Nueva agenda: medidas para evitar la salida de las utilidades de los bancos y broncas con las petroleras.
POLÍTICA
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El JP1 –del inglés jet propulsion o propulsión a chorro– no tiene relación alguna con la Juventud Peronista, explicó la Presidenta en el acto de su reasunción, sino que es uno de los nombres que reciben los combustibles para aviones. El precio del JP1 que las petroleras le imponen a Aerolíneas Argentinas, las nuevas medidas dispuestas por el Banco Central que tienden a limitar el envío de divisas desde las entidades financieras a sus casas matrices en el exterior, junto con la oficialización de la "ventanilla única" en el manejo de las importaciones, son algunas de las medidas que esta semana nutrieron la etapa de la "sintonía fina" a la que también vienen aludiendo Cristina Kirchner y otros funcionarios.
Si Cristina confirmó en su discurso que se viene una etapa distinta en la relación con las petroleras, la cuestión del JP1 fue retomada el viernes por el presidente de Aerolíneas Argentinas,Mariano Recalde,quien volvió a explicar que nuestra línea de bandera es obligada a comprar el combustible a precio internacional, siendo que se trata de un insumo producido en nuestro propio suelo, a costos mucho menores. Recalde dijo que "Aerolíneas es la principal consumidora del JP1, con 500 millones de dólares al año; habría que hacer lo necesario para que pague un poco más barato".Traducido, el titular de Aerolíneas dijo que "ésta es una situación que hay que corregir y tomaremos las medidas necesarias para revertirla".
El anuncio se suma a un cuadro de fondo al que también aludieron el ministro Julio De Vido y el secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, cuando denunciaron presuntos sobreprecios cobrados por las petroleras y más aún a las advertencias hechas por la Presidenta, cuando dijo que por el estancamiento o baja en la producción "hemos tenido que importar 9396 millones de dólares en combustible, un 110 por ciento más que en 2010", lo que implicó severas consecuencias en la balanza comercial.
Tras algún intercambio de chicanas respecto de la denuncia de sobreprecios, las petroleras han asumido la consigna del Coco Basile: Silenzio stampa.
