ese trabajo. No hay simuladores de vuelo de aviones argentinos y vamos por ese desafío.
¿Cómo financian el trabajo? ¿Es todo caro?
? Hay cosas que son muy caras. Pero también supimos aprovechar recursos a nuestro alcance, como las netbooks del programa Conectar Igualdad, que mi mujer y yo tenemos por ser docentes en escuelas públicas en Villa Fontana y en Oro Verde. También mi suegra contribuyó y nos compró un LCD del plan de financiación para jubilados que lanzó el gobierno nacional. Conseguimos las palancas de mando en un mayorista a un costo accesible y así nos vamos arreglando. También solicitamos ayuda al gobernador Sergio Urribarri y está en trámite un aporte económico para una parte del proyecto.
- ¿Cómo llegaron al encuentro en Cancillería?
Publicamos nuestro proyecto en Internet, lo vio Sebastián Lorenzo (entrerriano, director de la Escuela Nacional de Gobierno de la Jefatura de Gabinete) y nos invitó a participar en Buenos Aires hace un mes del IV Foro de Sociedades Digitales que se realizó en Cancillería. Nos fue muy bien. La gente se divirtió y se interesó mucho. Entre ellos, la persona que se encarga de gestionar inversiones extranjeras para aeronáutica y el espacio, que es quien nos pidió que elaboremos un proyecto sobre los simuladores, para luego conseguir el financiamiento. También fuimos invitados a participar de la Feria Internacional de Aeronáutica y el Espacio que se hará en Chile, en marzo.
-¿Quiénes se enganchan más?, ¿los chicos o los grandes?
- La verdad que todos. Ahora queremos ponerle hidráulica, de manera que con el movimiento del volante el avión se incline y se sacuda. Los chicos le agarran la mano enseguida porque están muy familiarizados con los jueguitos y hay una estética parecida. La diferencia es que acá no hay que dispararle a nada. Gana el que aterriza con éxito en el destino elegido, lo cual no es para nada fácil. La física está muy lograda y, por ejemplo, cuando el avión se queda sin potencia entra en pérdida, pierde sustentabilidad y eso se experimenta claramente a través del sonido, de lo visual, del volante que no responde, de las alarmas que suenan. Se programa la hora y el clima y hay otras cuestiones de realismo, como cuando falta oxígeno en la cabina y se recrea una pérdida de conocimiento con la pantalla toda negra. La adrenalina y la diversión están, pero sin tiros ni ataques.

HISTORIA
El recuerdo de un experto
El primer IA50 Guaraní llegó a Entre Ríos alrededor de 1975 para cu
brir la necesidad del gobierno de implementar un servicio de correo aéreo para enviar documentación a distintos organismos de la Nación. "Eran aviones sin pasajeros, que solamente transportaban sacas de correo. El avión llegaba, entregaba la carga, permanecía todo el día en Buenos Aires, volvía a cargar y regresaba", recuerda Armando Larrea, que fue piloto de Líneas Aéreas Provinciales de Entre Ríos (Laper), luego convertida en Líneas Aéreas de Entre Ríos (LAER).
Larrea cuenta con unas 20.000 horas de vuelo entre aviones, helicópteros y planeadores, de las cuales 2.000 fueron al mando de aviones IA50 Guaraní. Luego voló en la Dirección de Aeronáutica de la provincia y después se fue a Austral, donde se jubiló.
Asegura que, si bien en alguna oportunidad algún gobernador habrá abordado el Guaraní, no era el traslado de los mandatarios el destino del avión en la provincia, sino que a ese servicio lo prestaban otras aeronaves, entre otras un Becchcraft y un Cessna de cuatro plazas y un Piper Azteca de seis asientos, que usualmente también cumplían funciones sanitarias y se destinaban al transporte de funcionarios.
"La gente se fue enterando que los aviones volaban casi vacíos y empezó a pedir viajes de cortesía. La demanda creció, empezaron a cobrar pasaje y se regularizó un vuelo diario a Buenos Aires. Así nació Laper, como una línea de fomento, que tuvo éxito y fue sumando horarios, destinos y aviones", recuerda Larrea.
A los vuelos a Aeroparque, Laper sumó viajes a distintos puntos del interior provincial. Llegó a tener en esa etapa unos 14 pilotos. "En ese entonces, se alquilo un Guaraní a la Fuerza Aérea, se lo matriculó civil y voló casi un año, plazo durante el cual se terminaban de construir dos Guaraní para la provincia configurados para el transporte de pasajeros. Llegaron en 1975 y el otro fue devuelto", narra.
"Así nació el servicio con 14 asientos, más el del piloto, el copiloto y el mecánico y la línea pasó a llamarse LAER", detalla Larrea, a la vez que señala las virtudes del Guaraní: "Ese avión era una maravilla, un bimotor de gran servicio diseñado en la Argentina, hecho artesanalmente en Córdoba, aunque con complementos importados como los motores, algunos instrumentos y el sistema del tren de aterrizaje. Era una nave sobredimensionada en potencia. Le sobraba motor y, en general, tenía unas condiciones espectaculares", enumera. Las matrículas de los dos aviones que llegaron a la provincia eran, recuerda, LV LAE y LV LAI, siendo este último el que fue restaurado y convertido en base del primer avión multimedial argentino.
El otro partió el domingo 7 de enero de 2007 desde la II Brigada Aérea de Paraná para recalar en el Museo Nacional de Aeronáutica de Argentina, en Morón, luego de haber cumplido más de 40 años operando en los cielos del país.
Luciana Dalmagro.

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