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15/02/2012 La Nación

Viviani, un aliado de Moyano que se distancia de a poco

Reconoció diferencias con el camionero y negó el apoyo a la CTA; impulsa un cambio en la CGT. En el ajedrez sindical, las últimas jugadas de Omar Viviani podrían interpretarse como un distanciamiento de Hugo Moyano, uno de sus mentores.

Tras haber ventilado públicamente divisiones internas en la CGT y de haber activado una gestión secreta para debatir la sucesión del jefe camionero, el dirigente taxista volvió ayer a diferenciarse entre la tropa de moyanistas: rechazó la posibilidad de sumarse al plan de protesta que organizó la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de Pablo Micheli a pesar de que existen puntos comunes en el listado de reclamos planteados al Gobierno.
"A mí no me cae bien. Si esa postura [marchar con la CTA] se lleva al consejo directivo la voy a rechazar porque la CGT tiene un estilo y una forma, no se han roto todos los puentes con el Gobierno, todavía hay conversaciones", dijo ayer Viviani en Radio 10.
Esta última intervención del taxista fue apenas un paso más en su peregrinar hacia la vereda de enfrente del moyanismo de pura cepa. Hace dos semanas, Viviani hizo públicas sus diferencias en cuanto al enfrentamiento retórico que mantiene Moyano con la Casa Rosada. No fue sólo una expresión personal: arrastró también a otros gremialistas que no están alineados con el camionero y dejó en evidencia las grietas en la central obrera.
Pero su iniciativa más arriesgada y polémica fue cuando organizó hace ocho días un almuerzo en su gremio para debatir la sucesión de Moyano. Del encuentro participaron él y los dirigentes Antonio Caló (metalúrgicos), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Roberto Fernández (Unión Tranviarios Automotor). Todos ellos impulsarían la candidatura de Caló como posible sucesor de Moyano.
Al frente del Sindicato de Peones de Taxis desde 1982, Viviani integra el bastión de los dirigentes moyanistas. Sin embargo, durante el último año surgieron algunas desavenencias. El taxista no estuvo de acuerdo con el tono de algunos pedidos del jefe de la CGT ni con el grado de confrontación que alcanzó la disputa con el Gobierno. Tampoco compartió la insistencia en algunos reclamos, como el de elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y el de repartir las utilidades de las empresas entre los trabajadores. Es más, hubo versiones que indicaban que Viviani se había bajado algo disgustado del palco de Huracán antes de que Moyano finalizara el discurso que selló el distanciamiento con la Casa Rosada, el 15 de diciembre pasado.
"Es cierto que hay una agenda pendiente que se tendrá que solucionar, pero movilizarnos en contra del gobierno nacional, en mi gremio y en muchos gremios no estamos de acuerdo", comentó ayer Viviani.
Así, la dispersión entre la tropa de moyanistas podría acentuarse. Surgieron versiones sobre un posible distanciamiento de un importante dirigente portuario y de Miguel Paniagua, del Sindicato Unico de Espectáculos Públicos. Hasta el momento son sólo rumores, pero de efectivizarse podría poner en riesgo el plan de Moyano para quedarse un mandato más en la conducción de la CGT.
Viviani no respondió ayer a las llamadas de LA NACION, pero desde el círculo íntimo de Moyano confesaron cierta preocupación por el alejamiento cada vez más notorio del dirigente taxista.

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