El Congreso es desde diciembre la nueva vidriera de La Cámpora. Están ahí miembros de la mesa chica de la agrupación: Eduardo de Pedro, Andrés Larroque, Mayra Mendoza, Anabel Sagasti y María Luz Alonso.
La participación de los muchachos de la agrupación juvenil de Máximo Kirchner no se basa en hablar en el recinto o confeccionar proyectos de ley, sino en consolidar su estructura y tejer poder. Los diputados camporistas no presentaron ningún proyecto de ley hasta hoy, aunque sí firmaron algunos de autoría de otros legisladores.
En la lista de iniciativas que figura en Diputados, cuentan con proyectos de resolución para rechazar o mostrar beneplácito por distintas situaciones. Por ejemplo, uno de ellos, fue para repudiar las declaraciones de Jorge Rafael Videla a la revista Cambio 16. Otro, para homenajear a las Madres de Plaza de Mayo por su labor en materia de derechos humanos.
La Cámpora desembarcó con todo: intentó destronar al prosecretario administrativo del Senado, Mario Daniele, pero los viejos caudillos de la Cámara no se lo permitieron. Fue una jugada pergeñada por Máximo Kirchner para colocar en su lugar a Sabino Vaca Narvaja. Fue comunicada por Eduardo de Pedro y motorizada por Amado Boudou. Finalmente, Cristina intercedió para calmar las aguas. Permitió que Daniele se quedara y que a La Cámpora le dieran otro cargo, la Pro secretaría de coordinación operativa, que quedó en manos de Santiago Révora. En Diputados consiguieron la Secretaría Parlamentaria.
Révora consiguió un premio consuelo: una buena estructura con contratos para que desembarquen más militantes juveniles. Los jóvenes diputados de La Cámpora tienen estrecha relación con Julián Domínguez y con Boudou. Desde allí intentarán fortalecerse en los próximos años.
