Lejos de un acuerdo salarial, los metalúrgicos de Caló no descartan retomar las medidas de fuerza.
Empantanada y sin acuerdo, la negociación por subas salariales a los metalúrgicos se convirtió en un frente de tormenta inesperado para el Gobierno. La Casa Rosada se equivocó si pensaba exhibir a la paritaria de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) como el aumento de referencia para el resto de los sindicatos.
Después de 75 días de conversaciones, los gremialistas y los empresarios, con la mediación de funcionarios del Ministerio de Trabajo, no lograron ponerse de acuerdo. Tampoco hubo ayer un acercamiento durante la reunión en la sede laboral de la avenida Leandro N. Alem al 600.
El jueves hubo un paro nacional con alto acatamiento por parte de los metalúrgicos que lidera Antonio Caló, el favorito del kirchnerismo para desbancar de la CGT a Hugo Moyano.
La huelga obligó al Gobierno a dictar por segunda vez la conciliación obligatoria para desactivar los reclamos gremiales previstos para la semana que va a comenzar.
La UOM reclama un 25% de aumento desglosado en dos cuotas y la continuidad del pago de 300 pesos no remunerativos que se abonaron durante enero, febrero y marzo. La premisa es llevar el salario básico por encima de los 4000 pesos.
Los empresarios, en tanto, ofrecieron ayer un alza del 20% en dos cuotas, pero rechazaron el plus de los 300 pesos. Según las cámaras empresariales, el pago extra llevaría el aumento a un 33 por ciento. Unos 260.000 trabajadores serían beneficiados con los aumentos.
"Queremos un salario digno. Acataremos la conciliación durante la semana que viene, pero si no se logra un acuerdo, volveremos a las medidas de fuerza en las fábricas", dijo un dirigente metalúrgico que participó de la negociación en el Ministerio de Trabajo.
Tras un plenario en San Nicolás, las 52 seccionales de la UOM habían resuelto para esta semana paros de una hora por cada hora trabajada. La medida quedó en suspenso por la conciliación obligatoria. "Si no se resuelve el viernes, vamos a volver a parar", desafió un metalúrgico.
Caló supervisó a la distancia la negociación de ayer. Las charlas comenzaron por la mañana y se llamó a un cuarto intermedio para la tarde. Pero el nudo no se desató y las diferencias continúan. Es más, hasta hubo un tenso intercambio de palabras entre un empresario y el dirigente gremial Francisco "Barba" Gutiérrez, que además es el intendente de Quilmes por el Frente para la Victoria. Por el lado de los gremialistas, participaron de la negociación los dirigentes Naldo Brunelli, Abel Furlán y Enrique Salinas.
