01-03-12 00:00 Acusó al Ejecutivo de ignorar los pedidos de la CGT y dijo que usará todos los medios para conseguir respuestas. Asegura que algunos dirigentes ya no te atienden el teléfono
ELIZABETH PEGER Buenos Aires Tras un par de semanas alejado de los micrófonos y plenamente conciente del creciente vacío de respaldo interno que atraviesa su conducción al frente de la CGT, Hugo Moyano volvió ayer a profundizar su enfrentamiento con la presidenta Cristina Fernández por la falta de respuesta del Gobierno a los reclamos de la central sindical y hasta amenazó con “ir a la lucha”, en directa alusión a un posible escenario de protestas y conflicto social, para exigir definiciones al Gobierno. El líder camionero consideró que con esa actitud el Ejecutivo “le está faltando el respeto e ignorando a los trabajadores”, lo que juzgó como “muy grave”, y, sin dar nombres, reprochó la postura de los dirigentes de la CGT que tomaron distancia de su conducción y que, según dijo, no le atienden el teléfono porque “les conviene estar al calor del poder de turno”. La renovada embestida de Moyano contra el Gobierno, a lo que sumó la ofensiva contra sus críticos internos que ya planean su reemplazo al frente de la jefatura cegetista, tuvo lugar en el marco del acto que el camionero encabezó en la sede sindical de la calle Azopardo para conmemorar un nuevo aniversario de los derechos de los trabajadores establecidos por el ex presidente Juan Perón. En el centro del escenario Felipe Vallese y rodeado por el grupo de dirigentes que se mantiene fiel a su conducción, Moyano redobló la presión por una respuesta del Ejecutivo a la lista de reclamos que el jefe sindical elevó en una nota dirigida a la Presidenta a principios de febrero. “No pueden seguir jugando a las escondidas y si no quieren dar respuestas a nuestros reclamos que lo digan, nosotros sabemos lo que tenemos que hacer”, exigió el gremialista y, tras garantizar su decisión de mantener en firme esos pedidos, desafió: “Si es necesario, vamos a utilizar los medios legales e iremos a la lucha”. No vamos a renunciar a ser custodios de los trabajadores. Vamos a seguir reclamando de la forma que sabemos hacerlo y nadie se puede sentir lastimado ni dolido”, advirtió. El camionero repasó uno por uno los pedidos que elevó al Ejecutivo. Habló primero del inminente arranque de la ronda de paritarias en el sector privado y reprochó la intención oficial de imponer un techo a los aumentos, al sostener que con esa estrategia “se termina la discusión salarial”. A continuación, se refirió a la falta de definiciones oficiales respecto al compromiso de conceder créditos para el acceso a la vivienda por parte de los trabajadores, tras lo cual volvió a la carga por el reclamo de los cerca de $ 15.000 millones que, según la CGT, el Gobierno adeuda a las obras sociales sindicales. “No entendemos por qué la demora, no comprendemos cómo un gobierno nacional y popular no resuelve este tema”, reprochó. Insistió también con los cuestionamientos a la Casa Rosada por la continuidad en los topes salariales para el cobro de las asignaciones familiares, lo que consideró como “una discriminación a los hijos de los trabajadores”. Mensaje interno Apenas un reducido grupo de dirigentes de su riñón acompañaron el duro discurso de Moyano contra el Ejecutivo. Ninguno de los referentes de mayor peso del consejo directivo de la central obrera participó del acto, lo que volvió a evidenciar el profundo descreme que atraviesa el liderazgo interno del camionero, quien en su disputa con el Gobierno perdió varios de sus apoyos. El propio líder sindical admitió en su discurso el distanciamiento que mantiene con importantes dirigentes de la entidad, quienes –según dijo– ni le atienden el teléfono. “Se que algunos compañeros se pueden sentir incómodos porque les conviene estar al calor del poder de turno”, reprochó sin hacer nombres propios. >Ex aliados del moyanismo y dirigentes críticos de su conducción avanzan en la búsqueda de consensos internos para resolver la sucesión en la jefatura sindical, que a partir de julio podría quedar en manos de un referente de un gremio industrial, como el caso del líder de la UOM, Antonio Caló.
