Por Francisco Olivera | LA NACIÓN
Algunos lo sabían. Habían escuchado que Ricardo Echegaray, director de la AFIP, venía ventilando a otras áreas del Gobierno los sueldos de los principales ejecutivos de las empresas. Fueron los pocos que no se sorprendieron anteayer, cuando la presidenta Cristina Kirchner informó por cadena nacional que le había encargado ese trabajo al administrador y que el Gobierno haría "un estudio profundo sobre el tema". Muchos directivos, agregó, ganan "20 u 80 veces lo que gana cualquier funcionario público".
En algunas empresas cundió el pánico. No tanto porque se espere una medida específica al respecto sino por temores fácilmente predecibles si se analiza la historia reciente: la posibilidad de que esos ingresos se hagan públicos. Las razones, sobre las que casi nadie quiere hablar en público, son simple pudor o miedo a la inseguridad.
"No alcancé a interpretar lo que quiso decir la Presidenta con eso -dijo Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio, uno de los pocos que contestó en voz alta-. Si un ejecutivo cobra una suma grande, bueno, tendrá valor el tipo. Y la empresa será una empresa exitosa que pague buenos salarios".
El dirigente elogió, en cambio, la creación de la comisión interministerial que evaluará la rentabilidad para el seguimiento de las negociaciones salariales y que integrarán Axel Kicillof, viceministro de Economía, y Débora Giorgi, ministra de Industria: "Nos parece muy bien, porque hay muchas paritarias en las que existe poca información", dijo.
La Unión Industrial Argentina (UIA) convocó a una reunión de comité directivo para el martes. Es probable que salga el tema y que se discuta: en la central fabril hay sectores que aceptan la decisión de Cristina Kirchner, que consideran en línea con la que están aplicando los países centrales.
Aunque Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de la UIA, no lo ve como algo que deba ser tenido en cuenta. "Que pidan los salarios, a mí no me preocupa: son todos en blanco, todos pagan impuestos y cargas sociales. De hecho, en Brasil los sueldos de los ejecutivos son más altos. Además, si se habla de inclusión social, los salarios que discutimos están todos incluidos: superan ampliamente el salario mínimo y pertenecen a la economía formal".
Funes de Rioja juzgó indiferente la creación de la comisión de seguimiento de paritarias. Dice que eso se venía dando "de hecho o de derecho" y que, en general, una negociación tiende a empantanarse y siempre termina interviniendo el Gobierno.
Las negociaciones por los salarios serán entre marzo y junio, y aparecen como desvelo inmediato de las corporaciones, que descuentan que ningún gremio pedirá aumentos inferiores a la inflación. Por lo pronto, el pago a cuenta que están recibiendo los bancarios y que se completará el mes próximo supera el 20%. Y empresas eléctricas como Edesur y Edenor han recibido un anticipo del reclamo Oscar Lescano. El secretario general de Luz y Fuerza, promete pedir un 30% y un pago equivalente a una elevación del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias.
