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09/01/2012 Clarin.com - Nota

Iban a deportarlo a China y se escapó de Aeroparque

Por Omar Lavieri

El personaje de Ricardo Darín en la película Un cuento chino halló a un ciudadano asiático perdido en la vereda del Aeroparque. La historia imaginada por Sebastián Borensztein fue superada, como suele suceder, por la realidad.
El 17 de diciembre pasado Youfa Lu, de 27 años, chino, nacido en la provincia de Fujian, ingresó a la Argentina desde San Pablo, Brasil, sin la visa consular correspondiente. Los empleados de la Dirección de Migraciones hicieron lo que disponen las normas y lo obligaron a dejar el país en el próximo avión de la compañía que lo había traído. Lu llegó a Buenos Aires en el vuelo 1223 de Aerolíneas Argentinas el sábado 17 de diciembre a las 22; al día siguiente iba a ser deportado. Tenía un lugar reservado en el avión de Aerolíneas que partió hacia Brasil a las 7 del domingo 18. Pero en ese vuelo el asiento de Lu quedó vacío: el chino escapó de Aeroparque, donde lo habían dejado a cargo de un vigilador privado que ?en nombre de Aerolíneas? se hizo responsable de custodiarlo.
Se siguió el procedimiento: Migraciones lo detectó y dispuso la deportación. Se lo entregó a Aerolíneas porque la compañía aérea es la que debía hacerse cargo del viaje de regreso a Brasil. Y los empleados de Aerolíneas lo dejaron manos de un vigilador de la firma High Assitance Services (HAS).
Las disposiciones no permiten ni encerrar ni esposar a una persona mientras espera ser deportada. Por eso, Lu quedó bajo la custodia férrea de un hombre HAS. Aún no se sabe si el vigilador se quedó dormido o si miró hacia otro lado, pero Lu escapó de Aeroparque al trotecito. Atrás dejó para siempre las pocas pertenencias con las que había llegado que, con la premura que tenía para irse, fueron abandonadas en el suelo. Tenía un bolso de mano marrón marca Armani, un porta notebook y una pequeña valija con rueditas. Como mudos recuerdos del paso de Lu por el Aeroparque Jorge Newbery quedaron tres cargadores de celulares, uno de notebook, un cinturón y dos necessers de Turkish Airlines con tapones para los oídos, anteojeras y las medias que se ofrecen a bordo. Además, llevaba cuatro paquetes de toallas demaquillantes. Dos pares de zapatillas, escasa cantidad de ropa, medicamentos, una campera, un chaleco y su pasaporte son las cosas con las que Lu llegó a la Argentina y quedaron retenidas por la Justicia .
La Policía de Seguridad Aeroportuaria hizo la denuncia judicial que está bajo investigación del juez Norberto Oyarbide y del fiscal Jorge Di Lello. Se pudieron reconstruir los últimos momentos de Lu en el Aeroparque a partir de las grabaciones de las cámaras de seguridad. El chino, mientras estaba con el vigilador a unos pasos, hablaba por celular, utilizaba su notebook y entraba y salía del baño de hombres. En un momento ?según revelan las filmaciones? el fugado y su cancerbero conversaron. Sobre qué, no se sabe. En qué idioma, tampoco.
Cerca de la 1.30 de la madrugada el chino salió del baño y el vigilador seguía sentado pero, esta vez ?según las imágenes- estaba aparentemente dormido. Lu aprovechó el persistente cabeceo del vigilador abatido por la larga noche y huyó. Caminó por varios sectores del Aeroparque, transitó veloz por el free shop, bajó escaleras mecánicas, pasó su notebook por el scanner de la Aduana y salió raudo luego de poner cara de póker frente al mostrador de Aerolíneas. En las imágenes de las cámaras Lu se pierde en la vereda.
No estaba Darín para recogerlo.
Los investigadores sospechan que aquellos con los que se contactó por celular lo pasaron a buscar. Mientras la Justicia tiene la casi imposible misión de hallarlo, Lu cumplirá sus 28 años en Argentina el 29 de febrero. Camina por las calles de nuestro país. Sin su pasaporte. Y sin sus escasas posesiones que dejó para aliviar el peso en la huida.

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