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28/06/2012 La Nación - Nota - Política - Pág. 1

Moyano desafió a la Presidenta con fuertes críticas y nuevos reclamos

La calificó de soberbia y volvió a exigir la baja de Ganancias; también pidió por las jubilaciones, viviendas y por los fondos de las obras sociales; reunió a unas 50.000 personas en la Plaza de Mayo, menos de lo que esperaba; el paro tuvo un efecto moderado.

En el primer gran desafío sindical al Gobierno, el jefe de la CGT, Hugo Moyano, llevó ayer hasta la Plaza de Mayo su reclamo de modificación en el impuesto a las ganancias y de universalización de las asignaciones familiares. Lo hizo rodeado sólo de su grupo de aliados en la central obrera y ante unas 50.000 personas, una asistencia inferior a la que ilusionaba a sus allegados antes del acto.
Con todas las miradas del país puestas en él, su discurso apeló a un tono duro, especialmente cuando se dirigió a la Presidenta, a quien le reclamó abrir un canal de diálogo con el movimiento obrero y que deje "esa soberbia abrumadora para comprender la realidad".
"Lo que molesta y no nos gusta es la forma de imposición, de hacer todo como si fuera una dictadura, sin consultar a nadie. Esto [el paro]no es destituyente, esto fortalece la democracia", enfatizó Moyano. Además de las duras críticas al Gobierno , en su discurso se esforzó en resaltar sus raíces peronistas, para hacer un contraste con sectores del kirchnerismo.
El secretario general de la CGT fue el único orador en un escenario montado en la mitad de la plaza, de espaldas a la Casa Rosada, poblado por aliados y con pocos adherentes más allá de su entorno sindical. Los manifestantes se ramificaban por las avenidas laterales. No hubo disturbios, a pesar de los temores que había provocado la decisión presidencial de retirar a la policía.

Moyano tuvo que aclarar que fue una jornada de huelga nacional sólo de los camioneros y no de toda la CGT, a pesar de que la central obrera había convocado al paro y a la marcha el jueves pasado. En apenas dos semanas el enfrentamiento con el Gobierno tuvo una escalada sorprendente. Hace siete días los camioneros sellaron su aumento salarial del 25,5 por ciento tras una negociación que soportó paros y amenazas. De inmediato se produjeron el choque con el kirchnerismo y las acusaciones cruzadas. Fue tan intenso el fuego retórico que la Presidenta ordenó retirar de las calles a los efectivos de seguridad para la protesta de ayer.
A bordo de una ambulancia, Moyano llegó al corazón de la plaza cuando rayaban las 14.30. Retrasó el inicio porque a la misma hora Cristina Kirchner monopolizaba las transmisiones televisivas en la inauguración de una fábrica de carne porcina.
Subió al escenario a las 15. Lo rodeaban gremialistas aliados, como Gerónimo Venegas, Amadeo Genta, Julio Piumato, Ricardo Cirielli y Jorge Pérez Tamayo.
Con la voz súbitamente temblorosa, comenzó su ataque al Gobierno : "Pareciera que un reclamo legítimo fuera una extorsión. Pareciera que una medida de los trabajadores pretende distorsionar la democracia. Pareciera que un paro nacional fuera un golpe de Estado".
Transpirado, Hugo Moyano habló durante 44 minutos con cierto nerviosismo y con un tono emocional y crítico hacia el Gobierno.i
Rió con ironía cuando vinculó la gestión kirchnerista con Perón. "No tienen nada que ver. El peronismo no es verso, no es chamuyo: es cosas concretas", les enrostró a los funcionarios que pusieron en tela de juicio su genética peronista.
Pero su réplica más dura fue a la Presidenta y a su pasado. "Cuando muchos nos quedamos en el país después del golpe de 1976 hubo dos clases de exiliados: los que se exiliaron fuera del país y los que se exiliaron en el sur argentino a lucrar con la [circular] 1050 [del Banco Central]", dijo. Anteayer, Cristina Kirchner había chicaneado a Moyano con una foto que lo vincula con la Triple A durante su juventud en Mar del Plata.

Moyano intentó desmentir a la Presidenta sobre las verdaderas quitas salariales del Impuesto a las Ganancias. Puso como caso testigo a un camionero al que identificó como Humberto Aníbal Chazarreta. Con pulso trémulo, sostuvo el recibo de sueldo y dijo: "Esto es la verdad. Presumo que la informan mal", retrucó. Y avanzó de inmediato sobre el otro reclamo: las asignaciones familiares. "Qué más derechos humanos que una criatura. Se discrimina cruelmente a los hijos de los trabajadores", gritó. También pidió por los jubilados.

La economía
Moyano apeló a una memoria selectiva que acomodó los hechos según su conveniencia. Hizo equilibrio cuando se refirió a la economía. No mencionó la inflación y también olvidó precisar que con el kirchnerismo multiplicó casi cuatro veces el caudal de afiliados camioneros. Hizo hincapié sólo en los reclamos. "La tendencia favorable nos debería haber ayudado. No somos el milagro alemán ni el mejor momento suizo. Ya se tendría que haber terminado el hambre y la pobreza. Es un proyecto que dejó de ser bastante nacional y popular", fustigó.
Con el sol en la frente, recién pasado los 20 minutos de su discurso se sacó la campera de cuero negra. Transpiraba a mares. Su verba inflamada siguió enumerando episodios sobre su ruptura con el Gobierno. Denunció "presiones, amenazas y aprietes" oficiales a los dirigentes gremiales para que no lo acompañen en su reclamo. Tildó a sus opositores sindicales como "súbditos" del kirchnerismo y avivó su enfrentamiento con el Ministerio de Trabajo, que será el juez de la interna cegetista. "Convalidó fraudes y tiene 3000 empleados con contratos basura", le apuntó al ministro Carlos Tomada.

Llevar su reclamo a la Plaza de Mayo era la última carta por jugar que tenía Moyano. Había pedido una audiencia a través de una carta con membrete de la CGT. Apeló a dirigentes como emisarios y hasta envió señales desesperadas por los medios de comunicación. No hubo caso.
Volvió a referirse a Cristina Kirchner en una suerte de cierre. "No puede una sola persona arreglar el país. Que la solución no sea impuesta, que sea compartida", suplicó, casi con un hilo de voz.

Frases salientes

Los exilios
"Después del golpe del 76 hubo dos clases de exilio, el de los que se fueron del país y el de los que se fueron al sur argentino, a lucrar con la [circular] 1050", de José Martínez de Hoz, que terminó con el remate de muchos inmuebles.

Las presiones
"No puedo decir quiénes fueron apretados, pero hay muchos que directa o indirectamente los presionan para que se alejen del negro Moyano. Muchos dirigentes no vinieron a la plaza porque han sido presionados".

La carga impositiva
"Cómo es posible que un trabajador para llevar un peso más deba trabajar todo el día, y que después el Estado se lo lleva. Se discrimina cruelmente a los hijos de los trabajadores. ¿No entran los derechos humanos ahí?"
El diálogo
"No pierde nada señora Presidenta con dialogar, eso demuestra capacidad. Espero que con la inteligencia que da a entender se dé cuenta de que no puede tener esa soberbia".
Las elecciones
"«Moyano-Cristina, el último round», decían algunos. Pero de qué hablan, si Cristina no se va a ir hasta que no cumpla mandato, como yo, que voy a renovar el 12 de julio al frente de la CGT".
El peronismo
"Hay algunos que creen que pueden reemplazar a Perón y Evita, y eso es una locura total. El peronismo no es verso, no es chamuyo, son cosas concretas".

RECALDE, UNA AUSENCIA LLAMATIVA
Héctor Recalde, el diputado e histórico asesor legal de la CGT moyanista, llamativamente no estuvo ayer en el acto. En cambio sí había concurrido el martes a la Casa Rosada, cuando Cristina Kirchner embistió con suma dureza contra Moyano y anunció que no subiría el mínimo no imponible de Ganancias. Allí estuvo al lado de su hijo Mariano, titular de Aerolíneas Argentinas.

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