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16/02/2012 El Cronista Comercial

Los silencios del relato

CONGREGÓ A SINDICATOS DEL SECTOR TRANSPORTISTA PARA REPASAR “TEMAS PENDIENTES”.

El relato oficial parece demostrar, a esta altura de la vida del kirchnerismo, que solo lo que está dentro de sus fronteras es lo que existe en la Argentina.
El resto puede ser atribuido a inventos mediáticos y a operaciones desestabilizadoras de la oposición o de sectores empresarios.
La fuerza con la que se quiere imponer el relato a veces es directamente proporcional con los problemas que debe enfrentar Cristina Kirchner. Aunque ahora hay una vuelta de tuerca y parece que el relato oficial se construye también con el silencio. Un silencio que puede ir desde la represión en Catamarca contra los que se oponen a la minería a cielo abierto hasta los negocios de los amigos y socios del vicepresidente Amado Boudou, pasando por los reclamos sindicales.
En esa lista también se puede colocar la quita de subsidios y los aumentos en las boletas que vendrán por el uso de luz, gas y agua. La brutal represión de la policía catamarqueña, hoy en manos de una gobernadora K como Lucía Corpacci, puso a la Casa Rosada en una incómoda situación, por lo que rápidamente la mayoría de los funcionarios se refugiaron en el silencio.
De esa forma se evito dejar mal parada a una aliada incondicional del kirchnerismo, que pregona a cielo abierto su apoyo a la minería, en sintonía fina con el pensamiento de la presidenta.
En la misma línea está, entre otros, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, quien también en sintonía fina defiende las inversiones de la Barrick Gold en su provincia.
Pero el creciente descontento obligó al Poder Ejecutivo a impulsar la creación de una nueva liga de gobernadores, esta vez de las provincias que explotan la minería, la OFEM.
Y así se presentaron en sociedad, bajo el atento control del ministro de Planificación, Julio de Vido, que a veces también es un socio del silencio.
En el medio de todo esto apareció el papelón que protagonizó CFK cuando, en una videoconferencia, presentó a un minero que defendía esa actividad como un simple trabajador, cuando en realidad era vicepresidente del PJ Olavarría, segundo de la CGT local, titular del gremio minero en esa zona y vocal del sindicato a nivel nacional.
Al malestar de la presidenta, porque no se le avisó de quien se trataba, se habría sumado el enojo de su hijo Máximo Kirchner, quien habría apuntado una vez más hacia la figura de Amado Boudou, quien fue el que le presentó a Armando Domínguez desde Olavarría, aunque con el nombre de Antonio, lo que hizo confundir aún más a la presidenta.
La máquina propagandística del gobierno hizo agua con el relato en Olavarría y ahora aparecen otros interrogantes sobre personajes de distinto origen a los que se los ve en los actos de la presidenta.
Mientras tanto, Hugo Moyano, el jefe de la CGT es otro de los que cuestionan el relato y recibe como respuesta el silencio cuando pide que se mejoren las asignaciones familiares y cambie drásticamente el impuesto a las ganancias.
Ese mismo silencio también se hizo extensivo sobre los gremialistas que comulgan con el oficialismo y que, como Moyano, piden mejoras que están muy por arriba de las aspiraciones del gobierno.
Lo que parece claro es que, en este segundo turno de CFK, el gobierno carece de comunicadores y los pocos que hablan dejan mucho que desear.
Así, van a terminar extrañando al ex jefe de gabinete Aníbal Fernández, hoy convertido en senador. Su rol de vocero del gobierno no fue ocupado y se nota. Lejos está de parecerse a Fernández su sucesor, Juan Manuel Abal Medina, a quien no se le conoce su voz en los medios.
Pero quizás uno de los más fervientes defensores del silencio es el temido secretario de Comercio Guillermo Moreno quien, por incapacidad, por miedo o por estrategia personal, sigue esquivando a los periodistas y cargando duro a los empresarios.
En este panorama, ¿qué hace la oposición? Poco y nada. En el Congreso su destino parece sellado con el control que el kirchnerismo tiene en ambas cámaras y fuera del Parlamento son más los desacuerdos que las alianzas políticas.
Por eso, para el cristinismo, la preocupación de hoy no es la oposición sino Moyano, a quien paran en la vereda de enfrente.
Si bien el camionero comenzó a usar dardos en sus críticas al gobierno, no se deja caer en la tentación de los sindicalistas opositores que lo invitan a transitar por la protesta callejera.
Además, Moyano también le apunta al relato oficial, como cuando le puso su firma a un comunicado de la CGT que repudió la represión del gobierno nacional a ex conscriptos que cortaban la avenida 9 de julio, para que se los coloque en la categoría de ex combatientes de Malvinas.
La cuestión Malvinas es hoy fundamental para la estrategia de la presidenta, como se nota en cada paso que da el gobierno.
Aunque en esta causa nacional también hizo lo suyo el relato, como cuando CFK criticó a los políticos por la cercanía que tuvieron con la dictadura en el comienzo de la guerra y se olvidó de una muy conocida foto de su marido con el general Oscar Guerrero, jefe de la Brigada de Infantería en Río Gallegos, a poco del desembarco en Malvinas.
Por otra parte, los diputados y senadores dieron una nueva muestra de su oportunismo y olfato político cuando se aumentaron las dietas más del 100%.
Pablo Moyano, por ejemplo, se ocupó de atenderlos y recordó lo difícil que serán las negociaciones salariales de la mayoría de los gremios.
Mientras tanto, Hugo pisó otra vez el camión a fondo y volvió a diferenciar a Cristina de Néstor Kirchner, algo que molesta y mucho a la presidenta.
El camionero habló de una escalada del gobierno contra las protestas sociales que afecta a los derechos humanos.
Quizás Moyano esté viendo más allá del horizonte y piense que los gremios pueden ser el próximo objetivo de la Casa Rosada, si alguno decide ir a la calle para defender sus reclamos de aumentos salariales, si fracasan las negociaciones paritarias.

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