Desde el Gobierno denunciaron intereses políticos detrás del conflicto. La huelga nacional registró picos de adhesión superiores al 95% y sumó apoyo en colegios privados.
Los gremios docentes cumplieron ayer con la primera huelga nacional contra la administración kirchnerista con un importante nivel de acatamiento que registró picos de adhesión de 95% en varias provincias. La falta de un acuerdo por el piso salarial nacional, el fuerte malestar que generaron las duras críticas de la presidenta Cristina Fernández contra los trabajadores del sector y el cierre intempestivo de la paritaria dispuesto por el Gobierno fortalecieron la adhesión a la huelga y profundizaron el quiebre de la alianza entre la Casa Rosada y los gremios docentes. La postal de la huelga de ayer pareció así el primer capítulo de un conflicto que, lejos de disiparse, amenaza con seguir escalando y restando días de clases.
El paro convocado en conjunto por los cinco gremios docentes con representación nacional afectó el dictado de clases en la mayoría de las provincias, incluida la ciudad de Buenos Aires, donde los maestros cumplieron con la medida en solidaridad por la falta de acuerdo salarial en distritos como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Los gremios relevaron un nivel de acatamiento que en promedio orilló el 80%, y registró picos de más del 95% en varias jurisdicciones. Además, la medida sumó la adhesión –aunque menor– en los establecimientos educativos privados enrolados en Sadop.
El Gobierno reaccionó con un discurso que buscó atribuir intereses políticos y no salariales a la medida de los docentes. “Los gremios saben que el cierre político y las negociaciones se acabaron hace unos días y se acabaron por una posición inflexible de los gremios”, afirmó el ministro de Educación, Alberto Sileoni, en referencia a la negativa de los docentes de aceptar la oferta oficial de un piso salarial de $ 2.800. A su vez, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, consideró que la gestión de la presidenta Cristina Fernández “no merecía” el paro nacional, al resaltar la “impecable defensa de la educación pública que realizó la actual administración, y calificó la medida de “por lo menos apresurada”.
Pese a las quejas de los funcionarios, desde Ctera, Stella Maldonado, defendió la convocatoria a la huelga nacional y definió como una “muy mala señal para la docencia argentina la unilateralidad de la decisión (de establecer un piso salarial) por fuera del ámbito paritario”, en alusión a la resolución de Sileoni que determinó el fin de las negociaciones.
En esa línea, el titular de UDA, Sergio Romero, acusó al ministro de Educación de “romper la buena fe de la paritaria nacional” y anticipó que hoy los cinco gremios nacionales mantendrán un encuentro para realizar un balance de la huelga y definir la continuidad del plan de lucha. Maldonado no descartó la posibilidad de un nuevo paro de actividades.
El paro nacional de ayer coincidió con la primera jornada de la huelga de 48 horas que culminarán hoy los docentes bonaerenses, y tuvo fuerte acatamiento en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, La Pampa y Entre Ríos, entre otras jurisdicciones, donde los maestros realizaron protestas y manifestaciones para exigir a las autoridades provinciales mejores condiciones salariales.
