Hombre de confianza del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, el ex intendente de Granadero Baigorria no tiene previsto anunciar grandes cambios de equipo en las segundas líneas de la Secretaría de Transporte, pero sí dar un giro radical en la gestión del área que desde ayer encabeza.
Al frente de la Secretaría de Transporte, Alejandro Ramos enfrenta una dura lista de desafíos que incluye desde la difícil tarea de normalizar el servicio de ferrocarriles hasta la implementación de un nuevo cuadro tarifario para el transporte público del área metropolitana de Buenos Aires. Tendrá a su cargo también la renovación del esquema de subsidios al transporte, así como la responsabilidad del problemático traspaso del servicio de subtes y el Premetro al ámbito de la Ciudad y defender el cuestionado déficit de Aerolíneas Argentinas.
- FERROCARRILES. Es el sector que requiere de un giro de timón de manera urgente, tras el accidente de la estación Once, que dejó 52 personas muertas y más de 700 heridas y que desencadenó la renuncia de su antecesor, Juan Pablo Schiavi. El desafío es grande y Ramos lo sabe. La normalización del servicio urbano de ferrocarriles no sólo implicará un fuerte desembolso por parte del fisco nacional sino también un conjunto de definiciones políticas, que podría incluir la quita de concesión a la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) de la ex línea Sarmiento, mientras –a la espera de los peritajes judiciales– se lleva adelante la intervención estatal de la firma.
La concesión a TBA es una encrucijada que, desde el accidente, tiene sin descanso a las autoridades nacionales. Sucede que la compañía forma parte también de la UGOFE (Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia) que opera las ex líneas San Martín, Belgrano Sur y Roca, conformada también por Ferrovías y Metrovías. Si el Gobierno nacional decidiera la quita de concesión del Sarmiento debería justificar la presencia de TBA en las líneas que opera la UGOFE, sin riesgo de que se repita lo sucedido en Once.
Distintos analistas consultados por este diario plantearon dificultades para sostener una participación en una operación y quitar el manejo de otra, pero no descartaron de plano esta posibilidad.
- TARIFAS.Otro de los temas que quedó suspendido por el accidente de Once fue la definición del nuevo cuadro tarifario que regirá en el transporte público de pasajeros del área metropolitana. Postergado en dos oportunidades por el ex secretario Schiavi, el anuncio espera ahora a su nuevo portavoz. Todo hace prever que la determinación no se tomará de manera inmediata, como estaba previsto.
La emisión de 7,5 millones de tarjetas SUBE y otros 2,5 millones por entregarse permitirán al Gobierno trazar un mapa del uso del transporte urbano de pasajeros y sólo después tomar definiciones en cuanto a aumento de tarifas.
El alto costo político de aplicar subas en un servicio tan fuertemente cuestionado incidieron en la postergación de los anuncios, que podrían realizarse para marzo próximo. Regirán de esta manera los redireccionamientos de subsidios que intenta llevar adelante la cartera que encabeza De Vido.
- SUBTES. Judicialización de por medio, Ramos deberá también encarar la difícil tarea de completar el traspaso del subte y el Premetro a manos de un jefe de Gobierno porteño que se resiste a aceptarlo.
- AEROLÍNEAS. Es el caballito de batalla del Gobierno nacional para defender su política de subsidios que permitieron levantar un servicio que había caído en picada durante su privatización, pero enfrenta también duros cuestionamientos el déficit de la compañía del que debe hacerse cargo el Estado.
