Boudou encabezó un acto pero no habló en forma directa de Moyano.
El Gobierno de Cristina Kirchner dejó pasar el segundo día de reclamos explícitos de Hugo Moyano sin responder de modo directo. La Casa Rosada suele salir al cruce de las críticas, a partir de ministros o funcionarios nacionales que ofician como voceros de las posiciones oficiales. No fue el caso. Se esperaba una réplica de Amado Boudou, en un acto que encabezó el Vicepresidente por el aniversario de la batalla de San Lorenzo en esa localidad santafesina. Pero apenas en algunas de sus declaraciones, si se refirió al camionero, lo hizo de manera ambigua.
“Siempre hay combates que hay que librar”, dijo Boudou ante los periodistas en San Lorenzo, en el acto que compartió con el gobernador socialista Antonio Bonfatti, entre otros. “Hay luchas que vale la pena dar, como la lucha por el desarrollo, la industrialización, el trabajo, porque es la lucha de 40 millones de argentinos bajo el liderazgo de Cristina Kirchner”, agregó el Vicepresidente en sintonía con el discurso de Cristina, el miércoles, en el que también se refirió a Moyano de modo indirecto y se ubicó por encima de la disputa de los últimos días.
“No voy a ser gendarme de utilidades empresariales ni presa de una interna sindical o gremial. Yo gobierno para los 40 millones de argentinos”, había repetido la Presidenta, como en su discurso de asunción en 2007.
Antes de que hablara Boudou, integrantes del elenco oficialista que suele defender públicamente las posiciones de Cristina prefirieron no pronunciarse sobre los cuestionamientos de Moyano.
“Nadie del Gobierno salió a contestarle”, dijeron a este diario dos espadas mediáticas habituales del kirchnerismo. La estrategia de bajarle el tono a la confrontación a la que se subió el camionero, y ponerse por encima, se profundizó luego del discurso de la Presidenta y la demora del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para recibir a Pablo Moyano para negociar por el conflicto de los 200 despedidos del gremio en la Patagonia. Tomada finalmente lo recibió el jueves. Antes, el ministro de Planificación Julio De Vido y el del Interior, Florencio Randazzo, habían salido al cruce de Moyano, de su hijo Pablo y de la metodología de protestas y bloqueos para reclamar por el conflicto en el sur. También el vicegobernador Gabriel Mariotto, que blanqueó la preferencia del Gobierno por un sindicalista de origen “industrial” para ocupar el lugar del camionero al frente la CGT.
Las declaraciones venían provocando una escalada de cuestionamientos cruzados, que incluyeron referencias al menemismo (ver aparte) y profundizaron la tensión en el inicio de las negociaciones por las paritarias y la insistencia del camionero en el reclamo por las asignaciones familiares, el mínimo no imponible en Ganancias y la deuda con las obras sociales sindicales. El Gobierno dejó que se prolongara la disputa, convencido de que Moyano es el que tiene más para perder, aunque ahora se bajó del ring mediático.
