La oportunidad de llegar a Amsterdam descansado es apostar por los vuelos directos desde Buenos Aires por KLM, en sus aviones Boeing 777-200ER (en ocasiones, 777-300). El salto que ofrece su World Business Class implica otro viaje: empezar las vacaciones en el mismísimo aeropuerto de Ezeiza.
Cada asiento cama mide 1,90 metros de largo y posee una reclinación de 170 grados. Las butacas disponen de una función de masaje y están equipadas con la mejor tecnología: tomas para conectar computadoras, sistema interactivo con video a la carta (85 películas y 80 horas de programación). Por otro lado, los pasajeros cuentan con una selección de 300 CDs de música a su disposición y pueden enviar e-mails y SMS. Imposible aburrirse. La oferta gastronómica el menú consta de tres platos servidos en vajilla de porcelana, con vinos de alta gama y la atención personalizada son dos experiencias que el viajero recordará con melancolía, en Amsterdam, en Buenos Aires, o cada vez que vuelva a volar.