Se reunió con Echegaray y con Lorenzino, y ordenó un documento del PJ, pero no habló en público.
Apareció por la Casa Rosada a las 19, sin maquillaje, con anteojos oscuros, el teléfono celular pegado a su oreja y con el paso rápido. Recibió a media docena de funcionarios y siguió minuto a minuto las novedades derivadas de uno de los más duros conflictos gremiales de su mandato.
Cristina Kirchner, que ayer pasó su primer día en Balcarce 50 desde que regresó de manera anticipada de Brasil, vivió con alivio que Hugo Moyano levantara el paro en la distribución de combustible un día antes de lo previsto. En el razonamiento de la Presidenta, según dejó trascender a sus íntimos, el Gobierno ganó la primera batalla.
A pesar de que Moyano convocó ayer a un nuevo paro nacional de toda la CGT con movilización a Plaza de Mayo para el miércoles próximo, Cristina se mostró convencida de que se trató de un triunfo y le restó importancia a la nueva convocatoria.
De ahora en más, y hasta el miércoles próximo, la Casa Rosada se concentrará en hablar de la "Plaza deMoyano" para desacreditarlo. Resaltará que no todos los gremios se sumaron. Anoche destacaban en los despachos oficiales que el transporte de trenes había descartado sumarse al paro.
El Gobierno utilizará el acuerdo que ayer logró Camioneros con la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Carga (Fadeeac) para aplicar una suba salarial del 25,5 por ciento como argumento de que el paro es contradictorio con los reclamos del jefe de la CGT, según contó un alto funcionario a LA NACION.
En la Casa Rosada sostienen que fue clave que, de manera unísona, el gabinete haya responsabilizado aMoyano de generar un caos en la sociedad ante la falta de combustible. Los funcionarios muestran, además, las mediciones de imagen que mandan a hacer en Balcarce 50 en las que el secretario general de la central obrera no llega al 10 por ciento de imagen positiva.
Por el momento, nadie en el Gobierno da precisiones sobre cómo manejará la Presidenta la posibilidad de modificar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, el reclamo más fuerte que llevaráMoyano a la movilización a Plaza de Mayo.
"La decisión de cuándo y cómo hacerlo es sólo de Cristina. Todas las alternativas están en estudio", confió una fuente oficial. En el Gobierno hay coincidencia en que cualquier anuncio no sería en medio del conflicto, y tampoco cuando la CGT se encuentra en pleno período de disputa electoral por la conducción de la secretaría general de la central obrera.
Ayer, y aunque no se informó oficialmente, Cristina se reunió en su despacho de la Casa Rosada con el jefe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, el hombre encargado de poner en marcha cualquier cambio impositivo.
La Presidenta pasó la mañana en la quinta de Olivos siguiendo de cerca el desarrollo del conflicto. Llegó recién al atardecer a Balcarce 50 y se reunió, además de Echegaray, con el ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
Un rato más tarde ingresó en el despacho del primer piso el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, en momentos en que se complicó el transporte aerocomercial por un paro de los controladores.
Además de ordenar las denuncias penales contra Hugo y Pablo Moyano que presentó el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y la embestida de ayer de Julio De Vido con la ley de abastecimiento, la Presidenta incluso convocó al PJ para que saliera a cuestionar al jefe de la CGT. Lo coordinó en la madrugada de ayer con el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich.
Si bien había expectativa por la posibilidad de que la Presidenta hablara ayer en público para referirse al paro o a las duras críticas que le hizo Hugo Moyano (la acusó de "soberbia" y de "creer que puede hacer lo que quiere porque sacó el 54% de los votos"), la estrategia del Gobierno fue no hablar en medio del conflicto.
