Rechazan la llegada de las privadas Metrovías y Ferrovías.
El secretario de Transporte, Alejandro Ramos, dijo que la convocatoria a las empresas de los grupos Roggio y Romero fue una “emergencia”. Y aclaró: “No cualquiera opera un tren”.
Los gremios ferroviarios celebraron desde el mismo jueves la rescisión del contrato de concesión de las líneas Mitre y Sarmiento a favor de TBA, dispuesta por decreto ante los “graves incumplimientos” de la concesionaria.
Con distintos matices, la conducción de la Unión Ferroviaria (UF) y la oposición de izquierda que conduce Rubén “Pollo” Sobrero saludaron la decisión oficial, aunque reclamaron que el Estado se haga cargo de la operación de los ramales y advirtieron su desacuerdo con la alternativa de que las líneas continúen bajo la órbita privada de la mano de la nueva unidad de gestión operativa de Metrovías y Ferrovías.
La respuesta gremial al decreto que anunció el jueves el ministro de Planificación, Julio De Vido, fue unánime. El secretario de Relaciones Institucionales de la UF, Mario Rodríguez, advirtió que “Metrovías tiene multas pendientes por incumplimientos que superan los $750.000”, al comparar su situación con la de TBA, que adeudaba multas por más de 2 millones. El argumento oficial para el quite de concesión, que fueron esas contravenciones y no el choque de Once que le costó la vida a 51 pasajeros, se aplicaría así también a la concesionaria de los Roggio, que quedó a cargo temporariamente de la operación junto con Ferrovías.
“La Presidenta puede contar con los trabajadores para que el Estado se haga cargo de los ferrocarriles como nunca debió dejar de hacerlo”, dijo Rodríguez, en una entrevista con el canal de cable América 24.
Sobrero, que encabeza la oposición a la conducción del mismo sindicato, coincidió en que “los trabajadores están muy contentos con la salida de los Cirigliano”, aunque se mostró más crítico respecto de la solución transitoria que eligió el Gobierno. En diálogo con BAE, el dirigente abogó por una gestión que esté “ciento por ciento a cargo del Estado, con la supervisión de los trabajadores y de los usuarios”.
Sobrero apuntó contra Metrovías no sólo por su gestión en el Ferrocarril Urquiza, dentro de la red ferroviaria que une al conurbano con la Ciudad, sino también por su papel como encargada de los subtes porteños. “La ANSES acaba de denunciar sus negociados paralelos a la concesión del subte, así que no se entiende por qué los premian con dos líneas tan importantes como el Mitre y el Sarmiento”, dijo. Son los negocios vinculados a la publicidad y los alquileres de locales en la red de subtes, que publicó en exclusiva este diario hace un mes.
Aunque decidió no volver a hablar del tema luego de unas pocas entrevistas que concedió el mismo día de los anuncios, el secretario de Transporte, Alejandro Ramos, argumentó que “no cualquiera opera un tren”, y que la convocatoria a Metrovías y Ferrovías fue sólo “para cubrir una emergencia”.
El traspaso del Mitre y el Sarmiento se dio en medio de los tironeos entre la Nación y la Ciudad por quién se hace cargo del subte, pulseada de la que Metrovías salió muy golpeada política y financieramente.
La Fraternidad, el gremio que reúne a los maquinistas, no se expidió aún sobre el quite de concesión.
Su foco está puesto en defender al motorman Marcos Córdoba, a quien TBA acusa de haberse quedado dormido aquella mañana del 22 de febrero y de haber provocado el choque. La Justicia continuará con las indagatorias hasta el 11 de junio, cuando declararán Claudio y Mario Cirigliano, y luego tiene quince días más para decidir a quiénes procesará.
