Llevarse la vianda
El chef inglés Gordon Ramsay abrió un restó en el aeropuerto de Heathrow que ofrece opciones a la carta para armarse almuerzo y cena a gusto y llevarla al avión.
Milagros Belgrano Rawson
Pocas cosas pueden ser más estresantes que el tedioso ritual de trámites que antecede al abordaje de un vuelo, sobre todo uno internacional. Por fortuna, el estrés se reduce drásticamente una vez que se franquea la línea de migraciones y seguridad y comienza la consabida peregrinación por baños, boutiques de duty-free y cafeterías para hacer tiempo. Pero el plato fuerte esperará a bordo con la gastronomía aérea. El viajante en Economy no tiene posibilidad de elegir más allá del clásico “pasta o pollo”.
Por eso, el chef británico de moda, Gordon Ramsay, abrió un original restaurante en Heathrow. Se trata de Planefood, un coqueto comedero con ambientación minimalista que ofrece menúes de 25 minutos, lo justo para sacarse el hambre con estilo y enfilar a la sala de abordaje. El último chiche de este chef fogueado en ya varios reality shows de cocina está ubicado en el sur de la Terminal 5 exclusiva para British Airways del aeropuerto londinense–, y para acceder a él hay que pasar el sector de seguridad y pasajeros en tránsito. Para ahorrar tiempo, se puede reservar mesa a través del sitio online toptable.com o en el website del restó, http:// www.gordonramsay.com/ planefood/reservations/. Si se prefiere comer tranquilo en la aeronave, Planefood ofrece un servicio de viandas de picnic, que vienen en práctico bolsito de tela de avión. El combo aéreo cuesta trece libras e incluye entrada, plato principal y postre –ensalada Caesar, cóctel de camarones, salmón ahumado, carne asada con ensalada y cheese cake son algunas propuestas–.
Este servicio se ofrece de 7 a 21 horas, de lunes a domingo. Si hay niños, el restaurante provee un menú infantil y lápices de colores y cuadernos. Algunos adultos se han quejado sin embargo de que el menú de 25 minutos puede en realidad tardar hasta tres cuartos de hora, lo que puede malograr lo que prometía ser una plácida pausa gourmet antes del despegue. Aún así, la iniciativa de este carismático cocinero frecuente en los tabloides británicos bien merece una visita. Como anuncian sus amables meseros, Bon voyage, bon appetit.
