LA GRAN PREOCUPACIÓN BRITÁNICA
ANA GERSCHENSON Buenos Aires
La suspensión de los vuelos semanales de Punta Arenas a Malvinas es el as de espada en este duelo diplomático que involucra al Reino Unido y la Argentina.
El único anuncio que preocupa realmente a los kelpers, que complicaría su vida y su economía. La Presidente amenazó con cortar ese puente aéreo en octubre pasado, ante la Asamblea de Naciones Unidas, si Londres insiste con su negativa a sentarse a negociar la soberanía de las islas.
Pero el gobierno de David Cameron redobló la apuesta en vísperas del 30´ aniversario de la guerra y no sólo se resiste a conversar sobre la cuestión, sino que además se ha ocupado de montar un escenario de confrontación militar funcional a su política interna, en el contexto de crisis económica.
En 1998 funcionó. El dictador chileno Augusto Pinochet fue detenido en Londres por violaciones a los derechos humanos.
Chile exigió sin suerte que Pinochet fuera trasladado a Santiago para ser juzgado en su país. Hasta que tres meses de suspensión de los vuelos de Punta Arenas a Malvinas como protesta (en combinación con la Argentina) cambiaron la historia.
Sin turistas, leche fresca, verduras y frutas, los malvinenses que, hasta entonces se negaban a aceptar el ingreso de ciudadanos con pasaporte argentino, tuvieron que ceder.
Y tampoco admitían que los aviones hicieran escala en la Argentina continental. Desde 1999, el vuelo aterriza mensualmente en Río Gallegos.
“Vamos a esperar un tiempo más, pero sino, nos veremos obligados a revisar entendimientos vigentes. Me refiero al acuerdo del 14 de julio de 1999, cuando se dispuso un vuelo semanal por la empresa LAN Chile a Malvinas”, dijo Cristina ante la ONU. Hasta ahora, Londres no ha escuchado los reclamos de la ONU ni de la región.
Pero el antecedente existe: los avances sucedieron cuando se suspendieron los vuelos.Todo dependerá entonces de la paciencia de Cristina.
