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12/05/2012 Diario Perfil

Después de la guerra de fotos, el frente antimoyanista quedó partido

Tras una demostración de fuerza, los Gordos se enojaron con su candidato, Antonio Caló, que se mostró con los ex moyanistas. Fisuras.

Más allá de la guerra de fotos, la disputa por el control de la Confederación General del Trabajo (CGT) podría terminar en la Justicia; esa idea comenzó a rodar como único punto en común entre los diferentes en pugna. Una punta la tiró el titular de Smata, Ricardo Pignanelli, quien aseguró hoy que el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, “no cumplió con el estatuto” que rige en la central sindical, y destacó que “ya está hecha” la impugnación al llamado a elecciones hecha por el consejo directivo.
Sin embargo, en el entorno del secretario general aseguraron que “el congreso está en pie y el recambio está en pie, al igual que la candidatura de Moyano”. Otro de sus allegados afirmó que la judicialización podría ser “una de las cartas de un sector minoritario; no descartamos que pase eso. Quieren acudir a la Justicia porque saben que pierden”.
El cuestionamiento legal al que se refiere Pignanelli apunta a la falta de quórum que se habría registrado en la reunión del consejo directivo de la CGT realizada en abril, ocasión en la que se convocó al Comité Central Confederal de la CGT para el 23 de este mes y al congreso para el 12 de julio. Hacia esa misma teoría apuntaría el titular de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y referente del sector de “independientes” de la CGT, Andrés Rodríguez.
Un dato extraño entre tanta puja sindical. Referentes de los Gordos –representantes de los gremios más fuertes–, algunos de los autodenominados “independientes”, integrantes de la línea Celeste y Blanca liderada por el gastronómico Luis Barrionuevo y hasta aliados a Moyano coinciden en que una solución es actuar por separado, e incluso creen que “lo mejor para todos” es que el congreso para el recambio de autoridades no salga adelante.
Entre los argumentos más repetidos figuran una “coyuntura política particular”, “un crecimiento económico que rondará el 2 y el 3 por ciento”, y “la postura del Gobierno frente a las paritarias”. Un aliado a Moyano intentó explicar qué les gustaría a los gremios más chicos, y habló de coincidencias con los Gordos: “Todos queremos la unidad, ¿pero bajo qué contexto y con qué programa? Si vamos a dejar a los trabajadores bajo una economía de sintonía fina y la presión de los funcionarios de La Cámpora, creo que estamos complicados y que lo mejor es que cada uno atienda su juego”.
Pareciera que no todos están conformes con el “ablandado” de Antonio Caló (Unión Obrera Metalúrgica), a quien acusan de tener “una agenda en lo político y no en lo gremial”. Tampoco están de acuerdo con que Moyano “acuse al Gobierno de ser como el menemismo”.
Pignanelli dice que “Moyano no cumplió con lo que se tiene que cumplir, que es el estatuto, pero la impugnación ya está hecha y ahora se tendrá que encargar de justificar si estamos equivocados o no”. Allí, según explican quienes preparan una estrategia judicial para frenar a Moyano, se encuentra la clave de una próxima negociación y posible “división del poder sindical en un contexto de sintonía fina donde el problema de fondo estará en las paritarias y la coyuntura económica”.
La próxima foto que prepara Caló será durante un nuevo encuentro en la sede de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) pactada para el martes. Pero algunos pusieron reparos y es posible que no hagan poses para ser fotografiados y entrar en el marco.
En las últimas horas trascendió que los Gordos y barrionuevistas se reunirían un día antes para decidir si concurren o no a la reunión. Caló había logrado el apoyo de los Gordos, los barrionuevistas y los independientes para enfrentar el “manejo unipersonal que Moyano le dio a la CGT”. Pero algunos ya plantean dejar solo al metalúrgico.

CFK habló y salen en defensa del camionero
Diferentes líderes gremiales hicieron cola ayer para criticar el discurso del jueves de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El primero en la fila fue el joven diputado Facundo Moyano, que salió en defensa de su padre, Hugo.
La mandataria, en un discurso en la Casa Rosada, cuestionó a “los dirigentes sindicales” porque, consideró, “cuando se pudre todo los dirigentes se van y los trabajadores se quedan sin trabajo, y los dirigentes siguen viviendo bien y en casas que no son pobres”.
“En los noventa Moyano también fue corporativo, sectario y poco solidario. Los maestros, aeronáuticos, camioneros, petroleros, metalúrgicos y trabajadores del subte no son sectarios ni quieren hacerles mal a los argentinos”, disparó Facundo desde su cuenta de la red social Twitter. El dirigente textil y secretario de Políticas de Empleo de la CGT, Jorge Lobais, apeló a la ironía cuando dijo que “si uno hace un análisis general, es un momento difícil para nuestra señora Presidenta, en el cual la situación del mundo no es fácil, y creemos que por ahí anda un poco nerviosa y hace esas acotaciones”.
Otro de los que estaban en la fila era el secretario de Derechos Humanos de la CGT, Julio Piumato, a quien le dio un ataque de “rabia por la falta de justicia social y por la situación que viven muchos trabajadores que están precarizados, incluso en el Estado”. Quien llegó caliente fue el jefe del gremio de los peones rurales (Uatre), Gerónimo “Momo” Venegas: “Vengo calentito desde hace años, porque es a mí a quien este Gobierno viene persiguiendo más”.

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