Flanqueada por el albañil Gerardo Martínez y por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, Cristina de Kirchner expuso durante dos horas y escuchó agradecimientos y sutiles pedidos de medio centenar de sindicalistas.
Cristina de Kirchner concretó ayer el mayor gesto hacia el sindicalismo opositor a Hugo Moyano. Recibió al bloque de rivales del camionero en la Casa de Gobierno durante varias horas y con la participación de medio gabinete. Les anunció que convocará al Consejo del Salario en agosto -no se hará por decreto- y que atenderá el resto de los reclamos a través de sus ministros. Además de la señal, la jefa de Estado se ocupó de enviar mensajes directos a Moyano: dijo haber conocido a muchos «combativos que no obtenían nada», que no le gustan los «anti» y bregó por la meneada «unidad del movimiento obrero», aunque se entendió que bajo el sello de la central obrera que surgirá de ese sector a partir de octubre próximo, paralela a la del camionero.
El gesto llegó apenas cuatro días después del congreso que llevó a cabo Moyano en Ferro y en el cual se hizo reelegir para un tercer mandato, a espaldas de las objeciones de buena parte de sus pares y del Ministerio de Trabajo, que aceptó la impugnación presentada por sus rivales. De este modo, y con el arco opositor, Cristina de Kirchner dio por reiniciado el vínculo con el sindicalismo desde el sector al que prevé auspiciar.
«Ustedes saben que yo he sido legisladora y militante política de toda la vida, legisladora nacional desde 1995, y he visto a muchísimos compañeros de una gran combatividad, pero en realidad eran combativos pero no se obtenía nada», sostuvo la jefa de Estado en la reunión que se desarrolló en el salón Eva Perón con más de medio centenar de dirigentes presentes.
Aprovechó la mandataria para repasar los logros de su gestión y la de su marido, el fallecido Néstor Kirchner, al mencionar la creación de más de cinco millones de puestos de trabajo desde 2003, la reducción del desempleo, la reanudación de las paritarias y la recuperación de los fondos provisionales,Aerolíneas Argentinas e YPF, así como el crecimiento económico.
Llamó a «seguir trabajando en forma mancomunada porque hay un mundo muy difícil» y pidió «mantener la unidad y la solidaridad del movimiento obrero». «Sé que están comprometidos en eso, y también decirles porque creo que hay algunas confusiones de roles». La frase fue parte de una andanada dirigida a Moyano, que incluyó la alusión a «dirigentes combativos» que no obtenían nada a cambio, y que no le gustan los «antinada». En el encuentro participaron los ministros de Planificación, Julio De Vido; Economía, Hernán Lorenzino; Industria, Débora Giorgi, y Trabajo, Carlos Tomada. Los sindicalistas salieron satisfechos de la reunión. Pudieron hablar varios de ellos, como el metalúrgico Juan Belén -llamó la atención la ausencia de Antonio Caló, único candidato a presidir una próxima CGT, que salió de viaje-; los «independientes» Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); el petrolero Antonio Cassia, y el taxista Omar Viviani.
Acerca de la convocatoria al Consejo del Salario en agosto, los presentes explicaron que el Ministerio de Trabajo prorrogó el mandato del Consejo Directivo previo al congreso de Moyano de la semana pasada, en el que según dijeron son mayoría los rivales del camionero. Y que harán pesar ese número para integrarlo. En la actualidad el salario mínimo es de $ 2.300 y el Gobierno estudia elevarlo a cerca de 3.000 pesos.
