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03/03/2012 Perfil - Nota - Protagonistas - Pág. 56

Hugo Moyano: “¿Si votaría a Cristina? El voto es secreto”

El secretario general de la CGT habló a fondo en una entrevista que Alfredo Leuco le hizo en su programa “Tiene la palabra”, en Canal 26. Revela lo que habló con Néstor Kirchner la noche en que el ex presidente murió, confirma que hace tiempo que no habla con Cristina, dice que no tiene miedo de ir preso y cree que Clarín ya no miente como antes.

—Estuve leyendo lo que por Twitter su hijo Facundo y Julio Piumato plantean sobre la tragedia de Once. Coincidieron en criticar duramente a la empresa –uno de ellos dijo que era solamente una caja–, en pedir la rescisión del contrato y criticaron la falta de control del Gobierno nacional.
¿Usted comparte ese pensamiento? —Si nos llevamos de lo que vienen denunciando hace muchos años los trabajadores, acá hay un culpable y un responsable.
La culpabilidad la tienen los que no han hecho las obras necesarias para que el ferrocarril funcione como corresponde.
Y la responsabilidad, los que los controlan y no han obligado a hacer las obras que corresponden. El culpable sería la empresa y el responsable, el Estado.
—¿A usted le parece una buena medida rescindir el contrato? ¿Cree que debe renunciar Juan Pablo Schiavi o alguno de los funcionarios vinculados al área? —Hoy un compañero me decía: “En algún momento, el negocio eran las privatizaciones.
Y hoy los negocios son las reestatizaciones”. Hay que tener mucho cuidado, no vaya a ser cosa que se estatice y sea negocio para el que tuvo hasta ahora la concesión. El Estado tiene que tener absoluta responsabilidad de saber lo que hace. Con respecto a Schiavi, su conciencia le dictará lo que tiene que hacer. Yo puedo decir lo que haría yo.
—¿Usted qué haría? —Yo me sentiría responsable de esta situación, porque es justamente el hombre que tiene la responsabilidad de tener todo ese tipo de controles.
—¿Contestó Cristina Fernández de Kirchner las dos cartas que usted le envió? —Ninguna de las dos. Pero no era respuesta a Moyano, era respuesta a los trabajadores.
Yo no necesito ninguna respuesta personal. Necesito que le dé respuesta al reclamo legítimo que hemos hecho los trabajadores.
—Al explicar este distanciamiento, Barrionuevo dijo que es porque usted es morocho y tiene el pelo duro. Otros, que Cristina se enojó en River cuando usted planteó que un trabajador sea presidente algún día. Y hay quienes dicen que cuando vino la citación de Suiza y usted amenazó con ir con los camiones a Plaza de Mayo, Cristina dijo: “Con Moyano, nunca más”.
—El episodio de Suiza es tan absurdo que ya me cansó.
Que salga quien corresponda a responder ese absurdo de esa denuncia. Y salió el Estado a decir que sí, que no, no sé. Yo digo “que salga el Estado” porque a esa denuncia la colgaron en la página de la Cancillería.
Que salgan ellos a decir que es un absurdo. El otro tema: acá no hay un tema personal. Pero históricamente, cuando se actuó en contra de los trabajadores, qué hicieron los gobiernos: demonizaron a los dirigentes.
No estoy pidiendo nada para los dirigentes. Estoy pidiendo algo tan legítimo como es el mínimo no imponible. No es posible que el trabajador realice un sacrificio para ganar un peso más y se lo lleve el Estado.
Tampoco decimos que no debe pagar nada, pero a algunos se les quedaron con dos sueldos anuales. Es una desproporción total.
—Ahora, hasta los docentes tienen problema con el tema.
—Y además la asignación familiar tiene un tope: 5.200 pesos en bruto. Quiere decir que el trabajador que cobra 4 mil y pico de pesos, ya no cobra asignación familiar. ¿No es una discriminación? Porque acá pareciera que un salario de 5.500 es para decir: “Bueno, voy a cenar. Los fines de semana me voy al teatro?” No es así la cosa.
—¿Por qué cree que un gobierno peronista castiga a los trabajadores? ¿Es un problema de caja? —Mire las obras sociales, yo calculo que a esta altura se les han quedado con alrededor de 15 mil millones de pesos. A cada recaudación de la obra social, le descuentan el 15%.
De ese pozo que se forma, se pagan los medicamentos para el VIH, oncológicos, las escuelas para chicos con capacidades diferentes. Una vez que se cubren todos esos gastos, se reintegra: el dinero se vuelve a distribuir a las obras sociales, porque es de ellas. Son los salarios diferidos que el trabajador deposita para que le atiendan la salud a él y a su familia. Eso no se repartió desde la asunción de la ex ministra Graciela Ocaña. ¿Qué pasó ahí? Se hizo una megadenuncia a todas las obras sociales. Que medicamentos truchos, que troqueles, no sé cuántas cosas. Pero qué pasó a partir de ese momento: no distribuyeron más ese dinero.
Esos son los 15 mil millones de pesos y no sabemos qué han hecho con ese dinero.
—Hay gente que dice que usted habló con Néstor Kirchner la última noche, discutieron mucho y Néstor Kirchner murió al otro día. Y que Cristina y su hijo Máximo, no digo que lo responsabilizan pero es una factura que tienen para pasarle. ¿Discutieron? —No, al contrario. Teníamos reuniones del Consejo del Partido, en La Plata. Faltaban unos cuatro o cinco consejeros. Lo llamé a él, que estaba en Santa Cruz. Y le digo: “Mirá, Néstor, faltan cuatro?” “¿Y quién falta?” “Fulano, Mengano y Sultano”.
“Bueno”, dice, “voy a tener que ir. Hacé igual la reunión y ellos van a llegar. Arrancala?” Al rato aparecieron varios muchachos, otros me llamaron, que los dé como presentes. Y eso fue todo. La versión de que discutimos acaloradamente es uno más de los disparates que se dicen.
—¿Por qué Cristina hace tanto que no lo llama? —Creo que hay un cambio en la política, como ponerle tope a la paritaria, algo que jamás hubo. Me imagino que los ataques que ha recibido la dirigencia gremial, tratándolos como a los muchachos aeronáuticos, de extorsionadores, es un cambio. Y eso responde a la falta de diálogo, a la falta de respuestas. A mí, el diálogo no me preocupa. A mí me interesa que dé respuestas a los legítimos reclamos.
—Gerónimo “el Momo” Venegas dijo que el Gobierno lo traicionó a usted. ¿Se siente traicionado? —A mí lo que me interesa es que le dé respuesta al trabajador.
El Momo se equivoca: no me está traicionando a mí.
Está traicionando a lo que uno representa, que son los trabajadores.
—¿Tiene relación con alguien del Gobierno? ¿Habla con De Vido, con Boudou? —No hablo con nadie. No he tenido necesidad de hablar.
Tampoco soy un tipo al que le guste insistir. No me gusta andar atrás de nadie. No he tenido necesidad en este momento de tocar algunos temas para los cuales tenga que recurrir a algún ministro. Si llegara a haber algún problema que yo tenga que hablar, recurriré o no. Según cómo sea el tema.
—¿Qué opina de la posibilidad de reformar la Constitución para habilitar la reelección de Cristina Fernández de Kirchner? —No tiene demasiado sen tido hablar de estos temas en los momentos políticos que vive el país. Hay que encontrar soluciones a muchísimos problemas que todavía no han tenido respuesta o soluciones, y después sí. En este momento, no creo que tenga el consenso de la gente para modificar la Constitución.
—Si mañana hubiese elecciones, ¿votaría a Cristina Fernández de Kirchner? —El voto es secreto.
—Si yo fuera periodista gráfico, titularía “Hugo Moyano senno dijo que votaría a Cristina Fernández de Kirchner” y no estaría mintiendo.
—Claro que no está mintiendo.
No he dicho que la iba a votar.
—Cuando usted dice: “Tienen que salir a hablar aquellos que son los responsables”, ¿se refiere a De Presbíteris, el dueño de Covelia? Y hay algunos que dicen que el Gobierno lo tiene en un puño porque puede acelerar o desacelerar las causas judiciales, incluso, meterlo preso.
—¿Que me van a meter preso? Si yo tuviera temor de eso, andaría arrastrándome por la Casa de Gobierno. Yo, dos veces, no llamo a nadie. Llamo una vez. ¿No me atienden? Listo, ya no llamo a nadie. Para mí, se terminó. Entonces, esto es un absurdo total. Que hagan lo que tengan que hacer. No estoy imputado en ningún tipo de causa. No tengo ningún tipo de imputación en ninguna causa.
Esto de De Presbíteris, no tengo un carajo que ver en eso.
—No, pero una pericia sobre los troqueles y usted apareció? —A 52 obras sociales les hicieron esa pericia, no a Moyano solo. Si fuera una preocupación mía, no hubiese decidido profundizar los reclamos que corresponden a los trabajadores.
Me callaría la boca.
—¿Hay dirigentes de la CGT que se sienten más cerca de la posición de Cristina que de la suya? ¿Lo han aislado? —Si algún dirigente hoy está más cerca o menos cerca, no me preocupa. A mí me dolería mucho si los trabajadores me dejaran. Y no sé si hay algún dirigente que esté en condiciones de convocar casi 500 mil personas en la 9 de Julio o alguno que convocara setenta, ochenta mil personas en la cancha de Huracán. ¿Cómo me voy a sentir aislado yo? ¿Aislado de qué? ¿Porque no tengo contacto con algún funcionario? —Esta distancia que tiene de Cristina ha ido modificando su relación con los medios: no sé si en su tiempo hubiese ido a TN a una entrevista con Morales Solá.
—He ido en más de una oportunidad.
La última vez, fui a A dos voces.
—¿Y cómo lo trata la estructura de medios de comunicación del Gobierno, ahora? ¿Usted siente que lo maltratan o lo tratan como siempre? —Siempre me siento más o menos igual. Nunca fui simpático para los medios, pero es mi forma de ser. Pero he recibido ataques muy duros.
—¿Cuál le dolió más? —La muerte de este compañero de Rosario (Abel Beroiz, tesorero de Camioneros de Rosario, NDR). Y ahora falleció el hijo también. Imagínese, yo tengo muchos chicos, desgraciadamente perdí a Emiliano no hace mucho. Tengo un nene, Gerónimo, de 12 años.
Y cuando apareció en los medios que estaba en duda que yo podía? Una criatura ve eso y dice: “¿Mi papá puede haber matado a alguien?”. Si en ese momento yo encuentro a los periodistas que escriben esos disparates, les puedo pegar una trompada.
—¿Usted diría hoy “Clarín miente”? Usted fue el inventor de la frase.
—En el momento en el que yo la dije, Clarín mentía. Hoy por lo menos no dicen las cosas que se decían antes. Siento que por lo menos son más objetivos. Porque acá están los de izquierda y los de derecha que pegan. Parece que algunos medios estuvieran enojados conmigo.
—¿Cómo es usted como padre? —Me parece que soy un buen padre. Tengo muy buena relación con mis hijos, el más difícil es Pablo, pero andamos bien.
—Es el más parecido a usted, es arisco.
—Sí, es duro. También tengo muy buena relación con mis dos hijas, Eva y Paola. Y también está Huguito, que es abogado. Hablamos por teléfono permanentemente o si no nos juntamos a comer algún asadito.
—¿Y cómo es su relación con la religión, con Dios? Se casó tres veces.
—Yo soy formado en la Iglesia Evangélica. Mi vieja, Celina, que tiene 94 años, vive en una casita, que nos vendió a través del Banco Hipotecario Perón, en Mar del Plata. Ella nos formó en la Iglesia evangélica.
Tuve mi primer matrimonio, del que nacieron los cuatro primeros que fueron Pablo, Paola, Eva y Emiliano.
Después, con el otro matrimonio, vino Huguito y Facundo, y con el último matrimonio, vino Gerónimo.
—Su padre, su madre, ¿eran peronistas? —Sí, muy peronistas. Me acuerdo que cuando bombardearon la base naval de YPF de Mar del Plata, había un humo impresionante. A la mañana me desperté y estaba mi vieja llorando, lagrimeando. Y le digo: “¿Qué pasa, mamá?”, “Lo quieren echar a Perón”, dice.
Y dice mi vieja: “¿Quién va a defender a los pobres? Nos vamos a quedar sin la casita de la que teníamos tantas ganas”.
Siempre mi vieja laburó en una fábrica de pescado, toda la vida. Por supuesto que está jubilada, tiene la pensión de mi viejo. Y mi viejo también era muy peronista, muy pero muy peronista. Y en mi casa, todos, mi vieja, mis hermanos, yo, todos abrazamos el peronismo.
—¿Se puede comparar lo que significó Perón en la historia argentina con Néstor y Cristina Kirchner? —No, yo lo he dicho apenas falleció Néstor Kirchner. Yo dije que después de Perón y Evita, quien le ha dado más al trabajador fue Néstor Kirchner, pero no, la figura de Perón es imposible compararla. Porque a pesar de los años que han pasado y de algunos personajes que no lo han interpretado o lo han malinterpretado, el pueblo sigue creyendo en Perón y en Eva Perón. Perón define que la última etapa del peronismo es la comunidad organizada, en la que ninguno de los sectores que esté en el poder avance sobre otros sectores. Si el día de mañana tienen que estar los empresarios, porque estén en el poder no pueden avanzar sobre los trabajadores. Y si el día de mañana –si Dios quiere– le toca estar a algún trabajador, tampoco puede avanzar sobre el sector empresario.
—¿Cuando habla de trabajador, habla de alguien del mundo productivo, no de un trabajador intelectual o de un empleado? —Por trabajador uno reconoce a Cristina como trabajadora, por ejemplo.
—Pero ella llega desde la política. Usted dice del sindicalismo, como Lula.
—Claro, y ahora que está más delgado a lo mejor el saco me queda mejor. Antes me quedaba grande. No, es un chiste.
Que no se tome esto como que es una candidatura que estoy presentando.
—¿Se siente capacitado para ser presidente de la Nación? —Si yo le digo que sí, usted va a decir: Moyano se candidatea; y si yo le digo que no, va a decir: Moyano desaparece. Yo creo que muchos hombres del movimiento están en condiciones de asumir una responsabilidad de esa naturaleza.
—¿Cree que en este Gobierno hay sectores corruptos? —A mí no me consta que los haya. Pero hay algunas cosas que están siendo investigadas por la Justicia, como el caso Schoklender o esta denuncia que hay contra el vicepresidente.
Yo estuve reunido con los compañeros de Ciccone hace más o menos un año, porque tenían una serie de problemas porque habían ganado licitaciones y no les daban trabajo.
Me pidieron si podía darles una mano como para que la empresa no cierre, pero no se pudo hacer nada y después yo no tuve más noticias de ellos y ahora nos enteramos de esta última denuncia que hay. O sea, a mí no me consta, pero que hay algunos signos que, por lo menos, están siendo investigados, es real.
—¿Estableció algún tipo de relación con la gente de derechos humanos? —A Estela de Carlotto le dimos una esfinge de Evita por su tarea. Se le entregó en el salón Felipe Vallese de la CGT.
Fue un par de veces al salón.
—Durante la dictadura, ¿cómo la pasó? Antes militaba en lo que era la Juventud Sindical Peronista, que estaba enfrentada con lo que era la JP vinculada a Montoneros.
—Sí. Nosotros no teníamos mucha trascendencia. Pero sí, estaba esa diferencia. Yo estuve dos veces preso en la dictadura.
Cuando fueron a buscarme a la casa de mi viejo, hacía poco que me había mudado y mi viejo fue con mi cuñado rápidamente a avisarme porque estaba como a 10 o 12 cuadras de ahí y justo cuando estaban ellos ahí, cayeron los militares.
Y yo estaba guardado en el hotel de Pasteleros. No era muy conocido. Habíamos lanzado un paro. Creo que fue en el ’79. Estábamos tan ansiosos de saber cómo iba el paro, porque estaban los muchachos de Smata, creo que Di Caprio, un muchacho del gremio del Calzado y yo. Entonces, yo quería ver la basura en la calle; el muchacho de Smata quería ver las mangueras cruzadas en los surtidores. Entonces no aguantamos más y a las 12 y pico de la noche, salimos. Contentos.
“Mirá, todas las mangueras cruzadas, no venden nafta.” Yo veía la basura en la calle pero quería ver los camiones en fila.
Pasamos a ver y estaban los camiones en fila. Hicimos unas 8, diez cuadras más y cayeron todos con todo el armamento y nos llevaron presos a la Cuarta Unidad Regional, en Mar del Plata. Cuando entramos, la gente, los mismos policías de ahí, se asomaban por las ventanas; parecía que habían atrapado a Bin Laden. Todos, todos sorprendidos. Fue un momento duro. Y yo me acuerdo de una sola cosita. Me acuerdo de que estaba un mayor, creo que era un mayor, y nos dice: “¿Y ustedes?” “Estamos aquí sentados”, dije. “¿Esto qué es? Unos panfletos”.
“No, nosotros no tenemos nada que ver, nosotros no hemos tirado nada”. “No, no”, dice. “¿Y qué pasó con esos tres tiros que le tiraron a un colectivo en el porche?” Dice Di Caprio: “¿Tres tiros?” “Sí, tres tiros”. “Tiene que haber sido un drama pasional eso, nosotros no tenemos nada que ver”. ¡Una bronca tenía el tipo! Eso fue una vez que estuve. Y después en otra oportunidad también estuve detenido. Dos veces estuve detenido.
—En sus dos despachos, en el Sindicato de Camioneros y en el de la CGT, vi una imagen de José Ignacio Rucci. ¿Qué cree que pasó con él? —Nosotros apoyamos la denuncia que hicieron los hijos de Rucci, Claudia y Aníbal, y cuando se presentó, hicimos un acto en la CGT, en el que estuvo Coca, la esposa de Rucci.
—¿Qué mirada política tiene de La Cámpora? —Habría que preguntárselo a los jóvenes. Yo no tengo relación.
—¿Tuvo algún tipo de trato con Máximo Kirchner? —Sólo cuando falleció el padre, fue él quien me invitó.
—Ella lo llevó hasta el lugar.
Porque se había dicho que él no quería.
—Nosotros estábamos de frente. Cuando él me ve a mí, vino y la saludé a Cristina y, bueno, fue ese momento.
—José Pedraza está acusado de haber tenido responsabilidad en el asesinato de Mariano Ferreyra. ¿Usted está conforme con que la CGT no haya salido a respaldarlo? —Es un tema muy delicado que está en un proceso de investigación.
Yo creo que hay que dejar a la Justicia que actúe. Pero es un tema muy sensible, se trata nada más y nada menos que de la pérdida de una vida, de un joven. Mi formación no me permite entender que una persona pueda hacer algo para dañar la vida de otro ser humano.
—Creo haberle hecho las preguntas que interesaban a distintos sectores, algunas sobre sus cosas personales, sobre su vida y su familia, le agradezco muchísimo que haya estado en mi programa.
—Gracias a ustedes. Estaba un poco ausente de los medios.
Fue una decisión propia, no quiero convertirme en mediático.


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