La Cámpora se infiltró en el conflicto por los subtesEl gremio de los metrodelegados mantiene un vínculo con la agrupación K. Participaron en el acto de Cristina en Vélez y, a cambio, obtuvieron apoyo logístico para sus protestas.
La disputa entre la Ciudad y Nación por el traspaso del subte sumó un nuevo actor: La Cámpora dio su apoyo a los metrodelegados, el gremio más combativo, en el conflicto abierto por la negociación paritaria del sector.
Según varios referentes de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP), como se denomina formalmente al sindicato, sus líderes tienen contacto directo con Andrés “el Cuervo” Larroque, uno de los jefes de la agrupación que encabeza Máximo Kirchner. “Tenemos mejor llegada con él que con (Juan) Cabandié”, explica uno de los referentes, en relación al legislador porteño, otro de los líderes de la pata juvenil de kirchnerismo.
El apoyo no es sólo moral. Antes de decidir el paro por 36 horas que jaqueó al transporte porteño desde el miércoles, la idea de los metrodelegados era hacer un “levantamiento total de molinetes”. Es decir: permitir el ingreso gratuito de pasajeros en todas las estaciones, una acción que requiere una gran cantidad de gente, y que al sindicato le resultaría muy difícil realizar por su cuenta. Por eso, La Cámpora se había ofrecido a prestar a sus militantes para llevarla a cabo.
El recrudecimiento de las medidas de fuerza durante la última semana abrió una discusión entre la agrupación y los delegados del subte, aunque aseguran que el vínculo se mantiene intacto. “Larroque no quería que paremos, porque sabe que se genera mal humor en la gente y eso afecta por igual a los dos gobiernos”, relata uno de los sindicalistas que tiene una relación fluida con el líder de la agrupación. “En esta situación, en la que la empresa se niega a dar aumentos y hasta amenaza con no pagar los sueldos, era imposible contener al reclamo de las bases”, explica.
En sus orígenes AGTSyP estaba vinculada a los partidos de izquierda, pero desde el conflicto con el campo en 2008 encontraron una afinidad cada vez mayor con el Gobierno nacional. La relación pasó por una meseta luego de las críticas de la Presidenta a los trabajadores que protestaban porque cargar las tarjetas SUBE les producía tendinitis, en septiembre del año pasado. Sin embargo, el nuevo conflicto los encontró con un adversario común: Mauricio Macri. Desde todos los sectores involucrados en el conflicto, le exigen al líder del PRO que “se haga cargo del subte”.
Y aseguran que las negociaciones seguirán empantanadas hasta que no participen los funcionarios porteños.El primer contacto formal con La Cámpora fue en enero, cuando se reunieron Roberto Pianelli, Cesar Palacios, Virginia Bouvet, y otros metrodelegados, con Cabandié, Larroque y Dante Gullo (legislador y suerte de padre espiritual del grupo). Es decir: participó la mayor parte de la cúpula camporista porteña. Meses después, los dirigentes gremiales fueron invitados al acto de Cristina Fernández en Vélez, organizado en gran parte por la agrupación de Máximo. Fue el 27 de abril, cuando el conflicto sindical en el subte comenzaba a calentarse.
La buena sintonía con la agrupación rindió frutos no sólo en la negociación con Metrovías, la empresa que explota el servicio, sino también en el enfrentamiento con la UTA, el sindicato oficial. Usualmente, el Ministerio de Trabajo convoca a las reuniones por las paritarias solamente a la UTA, que es la que tiene la personería gremial, y por lo tanto puede firmar la conciliación obligatoria. Pero este año, los metrodelegados ya fueron citados cuatro veces y hasta pudieron tomar un café a solas con el ministro Carlos Tomada.
Para algunos de sus referentes se trata de una victoria simbólica: “A ellos los reciben la sede de Callao y nosotros vamos a Alem”, relatan con orgullo.
