El Gobierno busca acotar las alzas al 22% y que la UOM sea el caso testigo; paritarias más trabadas que en 2011.
Con la expectativa puesta en el cierre de la trabada negociación salarial de los metalúrgicos, y en varios casos ya con sus acuerdos anteriores vencidos, un grupo de gremios intenta avanzar por estos días en definir cómo serán las mejoras en los ingresos de este año.
Los reclamos planteados van del 24 al 35%, aunque varias fuentes consultadas por LA NACION coincidieron en que la pauta que viene informalmente marcada desde el Gobierno es que la suba no supere el 22%, por lo menos, en todos los ajustes que se concreten dentro de este año (en algunos casos, la aplicación de las subas por escalas lleva a completar el aumento durante el año siguiente) y al menos en lo que se comunica (esto es porque, en algunos casos hay componentes del acuerdo que se agregan a las subas porcentuales y terminan por acrecentar el efecto).
Sin un gremio que haya marcado un porcentaje de referencia en forma temprana -algo que sí ocurrió en años anteriores por impulso oficial-, el ritmo del proceso de negociaciones es este año más lento. En tiempos de buena relación con el kirchnerismo, supo ser el camionero Hugo Moyano quien marcaba la cancha, aun anticipando varios meses la negociación, ya que la vigencia de ese convenio llega a junio de cada año.
"Ese lugar que tenía Moyano hoy por hoy lo ocupa la UOM", afirmó el asesor de empresas Glauco Marqués, del estudio AMyZ Abogados, en consonancia con dirigentes de distintos gremios o de asociaciones de empleadores, que admiten estar a la expectativa de esa paritaria.
Lo cierto es que la negociación en el gremio metalúrgico -con su acuerdo anterior vencido el 31 de marzo- sigue empantanada. En el encuentro del viernes pasado, las cámaras empresariales rechazaron una propuesta del Ministerio de Trabajo.
En el pedido hecho por la UOM, el efecto final es superior al de la suba porcentual que se plantea, y que sería del 22% en dos etapas. El eje de la controversia está en que a eso se agregaría la incorporación de una suma fija de $ 300, que se abonó en enero, febrero y en marzo, según lo que se había acordado en 2011. La posición empresaria es que, como esa incorporación no estaba prevista -la asignación fue acordada como temporal-, la consecuencia es un incremento que llegaría al 33%, con un básico en la categoría menor que iría de 3022 a 4019 pesos.
Otro gremio con varias reuniones y aún sin acuerdo es el de los bancarios, que piden un 24% de aumento. Una discusión es si ese porcentaje se aplica sólo para la categoría inferior (la remuneración conformada inicial es hoy de $ 5800), o si se extiende a toda la escala. Ante la falta de entendimiento, para el próximo jueves está prevista una movilización que afectaría la atención en la City porteña.
El convenio más abarcativo en cuanto a cantidad de trabajadores, el de comercio, está vencido desde el último día del mes pasado, pero las conversaciones todavía no se iniciaron, por lo menos en lo formal. Pese a eso, en el sector empleador ya conocen el tono del reclamo: el sindicato de Armando Cavalieri va por el 27 por ciento.
Según recordó el presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Carlos de la Vega, ahora termina de convertirse en remunerativa la totalidad de las mejoras dadas en pactos previos, lo que de por sí implica un alza del costo empresario.
El sector volvería a plantear la firma de mejoras para los ingresos en esos términos (con montos que por un plazo definido no tengan aportes jubilatorios).
"Es un tema práctico, porque es un instrumento que ayuda a contener el proceso de inflación", evitando que todo el efecto de las alzas vaya a precios y ayudando a que se mantenga el poder adquisitivo, según evaluó el abogado Pedro Etcheberry, asesor de la CAC.
Aun cuando había dejado saber que los desalentaría -sobre todo tras el fallo de la Corte Suprema que los cuestionó-, el Ministerio de Trabajo avaló en acuerdos de este año -como el caso de los trabajadores de prensa- montos no remunerativos, para los que se dispone la fecha de incorporación a los básicos.
También con su escala salarial actual vencida, el sindicato de la industria de la alimentación se acercó a la parte empresaria para pedir un alza de alrededor del 35 por ciento. La contraoferta fue del 19,6% en tres etapas: la última, en abril de 2013.
Desaceleración fabril
Como ocurre en otros casos, en este gremio el pedido se da a partir de la pretensión de que el básico inicial de la categoría inferior llegue a un determinado monto (que en alimentación sería de $ 5000) y que el porcentaje necesario para alcanzar esa cifra se replique después en toda la escala salarial. La Asociación Bancaria, por caso, también hizo su planteo en esos términos.
El vicepresidente de la Unión Industrial, Daniel Funes de Rioja, que preside la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), sostuvo que una de las dificultades para las negociaciones de este año está dada por la desaceleración que presenta el crecimiento de la actividad fabril. También hizo hincapié en los mayores problemas que tendrían las pymes.
En la construcción, que el año pasado cerró su paritaria por estos mismos días, por ahora no se iniciaron las conversaciones, según señalaron desde ambas partes. El sindicato tiene previsto hacer su reclamo por alrededor de un 25%, un porcentaje que, según algunos sondeos, coincide con las expectativas de inflación real para este año.
LA INDUSTRIA DEL VESTIDO CERRÓ EL TRATO
La Federación Obrera de la Industria del Vestido y Afines firmó un incremento salarial del 22 por ciento por completarse en tres etapas: un 7 por ciento con los ingresos de abril; un 8 por ciento desde agosto y otro 7 por ciento desde diciembre. Cada porcentaje se calculará sobre los salarios de marzo de este año, por lo que el aumento no es acumulativo. El pacto tiene vigencia hasta el 31 de marzo de 2013 y también contempla el pago de un monto no remunerativo el día 20 de diciembre, por 500 pesos.
