Cristina Kirchner presiona a Julio De Vido para que no falte el gas en los hogares. De Vido descarga esa presión en Antonio Pronsato, a quien cada 180 días designan interventor del Enargas. A pesar de esa precariedad, a Pronsato lo llaman "el César".
Pronsato decide a quién se le corta el suministro. El fin de semana pasado entró en apuros. Aun con dos feriados y poco frío, faltó gas. "el César" debió informar a De Vido que dejaría sin combustible las refinerías de YPF.
De Vido sintió el rigor de su propia política. La Presidenta también le comenzó a exigir, como interventor de YPF, que no falten la nafta y el gasoil.
La culpa la volvió a tener Repsol, que no fletó un barco con gas. Pero los barcos no llegan, porque Enarsa no consigue los dólares para pagar la importación. Enarsa también depende de De Vido.
Por suerte, Repsol mandará más gas desde Bolivia. La Argentina le pagará US$ 11 el millón de BTU. A los productores locales, como YPF, se les pagan apenas 1,60 dólares.
Una paradoja: desde hace 9 años, De Vido está al frente de un ministerio que se llama "de Planificación".
