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22/02/2012 La Nación

La pelea con el Gobierno le quitó beneficios gremiales a Camioneros

Desde 2010, Moyano dejó de ser el gran favorecido por las subas salariales y perdió influencia.

Por Nicolas Balinotti | LA NACION

A diferencia de otros años, Hugo Moyano no irá esta vez a la Casa Rosada a sellar su acuerdo salarial y exhibir el aumento a los camioneros como la paritaria de referencia en el mundo gremial. Es más, su reciente distanciamiento del Gobierno convertirá la negociación en una nueva puja de poder.
En 2011 escenificó un clima de armonía y se retrató con la Presidenta y sus ministros tras convenir en un 24% el alza de salarios para los trabajadores de su sindicato. Hizo lo mismo Gerardo Martínez (Uocra), quien, a diferencia del camionero, se mantuvo como aliado del kirchnerismo. Con el avance del tiempo, Moyano razonó que la suba obtenida resultó insuficiente, más aún cuando percibió que los porcentajes logrados por otros gremios habían sido bastante mayores (el más alto fue para los encargados de edificios, con un 37%).
Entre 2006 y 2010, el sindicato de los camioneros fue el más beneficiado porcentualmente en los incrementos salariales, con un promedio del 26,8%, según un informe elaborado por el Centro de Investigación y Formación (Cifra) de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). El gremio de Comercio, que conduce Antonio Cavallieri, lo escoltó con un 24,5%, y en tercer lugar quedó la Uocra, con 15,4%.
Mientras duró la luna de miel con el Gobierno, Moyano ejerció su rol de fijador informal del techo salarial. No será así este año. El jefe camionero ya tomó distancia de la idea oficial de controlar con lupa las paritarias y efectivizar los aumentos salariales de acuerdo con la productividad de cada empresa.
"La cifra tendencia será del 24 o 25 por ciento. Según algunos funcionarios y la Unión Industrial los aumentos no podrían ser de más del 15 o el 18. Sería absurdo porque no es la inflación del supermercado. Si la paritaria no es libre, que entonces sea por decreto", dijo Moyano, hace dos semanas.
La paritaria de los camioneros comenzará en junio, un mes en el que también podría definirse la continuidad de Moyano en la conducción de la CGT. Hasta el momento, ningún trato salarial se firmó de acuerdo con los parámetros que los empresarios le habrían pedido al Gobierno. Cerraron los textiles (26%), aceiteros (24%) y panaderos (23%). El gremio de los mecánicos (Smata), en cambio, está próximo a convenir una suba del 18%. Su líder, Ricardo Pignanelli, podría ocupar el rol que ejercieron Moyano y Martínez en 2011, cuando sellaron sus convenios en la Casa Rosada como muestra de la paritaria de referencia.
La armonía entre Moyano y el Gobierno duró hasta que tuvo su primer gran topetazo con Cristina Kirchner. Fue durante un acto peronista en River, donde pidió "tener un trabajador en la Casa de Gobierno". Desde el mismo atril, apenas unos minutos después, la Presidenta le espetó: "Le digo que trabajo desde los 18 años".
"Después de ese acto, el Gobierno empezó a levantar el muro de Berlín con Moyano. Influyó mucho, también, la muerte de Néstor. Con él la relación era distinta", argumentó a LA NACION un importante dirigente de la CGT.
Sin Néstor Kirchner, Moyano comenzó a perder poder e influencia. Su rosario de pedidos sindicales no avanzó el año pasado: reclamó un alza del salario mínimo del 41%, pero terminó siendo del 25%; pidió una mejora impositiva y no la obtuvo; exigió sin éxito activar un mecanismo de pago por la deuda del Estado con las obras sociales sindicales, y fue la Presidenta quien le bajó el pulgar al proyecto de ley moyanista de reparto de las ganancias entre los trabajadores.
Se encadenaron a esta serie de derrotas los desplantes políticos: no logró imponer a sus hombres entre los candidatos kirchneristas y renunció a la cúpula del PJ porque consideró que se trataba de "una cáscara vacía". El día que anunció su salida del partido, además, criticó abiertamente al kirchnerismo, lo que simbolizó el primer paso de su distanciamiento con la Casa Rosada.
Con los puentes de diálogo minados, Moyano aguarda todavía por una respuesta presidencial sobre sus exigencias gremiales, presentadas en una carta con membrete de la CGT el 31 de enero pasado.

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