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28/02/2012 La Nación

Desequilibrio de reclamos

Más hábil con las palabras que con la gestión, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, habló de "complicaciones" y "tropiezos" en el inicio de clases que debía inaugurar el ciclo lectivo de 190 días, diez días más que en los años anteriores.

Se refería, así, a las ocho provincias en las que hoy los maestros de escuelas públicas y privadas no darán clases en rechazo de las propuestas salariales de sus respectivos distritos y también de la gestión nacional, que suele ser el caso testigo para el acomodamiento de la situación en todo el país.
Por primera vez no se alcanzó un acuerdo en la discusión paritaria nacional y agrupaciones cercanas al oficialismo, como la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), lideran un paro de actividades junto con la Unión de Docentes Argentinos (UDA), el Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET) y la Confederación de Educadores Argentinos (CEA).
El problema salarial, histórico para los docentes argentinos, se complicó en las últimas semanas al confirmarse el generoso incremento de sueldos de los legisladores nacionales.
Muchos dirigentes gremiales docentes plantearon el disgusto en conversaciones sectoriales. Y la líder de Ctera, Stella Maldonado, lo expuso públicamente al cuestionar la propuesta de Sileoni de un salario básico de 2800 pesos. "(El gobierno nacional) avaló una suba del ciento por ciento en la dieta de los legisladores y no admite el pedido de 3000 pesos como salario básico para los maestros", dejó en claro Maldonado, al referirse a la disparidad de criterios que la presidencia de Cristina Kirchner maneja en torno a los salarios y su eventual implicancia en la inflación anual.
De todos modos, ningún gremio docente del país se animó a reclamar el 100% del aumento del congreso nacional para sus respectivos salarios básicos.
En esta lucha entre el Estado y el sector docente, la ciudad de Buenos Aires aparece como la más encauzada, aunque la semana próxima habrá medidas de fuerza de parte de la Asociación de Enseñanza Media y Superior (Ademys).
El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, logró convencer a los 17 gremios con un 23% de aumento, que se cobrará en dos etapas y que será algo superior al propuesto por Sileoni. El salario mínimo de un docente porteño pasó de $ 2515 a $ 2950 en marzo y $3070 en julio próximo.

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